viernes, 2 de julio de 2010

HOY EN EL CALENDARIO CUBANO, 3 DE JULIO

Publicado para hoy 3 de julio


En el Morro de Santiago de Cuba


• Santos católicos que celebran su día el 3 de julio:

- En el Almanaque Cubano de 1921:

Santos Irineo, mártir, Heliodoro y Andrés del Monte Poliano, confesores

- En el Almanaque Campesino de 1946:

Santos León II, papa, Heliodoro y Andrés del Monte Policiano, confesores



• Natalicios cubanos:

Bermúdez Pérez, Anacleto: -Nació el 3 de julio de 1806 y falleció en La Habana el 1 de septiembre de 1852. Estudió bachillerato en el Seminario de San Carlos, siendo uno de los discípulos del Padre Varela. Se graduó de Leyes en España y retornó a Cuba para ejercer la profesión, en la cual conquistó lauros inmarcesibles por su sentido de la justicia y la incorruptibilidad de su toga. Según él mismo afirmaba, jamás defendió una causa que no fuera objetivamente justa y honesta y así lo proclamaron todos sus contemporáneos. Como profesional escribió “Lecciones de Derecho Mercantil” y se convirtió en profesor “honorario” de economía política que enseñaba a sus amigos. Poeta, en sus mocedades publicó, dispersas en varias revistas y periódicos, algunas composiciones como “La Rosa de la playa”, “La ausencia”, “Paseos por la rivera”, “A Mirtila” y “A la brisa”.



Carbonell Rivero, José Manuel: -Nació en Alquízar el 3 de julio de 1880, siendo llevado desde muy niño a Estados Unidos, por sus padres. Tampa fue su cuna y su primer ambiente; allí nació el periodista y se perfiló el escritor. En aquella Tampa fecunda y gloriosa de conspiradores y revolucionarios, descubrió su vena heroica. Y a la guerra sagrada rindió tributo. Abogado, orador, diplomático, presidente de la Academia de Artes y Letras, miembro de corporaciones varias.



El 3 de julio en la Historia de Cuba

• 1898 -

- Batalla Naval en Santiago de Cuba.

Emeterio S. Santovenia en “Un Día Como Hoy” de la Editorial Trópico, 1946, páginas 375-376 nos describe los acontecimientos del 3 de Julio de 1898 en la Historia de Cuba:

“La suerte de España, en los comienzos del quinto de los siglos contados desde el inmortal acontecimiento dirigido por Cristóbal Colón, fue adversa para la vieja monarquía de Carlos V y Felipe II. Sus desaciertos e injusticias a través de cuatro centurias le costaron demasiado caros. No quiso prever su desgracia, ni se detuvo ante las enseñanzas de la Historia. Sus hombres confiaron demasiado en la protección del Cielo contra la fuerza irresistible de los enemigos terrenales.

“El general Ramón Blanco, la suprema autoridad de la Isla en los días de la guerra con los Estados Unidos de América, no pudo escapar a la acción de una excesiva confianza en la buena fortuna. Así, encontrándose la escuadra española de Pascual Cervera en Santiago de Cuba y siendo evidente el desastre de la misma en lucha con la norteamericana, el Capitán General se manifestó al principio inclinado y por último resuelto a que se realizase lo que irremisiblemente había de ser funesto para su bandera. Luego de referirse a uno de los telegramas de Blanco a Cervera, dijo Enrique Piñeyro:

“"No incluía este despacho aun la orden terminante de salir, pero cuando supo Blanco el estado en que la defensa de la ciudad quedaba después de los combates del 1 de julio; que Linares, seriamente herido en San Juan, trasmitía el mando al general Toral; que el general Vara del Rey, acribillado a balazos, había caído junto con la mayor parte de los defensores del Caney; que la guarnición de Santiago, extenuada por las privaciones, exhausta ya de fuerzas, renunciaba a toda esperanza, y que en tanto no llegaba la columna salida de Manzanillo con caballería y artillería al mando de Escario, detenida en su marcha penosa por los malos caminos y por la incesante hostilidad de los insurrectos, no titubeó más... "

“La resolución de Blanco fue terminante. En urgentísimo telegrama ordenó a Cervera, en vista de los progresos del enemigo, que embarcase sus tripulaciones y, aprovechando la oportunidad más inmediata, saliese con todos sus barcos, con libertad de seguir la derrota que considerase oportuna. El mandato, repetido después en forma más imperativa, encaminaba la escuadra española de Santiago de Cuba no a un combate naval de dudosas consecuencias, sino a un desastre. Cervera estaba penetrado de tan abrumadora realidad, y se limitó a responder al Capitán General:

“"Mando encender para salir en cuanto se reembarque mi fuerza."

“El 3 de julio de 1898, a las nueve y minutos de la mañana, la escuadra española salió de Santiago de Cuba. A las dos de la tarde, en los momentos en que el Cristóbal Colón se arrojó a toda máquina sobre la costa; quedaba la armada de Cervera convertida en una ruina. La batalla naval de Santiago de Cuba costó a España, como pérdidas inmediatas, además de sus barcos, trescientos cincuenta muertos, ciento sesenta heridos graves y mil setecientos prisioneros. Los quebrantos de la escuadra norteamericana se redujeron a un muerto y diez heridos. Cuando todo eso ocurrió apenas pudo haber duda de que se estaba en las postrimerías de la dominación de España en América.”



- Desembarcó del “Fanita” y “Florida” en la playa de Palo Alto, Camagüey, al mando del general Emilio Núñez secundado por los comandantes Carlos Tristá y Pedro Torres con numerosos voluntarios y cuantioso parque. El “Florida”, que acompañaba al “Fanita” traía instrucciones y correspondencia de la Delegación Revolucionaria para distintos comandos y también para el general en jefe del ejército americano.



• 1873 -

- Debido a la muerte del Mayor Ignacio Agramonte el 11 de mayo, el 3 de julio asumió el mando de las tropas de Camagüey el general Máximo Gómez por disposición del Presidente Carlos Manuel de Céspedes. Sus dos primeras hazañas como jefe superior fueron los ataques a Santa Cruz del Sur y Nuevitas.

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