viernes, 29 de octubre de 2010

AJEDREZ CON EL DIABLO


Por Augusto César San Martín Albístur


Centro Habana, La Habana, 30 de octubre de 2010 (PD) En los últimos días he recibido llamadas telefónicas de presos políticos que desean despedirse antes de marchar desde la cárcel hacia el exilio. Todos me comentan que el Cardenal Jaime Ortega se comunicó con ellos para proponerles emigrar o continuar tras las rejas. Intermediaria entre el gobierno y los prisioneros, la Iglesia Católica actúa como la divina providencia.

La Iglesia Católica hace propuestas de abandonar Cuba a Reina Luisa Tamayo, la madre de Orlando Zapata, y a otros opositores en libertad. Algo tardía la intervención del Cardenal Ortega para la madre que padeció el encarcelamiento de su hijo en condiciones inhumanas y la posterior huelga de hambre en la que perdió la vida.

¿Qué interés prestó el Cardenal al encarcelamiento de Orlando Zapata o las anteriores reclamaciones de Reina Luisa Tamayo para que aprobaran la salida de sus hijos? Supongo le debió pasar igual que a mi madre. No fueron pocas las ocasiones que el Cardenal respondió con evasivas cuando le solicitaba su gestión para que me trasladaran hacia cualquier cárcel en la provincia donde resido o abogara por mi excarcelación. Por aquel entonces, la Iglesia, según el Cardenal, no debía inmiscuirse en asuntos de esa índole y menos individualizar su misión.

Recuerdo hace alrededor de 10 años cuando nos privaron a los reclusos de la asistencia religiosa que ofrecía el padre Durana en la prisión de Ariza. El Cardenal sustituyó al sacerdote porque bautizó a Vladimiro Roca.

El Cardenal intenta jugar ajedrez con el diablo. Utiliza táctica de reyes devenida en pasos de peón. El ex ministro de Asuntos Exteriores de España, Miguel Ángel Moratinos, fue otro estratega de peones, pero más astuto. Recadero entre la Unión Europea y el gobierno, dio la espalda a la oposición interna y se sumó a la Iglesia Católica para formar el trío que supuestamente logró la excarcelación de los presos políticos. El gobierno cedió porque lo necesitaba. Los peones se distribuyeron las tareas: la Iglesia Católica reparte exilios, Moratinos divulgaba la acción para granjear las ventajas que esperan de la Unión Europea, sin la necesidad de las reformas exigidas, basta que el gobierno maquille los ajustes económicos.

En cualquier caso, la liberación de los prisioneros políticos es una buena noticia. En cuanto a las innovaciones económicas… humm. Lo inaceptable es traducir todo esto en gestos de buena voluntad del gobierno, cuando la verdadera intención es ganar prerrogativas políticas y económicas.

Más allá de los intereses del trío, están las protestas públicas de las Damas de Blanco, que con su actuar lograron que el gobierno cediera por primera vez ante la oposición. Que aceptaran sus marchas pacíficas en la calle no se debió a la intervención de ninguna institución o personalidad. Esa fuerza moral, apoyada por décadas de lucha de la oposición interna y el exilio, que la trinidad intenta ignorar, ha sido el único y principal factor para la liberación de los prisioneros políticos.

¿Cuántos de los que ahora son excarcelados no estaban en prisión precisamente por exigir la libertad de los presos políticos?

¿Dónde está la presión para que sean excarcelados YA los prisioneros políticos que no quieren emigrar?

El gobierno y sus peones están al dar por terminada la gestión, pero olvidan la raíz del problema. El código penal cubano continúa sin ser democratizado, por tanto, las leyes que encarcelaron a quienes hoy liberan están vigentes y en cualquier momento de ira gubernamental pueden llevarnos a otra Primavera Negra.

Se olvida que la libertad de prensa sigue confinada en la misma celda que la libertad de asociación, pensamiento, palabra y movimiento. Esas libertades que tantos cubanos han ido a rescatar a la cárcel sin resultado alguno.

Para que lleve el sello de buena voluntad, la excarcelación debe derivarse de la derogación de los artículos inconstitucionales del Código Penal que sancionan las libertades de los cubanos.

El trío se hace eco de la costumbre del gobierno de deportar a los cubanos rebeldes. ¿Qué sucederá si el régimen no obtiene lo que desea? Por suerte para Cuba, queda la oposición que aplaude las medidas sin otorgar méritos. Que cede para el diálogo, pero no para protagonismos y prebendas.

sanmartinalbistur@yahoo.com

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