viernes, 8 de octubre de 2010
¡Y VIVA LA REVOLUCIÓN!
Por Manuel Aguirre Lavarrere (Mackandal)
Guanajay, Prov. Habana, 9 de octubre de 2010, (PD) Hace poco más de un año que el ex Ministro del Trabajo y Seguridad Social, Esteban Morales Cartaya diera a conocer la propuesta sobre la extensión de la edad para la jubilación, llevada de los 60 a los 65 años para los hombres y de 55 a 60 para las mujeres, atendiendo a un acelerado envejecimiento de la población cubana, que será quizá la más avejentada de América en los próximos quince años. Con este retroceso y los anunciados despidos multitudinarios de asalariados en los centros de trabajos estatales dan al traste con una política de empleo y un modelo de vida que resultó fallido desde su gestación.
En el año 2006 di a conocer un artículo sobre el chancleteo y la cobardía y sumisión de la Central de Trabajadores de Cuba y su sindicalismo blenorrágico, activado únicamente para condenar a sus afiliados y cobrar la cuota sindical sin que falte como primer punto el trabajo voluntario aun cuando no se tenga voluntad para hacerlo. Todo con el propósito de complacer al régimen y dar unos puntos más a sus dirigentes, empezando por su secretario general, que lo único que genera es la desgracia de los trabajadores, y terminando con sus apapipios en cualquier lugar del territorio nacional.
Para los dirigentes de la CTC se trata allanarse el camino para que en un futuro a corto plazo, por “sus méritos revolucionarios y su desinteresada entrega a la causa comunista”, puedan ser nombrados embajadores o ministros y cargar, como hacen los narcos cuando negocian con la policía anti-drogas, con sus familiares a otra parte, como Pedro Ros Leal, quien vive una vida plácida como embajador en Angola y ya no se acuerda para nada de sus trastabilleos y desfalcos, y entonces vivir la buena vida.
En la clase trabajadora, que no ve un minuto de respiro ni mejora alguna en su nivel de vida, queda el dolor insalvable de sentirse utilizados y engañados.
No fue el ministro del Trabajo y Seguridad Social quien dio la cara para comunicar la tan decepcionante decisión de los despidos masivos. Fue la CTC, el organismo que debiera tener la dignidad de defender los derechos de los trabajadores, quien se convierte en la abanderada del desempleo en Cuba. Da la cara y se pliega, de forma sumisa, a los abusivos dictámenes del régimen para el despido de un millón de trabajadores, que lo dieron todo y creyeron en las garantías laborales que proclama la dictatorial constitución actual de la Republica.
De estos desafortunados que serán despedidos, ninguno será miembro del Buró Político ni del Comité Central, y tampoco del ejército o la policía, quienes consumen más de la mitad de la economía nacional y lo único que producen es miedo y sobresalto.
No es para repeler un ataque desde el exterior que se preparan y dotan con un equipaje del Primer Mundo a unas muy bien entrenadas tropas antimotines, que por la vestimenta y sus fusiles, parecen sacadas de una película de ciencia ficción, con la única diferencia de que aquí, en Cuba, son reales y están listas para reprimir.
makandalmm@yahoo.com
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