miércoles, 15 de septiembre de 2010

Desde Madrid


Grace Piney.


(Martí Noticias, Grace Piney, 15/09/10) - En las próximas semanas volverá a ser prioridad informativa la Posición Común de la Unión Europea con respecto a Cuba.

Como suele ocurrir con los asuntos de las relaciones internacionales con Cuba se pone en marcha una maquinaria que tiende a explotar la imagen victimista de la Revolución Cubana: sola, aislada y atacada por el imperio norteamericano y, ahora, por las potencias europeas ¡como si la Guerra Fría no hubiera terminado!

Para esto, tanto el Gobierno cubano como sus demasiados, desgraciadamente, y persistentes colaboradores en el terreno internacional obvian información y tergiversan otra. ¿Los perjudicados?: los cubanos. Especialmente aquellos que viven en la Isla, a quienes sí mantiene su Gobierno en un bloqueo interno sin resquicios y sin acceso a la información que les permitiría formarse juicios propios en base a propios análisis y contrastarlos con el de expertos autorizados en los temas de interés y que no tienen capacidad para participar en la gestión del Estado, como sería su derecho.

La información que estas personas, instituciones y el Gobierno de Cuba maneja con respecto a la UE intenta imponer la idea de que la UE pretende aislar a Cuba… en paralelo teórico con lo que esos mismos medios exponen como "bloqueo norteamericano a la Isla".

No vamos a extendernos en el tema del "bloqueo norteamericano", que aburre en exceso. Vamos a intentar un escolio elemental y breve al tema de la Posición Común de la UE con respecto a Cuba. Aspiramos, sencillamente a llamar la atención hacia puntos fundamentales, aún cuando lo hemos explicado en múltiples ocasiones y en más extenso que lo que este espacio nos permite, volvemos a hacerlo quizás desde otra perspectiva:

¿Qué está en juego en el asunto de la Posición Común de la UE con respecto a Cuba? ¿Qué implica? ¿Quiénes son los malos?

Según los procedimientos de relaciones exteriores de la UE, las relaciones con Cuba tendrían que estar regidas por los Tratados de Cotonú que determinan las relaciones comerciales y de cooperación con los países de África, Caribe y Pacífico (ACP). Pero Cuba se ha negado a firmar los tratados. Por otra parte, a partir del año 2000, con la firma del I Tratado de Cotonú (que entra en vigor a partir de 2003), la UE comienza a incluir en los tratados y convenios de cooperación cláusulas de garantía y comienzan a aplicarse una serie de acuerdos-instrumentos jurídicos que regulan la acción común de los países de la UE.

La cooperación internacional en principio tenía como objetivo la erradicación de la pobreza. Ese objetivo se ha ido ampliando y definiendo de una manera más abarcadora: la promoción de un desarrollo sostenible y la mejora de las infraestructuras institucionales lo que, a su vez, implica la integración de los países en vías de desarrollo en la economía internacional, propiciar un clima político estable y democrático, posible únicamente sobre la base del diálogo político permanente para la consolidación de la paz, la prevención y solución de conflictos y el "respeto a los derechos humanos y a los principios democráticos basados en el Estado de Derecho, gestión transparente y responsable de los asuntos públicos" (Diario Oficial 15.12.2000).

Al Gobierno de Cuba se le exige que dé pasos claros y firmes hacia la democratización de la Isla y el respeto a los DDHH. Cuba tendría que solicitar la firma de los Tratados para beneficiarse, como el resto de países de ACP de acuerdos comerciales y para recibir la Cooperación Internacional para el Desarrollo (esto no se hace a la inversa). O sea, ¿cuál es la palabra mágica?: Ayuda.

¿Quién frena, por tanto, las relaciones UE-Cuba? Parece transparente como el agua de una fuente: Cuba, en quien recae toda la responsabilidad de cómo pueda evolucionar el conflicto en el que se encuentra. Es Cuba quien tiene que solicitar la firma de los Tratados, para lo que, lógicamente, tendría que cumplir con las condiciones que condiciona la firma de los mismos.

Al Gobierno cubano le interesa continuar explotando su imagen de víctima y no ceder un milímetro del poder y control absoluto (¡que incluye determinar qué es lo que acepta recibir como Cooperación Internacional para el Desarrollo y canalizar las ayudas a nivel gubernamental sin permitir la participación de la sociedad civil y de las organizaciones no gubernamentales cubanas, a las que ni siquiera reconoce legalmente!), dictatorial (esto es redundante ¿verdad?) y militarista.

Cuba saca más réditos de su imagen de víctima que de una actuación ética y de responsabilidad con respecto a los cubanos y al mundo. Esto será posible mientras mantenga a la población sin acceso a la información y a los recursos del Estado para la gestión y administración del Gobierno… y mientras cuente con cómplices en la plaza pública que es el terreno de las relaciones internacionales.

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