Por Frank Correa
Jaimanitas, La Habana,(PD). El panorama veraniego visto el domingo pasado en la costa de Jaimanitas dejó al desnudo la discriminación que sufre el pueblo de Cuba para disfrutar sus playas.
Aunque el deterioro de los balnearios es evidente por la poca atención de las autoridades, que han permitido que lo que antes fueron playas ahora sean arrecifes, en la localidad de Jaimanitas perduran dos tramos con algunas condiciones para los bañistas. Uno es La Conchita, con acceso libre a través de un trillo que lo enlaza con la calle Tercera. La otra poceta con arena es conocida popularmente por los jaimaniteros como La Piscinita. Pero ésta ha quedado encerrada dentro de los predios del Círculo Social Obrero Aracelio Iglesia, prohibida al público y destinada al disfrute sólo para los asociados del Ministerio de la Pesca.
Producto del intenso calor desatado en este verano, los habitantes de los pueblos La Lisa, Marianao, Punta Brava, Siboney, Romerillo y la propia Jaimanitas, se trasladan hasta la orilla del mar buscando refrescar, y no les queda otro remedio que acomodarse de manera apretada en el pequeño espacio de arena que aún conserva La Conchita.
El pasado domingo hizo más calor que nunca. El agua hervía bajo el sol de las tres y dos centenares de personas, entre ellas un gran número de niños, casi de pie o sentados dentro del agua, intentaban en vano apaciguar las altas temperaturas dentro del churre y el sargazo acumulado por el hacinamiento en la orilla de La Conchita, mientras que otro centenar esperaban afuera a que alguien saliera del agua para ocupar su puesto.
En cambio, a unos metros, La Piscinita, con su agua limpia y su arena blanca colmada de sombrillas de guano, permanecía desierta. Una cerca limita todo el perímetro del Círculo Social Obrero Los Marinos. Un nutrido grupo de custodios preservan el lugar de posibles intrusos.
beilycorrea@yahoo.es
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