sábado, 11 de septiembre de 2010

Desde Barcelona


(Martí Noticias, Joan Antoni Guerrero Vall) - En las últimas semanas, Fidel Castro intenta recuperar un espacio trascendente en la política internacional con el anuncio de una posible guerra nuclear.

En su opininón, la conflagración sería responsabilidad del presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, a quien ha emplazado a frenarla. Cuando la lógica de la Guerra Fría había desaparecido, Castro resurge para poner sal a las líneas de fractura del mundo actual aliándose con el fundamentalismo islámico en su cruzada contra el capitalismo.

El ruido de los tambores de guerra sigue aumentando, pero las amenazas proceden de Corea del Norte, cuyos mandatarios ya han advertido en los últimos días de que un virtual ataque de los Estados Unidos y Corea del Sur contra sus intereses sería suficiente para desatar una "guerra santa".

El historiador catalán Ángel Duarte, coautor con Enrique Ucelay Da Cal y Francisco Veiga, del libro La paz simulada. Una historia de la guerra fría (Alianza Editorial), comenta que "la única explicación racional" que pueda darse a las profecías de Castro es que el dictador "está recuperando el hilo conductor de la historia en el punto en el que él la dejó en el 2006", antes de caer enfermo, en un momento en el que "las lógicas de la Guerra Fría y la confrontación Este-Oeste habían terminado".

Hace tiempo que esa lógica de Guerra Fría ha finalizado "pero él intenta preservar la voz y la relevancia de la Cuba castrista, su singularidad en el escenario internacional, retomando otro hilo que también había sido clave en los años 1960 y 1970 en lo que se refiere a la confrontación geopolítica, que era el Movimiento de Países No Alineados (NOAL)".

Se da la circunstancia de que fue precisamente en La Habana, en septiembre del 2006, cuando se celebró la penúltima conferencia de esta organización. En julio del 2009 tuvo lugar la última cumbre del movimiento en Egipto y está previsto un nuevo encuentro el 2012 en Irán. Castro fue hasta el 2008 secretario general de la organización y en la actualidad ese cargo lo ocupa su hermano Raúl. A partir de este lunes, la troika de los No Alineados, Cuba, Egipto e Irán mantendrán una reunión en El Cairo, según ha anunciado la prensa castrista.

Castro intenta recuperar la confrontación y para ello también es preciso que sus aliados en América Latina estén obligados "a poner la atención en las líneas de fractura, en las geografías de conflicto que pueda haber en el mundo actual".

Para ello, el dictador cubano "usa un tono apocalíptico, aunque en cierta manera, su discurso siempre ha tenido este componente". Fidel, según el historiador Ángel Duarte, "puede asumir lo que haga el Irán de Mahmud Ahmadineyad porque en el fundamentalismo islámico observa una especie de línea de resistencia, de nueva trinchera surgida frente a la expansión de lo que él llama imperialismo de Occidente o del capitalismo, toda esta retórica que ha utilizado durante medio siglo para consolidarse en el poder".

A pesar de que para algunas generaciones el anuncio de una guerra nuclear pueda parecer estrambótico, Duarte recuerda que en los años 1960 y 1970, así como en algunos movimientos de los primeros años 1980, "el miedo a un apocalipsis nuclear y a la destrucción de la humanidad como consecuencia de una confrontación nuclear en aquellos momentos entre la URSS y los Estados Unidos era un miedo real".

Y, en este sentido, añade el historiador, "en algunos países ese miedo era más real que en otros; en algunos lugares ese miedo formaba parte de la cotidianidad para mucha gente, y eran los años en que Fidel Castro estaba en su plenitud".

El dictador cubano, advierte Duarte, "emplea un material que quizás para una parte de la sociedad occidental, más joven o alejada de esos parámetros, resulte extraño, pero que no lo es tanto para los herederos de determinados movimientos pacifistas o de extrema izquierda que en los años 1960 o 1970, tenían presente este tipo de argumentos".

Para Castro y sus aliados, como Hugo Chávez, o sectores que enlazan -en cuanto al punto de vista de análisis de la situación internacional- con lo que habían sido algunos de los esquemas interpretativos de los años 1970, "efectivamente es lo mismo; para ellos, se vuelve a repetir una situación verosímil porque hay un riesgo plausible, y en la medida en que sigue habiendo un expansionismo norteamericano e Israel, todo ayuda a que los discursos permanezcan, aunque con una nueva vestimenta ideológica".

En opinión del historiador catalán, "la filosofía política de Ahmadineyad es, aparentemente, muy diferente a la de Fidel Castro, pero diríamos que el antioccidentalismo, el antiliberalismo, el antinorteamericanismo y la hostilidad contra Israel les facilita un poso común".

La estrategia del dictador con su discurso apocalíptico puede tener como objetivo, hacia el exterior, "el intento de reforzar el papel de Cuba en relación al Movimiento de Países No Alineados o, en todo caso, al sector más extremista de este movimiento, que también es algo más complejo".

Hacia el interior de la Isla, el discurso de Fidel "puede ser una variante, una nueva expresión de la lógica antiimperialista" que pretende "vender a sus compatriotas la idea de que efectivamente la Revolución sigue teniendo sentido ya que en el mundo sigue habiendo, más allá de pobreza, riqueza, socialismo o capitalismo, un Imperio que está intentando agredir a las naciones que legítimamente intentan articular su propio programa de crecimiento y modelo de desarrollo".

Es por ello que el Comandante en Jefe persigue dar una vuelta de tuerca más al papel simbólico que la Isla tiene en este ámbito ideológico. Fidel, según Duarte, quiere que cuaje en la Isla la idea de que "Cuba es una vez más la Numancia, el núcelo de resistencia -más necesario que nunca- porque los Estados Unidos siguen mostrando su vocación de agredir e impedir que las naciones tengan su propio proceso histórico".

No hay comentarios:

Publicar un comentario