viernes, 10 de septiembre de 2010

EL LEVIATÁN

PUBLICADO PARA HOY 11 DE SEPTIEMBRE


Por Osmar Laffita Rojas

Capdevila, La Habana,(PD) Los discursos del presidente Raúl Castro y de Marino Murillo, Ministro de Economía y Planificación, ante la Asamblea Nacional del Poder Popular y del Vicepresidente Primero Machado Ventura en el acto conmemorativo del 26 de julio, celebrado en la ciudad de Santa Clara, tienen algo en común: el continuismo inmovilista colegiado.

Los fundamentos filosóficos y políticos del pensamiento de los ancianos gobernantes cubanos y los corifeos que los secundan se avienen más a los del inglés Thomas Hobbes que a los de Marx y Lenin.

Con las señales de humo enviadas recientemente desde el bunker con el propósito de levantar falsas expectativas, cuando decidieron liberar a los condenados por sus ideas en la Primavera Negra de 2003, la cúpula gobernante dejó claro que su régimen es la negación de todo lo que tiene que ver con la democracia y el Estado de Derecho. Tales gestos de ninguna manera están dirigidos a propiciar los cambios estructurales que algunos incautos pensaron que llevarían a efecto.

Para descartar dudas y pronósticos, el Presidente Raúl Castro, al referirse a la intervención de su primer sustituto en el discurso de Santa Clara, explicó: “Lo importante no es el orador, sino el contenido de esa intervención, que expresa la opinión colegiada de la dirección del Partido y del Estado sobre las cuestiones más relevantes del quehacer nacional”.

Como consecuentes seguidores de Hobbes y concretamente de su tesis del Leviatán, la elite gubernamental cubana considera que en las actuales circunstancias, ellos no existirían si su poder no responde con toda dureza para liquidar la oposición. Ahí radica la fundamentación contraria a toda apertura.

Raúl Castro afirmó ante los diputados de la Asamblea Nacional: “Nadie se llame a engaño. La defensa de las sagradas conquistas, de sus calles y plazas, continuará siendo el primer deber de los revolucionarios, a quienes no se les puede privar de ese derecho”.

Los principales personeros del régimen alegan que su sistema es el más democrático, que sus actos reflejan la voluntad popular y que ellos son celosos guardianes de los preceptos constitucionales. Razón más que suficiente para reprimir todas las manifestaciones de la oposición, que ellos catalogan como “grupúsculos contrarrevolucionarios” o “mercenarios”, enemigos de su constitución, la democracia socialista y la patria.

Como en Cuba no existe un Estado de Derecho, los gobernantes se abrogan el derecho de reprimir con toda impiedad a los que luchan por la instauración de la democracia. Para ellos no existe constitución, derecho, ni libertades de ningún tipo que los proteja y defienda.

El régimen recurre al Leviatán totalitario para quebrantar los derechos de la mayoría de los cubanos. El gobierno no garantiza ninguna de las libertades, lo cual es una muestra irrebatible de la vigencia de un estado típicamente totalitario, en que la libertad política es inexistente, y la democracia y la justicia están muertas.

Los ancianos gobernantes cubanos atacan la justicia y los derechos de los ciudadanos con su particular Leviatán, que le permite camuflar su despiadada dictadura. Por el miedo impuesto durante más de medio siglo, los cubanos silenciosamente acatan sus órdenes.

ramsetgandhi@yahoo.com
caricatura: Ilei Urrutia gaulo51@yahoo.com

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