viernes, 10 de septiembre de 2010

PEQUEÑO PAÍS

PUBLICADO PARA HOY 11 DE SEPTIEMBRE


Por Luis Felipe Rojas Rosabal

San Germán, Holguín,(PD) En una manoseada maniobra judicial han caído presos cinco disidentes pacíficos de Guantánamo y otros tantos en La Habana en un periodo de quince días. Todo esto sin el menor asomo de sonrojo por parte de quienes alteran sus voces apenas el G-2 cubano toca con un pétalo a figuras conocidas de la disidencia interna.

En esta ocasión, aunque los hermanos Rolando y Néstor Rodríguez Lobaina son de los más mencionados por el centenar de detenciones que han padecido en pocos años, igualmente han ido a parar a las celdas del tenebroso Combinado de Prisiones de Guantánamo junto a Enyor Díaz Allen, Roberto González Pelegrín y Francisco Manzanet Ortiz. Una primera acusación por supuestas lesiones a una menor que organizadores del mitin de repudio llevaron hasta allí pasó a ”desorden y alteración del orden público”.

Este es un caso típico por el que han pasado otros disidentes. La policía política instiga a la violencia, sirve las armas de los improperios, presta sus equipos de amplificación, arresta a los repudiados y luego los acusa de alteración de la tranquilidad ciudadana.

Con los implicados en La Habana por pronunciarse desde la conocida escalinata de la Universidad y los que luego han ido a reclamar por la liberación de estos, ocurrirá de modo parecido. Se irán alcantarilla adentro mientras un general humedece su rostro frente al lavabo una mañana después de haber liberado a una veintena de los Prisioneros de la Primavera Negra de Cuba.

Con los diez disisdentes encarcelados últimamente no ha funcionado el botón rojo de la solidaridad internacional. Dos congresistas norteamericanos de origen cubano hablaron a la prensa sobre los sucesos de la escalinata universitaria y condenaron la subsiguiente represión. Después, “si te he visto no me acuerdo”.

Se me ocurre que tal vez la mitad de las firmas que condenan la actuación de la Iglesia Católica levante su respectiva polvareda. O los que piden levantar el embargo o los que exigen mantenerlo. Aunque todos sabemos que en juego trancado de dominó, no hay más jugada. Con la dictadura no caben pedidos admonitorios, es una contradicción en sí.

El nudo gordiano de la disidencia interna es la meta a salvar en Cuba. Por una parte están los que desbarran contra los más desobedientes por acusarlos de ser pagados desde el exterior (y en esto sus acusaciones coinciden desgraciadamente con las el aparato de inteligencia cubano). Por otra, los más inquietos acusan a periodistas independientes, blogueros, pensadores y otros intelectuales inconformes de hacer una oposición “puertas adentro”. Y finalmente los que opinan que un comunicador alternativo no debe participar en una refriega, una vocería de protesta o inmiscuirse más allá de la tediosa tarea de dictar sus notas periodísticas al exterior.

Sin embargo, creo que todas las señales valen, como valen todas las camisas al viento, todas las formas de protestar contra la cerrazón y el desprecio de los dirigentes a los discrepantes. Vale, pero que sea por todos.

alambradas@gmail.com

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