viernes, 8 de octubre de 2010

EL HUNDIMIENTO DE UNA UTOPIA


Por Osmar Laffita Rojas

Capdevila, La Habana, 9 de octubre de 2010, (PD) La prensa del gobierno con el propósito de ocultar el caos reinante, se refiere a la medida de poner en la calle a medio millón de trabajadores y autorizar una mayor apertura del cuentapropismo, como a una revitalización del modelo económico. Pero lo que ocurre es precisamente todo lo contrario.

¿Cómo es posible revitalizar un modelo económico marcado por el centralismo, la burocracia, la corrupción y la decisiones voluntaristas?

Tales características del modelo han llevado a destinar miles de millones de dólares a la compra de alimento, mientras el 50 % de las tierras cultivables están sin explotar, y también a que haya más funcionarios, inspectores, oficinistas, custodios y parqueadores, que trabajadores que creen bienes materiales.

La deficiencia generalizada presente en todos los engranajes del universo productivo y de servicio, ha sumido a la economía cubana en la peor crisis de estos últimos 50 años.

Ahora, como tabla salvadora, apuestan nuevamente al trabajo por cuenta propia, con la novedad que autorizan la creación de micro empresas y todo lo que se deriva de la actividad privada y mercantil sobre el principio de oferta y demanda.

La razón que los ha motivado, es buscar una nueva alternativa de empleo para los centenares de miles de trabajadores que quedarán cesantes. Con tal paso, el Estado se sacude de los improductivos subsidios y deja que los particulares asuman las ofertas que durante años el gobierno brindaba sin ningún resultado tangible.

Tal decisión plantea una nueva reconfiguración económica, encaminada al incremento de la productividad y la eficiencia y un intento de poner término a toda la negativa telaraña de resoluciones y disposiciones que condenaron el trabajo por cuenta propia casi a su extinción.

Lo novedoso de estas disposiciones es que se autorizan 178 actividades, de ellas 83 podrán contratar fuerza de trabajo, lo que implica la proliferación de centenares de nuevas micro empresas. Además se autorizan las 29 actividades para las que hace años no se otorgaban licencias, principalmente las referidas a las bestias negras del cuentapropismo: “las paladares y los elaboradores de alimentos en general”.

Hubo que esperar 42 años para corroborar que la descabellada medida que bajo el amparo de la resolución No. 82 del 25 de marzo de 1968, dispuso la intervención por el Estado de decenas de miles de establecimientos dedicados a las actividades comerciales, de servicios e industriales que eran explotados por propietarios particulares. Sus destructivos resultados, cosechados en todo este tiempo, son una muestra fehaciente del fracaso del modelo económico vigente en Cuba.

La demencial y arbitraria disposición, bautizada como la “Ofensiva Revolucionaria” se fundamentó, en el principio de que había que poner fin a los remanentes de capitalismo que quedaban en el país, propagadores del parasitismo y la explotación del hombre por el hombre.

Tal paso implicó que cientos de miles de propietarios, trabajadores por cuenta propia y asalariados, se quedaran sin trabajo. Muchos fueron reubicados, planteándosele que tal decisión estaba dirigida a que ellos desempeñaran labores útiles para la sociedad.

Es decir que ahora ha ocurrido todo lo contrario: ante el fracaso de la utopía colectivista, centenares de miles de trabajadores quedarán sin empleo y una gran mayoría pasarán a desempeñar disímiles actividades que se ofertarán en la ampliada actividad del trabajo por cuenta propia.

Cuando se puso en vigor el 8 de septiembre de 1993 el Decreto-Ley No. 141 Sobre el ejercicio del Trabajo por Cuenta propia, se autorizaron 113 actividades con todo un conjunto de limitaciones. La razón de dicha medida se fundamentaba en que la economía cubana se encontraba sumida en pleno Periodo Especial. Por entonces, el país sufría los efectos de la falta de recursos de todo tipo. Por tanto se decidió poner en vigor esta nueva modalidad de empleo. A las pocas semanas de puesto en vigor el citado decreto, habían sacado su licencias como cuentapropistas más de 270 000 personas. Trascurridos 17 años prácticamente esta actividad se encuentra en un acelerado proceso de extinción.

La razón de esa política contra todo lo que oliera a actividad privada, responde a que ciertos círculos del gobierno son contrarios a las ideas, principios y prácticas admitidas por la mayoría como positivas y continúan aferrados a su retrógrada apuesta al estatismo centralizado y verticalista, que ha sumido en la ruina material y moral a la nación cubana.

Pero en la información del órgano oficial de la gerontocracia que gobierna Cuba, en su edición de 25 de septiembre, en la que sale una amplia información sobre la puesta en práctica de una nueva dimensión del trabajo por cuenta propia, el periódico -a su manera- reconoce que toda esa utopía ha fracasado estrepitosamente.

ramsetgandhi@yahoo.com

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