PUBLICADO PARA HOY 25 DE SEPTIEMBRE
Por Moisés Leonardo Rodríguez
La propuesta Por una Cuba Martiana, presentada a las autoridades cubanas en el año 2008 por un ciudadano a título personal y conforme a la ley, puede ser socializada y derivar en una campaña de reclamo.
Dicha propuesta goza de consenso entre cerca de un millar de personas que han conocido de ella por civilistas que con esta consulta cualitativa, iniciaron la campaña cívica de igual nombre.
Entre los consultados se incluyen periodistas de la prensa oficial, profesores y estudiantes universitarios, intelectuales, artistas, funcionarios gubernamentales y disidentes.
Los diez puntos de la propuesta responden a intereses y necesidades de la gente de a pie y de muchos encumbrados que ven en peligro sus posiciones por el inmovilismo de los que no acaban de iniciar los cambios que puedan aliviar el ahondamiento de la crisis nacional.
Ahora los ciudadanos deben decidir entre resignarse a correr riesgos en la bolsa negra para mitigar la pobreza o romper la complicidad por dependencia y exigir la legalización de sus actividades dentro de la economía por las modalidades de autoempleo y micro y pequeñas empresas.
Es hora para que los familiares de los miles de presos condenados por jueces dependientes y parcializados a favor del poder, exijan la independencia de la judicatura como establecen las normas de Naciones Unidas, de la cual el gobierno cubano debe ser cumplidor como vicepresidente del Consejo de Derechos Humanos de dicha organización.
La complacencia y el silencio mantendrán las cosas como están. Solo la presión interna a favor de los cambios convenientes a los de abajo podrá mover a los que detentan el poder más allá de las liberaciones de inocentes a que se han visto obligados por la presión internacional.
Las promesas incumplidas de dar la propiedad de las tierras a quienes la trabajen, el mercado libre como garante de la distribución racional y efectiva de la riqueza nacional, la facilitación de la reparación, mantenimiento, ampliación y construcción de viviendas, la cooperativización del transporte publico de pasajeros son inevitables y por ello se han de demandar incluso con acciones cívicas no violentas de reclamo.
Es una oportunidad para los demócratas y defensores de derechos humanos de vincularse con los ciudadanos y unirse en objetivos y estrategia compartidos. Es el momento de desarrollar un movimiento social como medio de alcanzar más espacios de libertad.
El reto esta planteado. Toca a cada actor social tomarlo como suyo. Los méritos y el protagonismo, los logros y fracasos, son compartidos. Cada quien decidirá. La opción está planteada: vergüenza contra injusticia.
corrientemartiana2004@yahoo.com
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