viernes, 12 de noviembre de 2010
UNA EXPERIENCIA PERSONAL
Por Lázaro Yuri Valle Roca
Nuevo Vedado, La Habana, 13 de noviembre 2010. A muchos nos cuesta trabajo hablar o escribir sobre uno mismo. En este caso en particular, tengo que hacerlo para poder graficar la cotidiana realidad de los que nos oponemos a la dictadura, que promete cambios que no está dispuesta a cumplir.
Hace un mes exactamente, comencé a trabajar como parqueador de autos en la escuela de automovilismo, ubicada en Calzada e I, El Vedado, municipio Plaza de la Revolución. Enseguida entable amistad con todos los vecinos de la cuadra. Con ellos acordé respetar las entradas de los garajes de sus viviendas, y todo iba de maravillas. Excepto un día, en que la directora del círculo infantil me reclamó que había estacionado un auto frente al círculo, según ella, antes de las 8.00 AM. Llamó al carro de patrulla, pero la discusión se desarrolló en calma y logré demostrar que tenía la razón.
Todo siguió tranquilo hasta el lunes 18 de Octubre, cuando citaron a todos los parqueadores para una reunión a las 4.00 PM, frente a la Quinta de los Molinos, en la Ave. Carlos III.
Cuando llegué un poco pasada la hora, debido al transporte, ya se terminaba la reunión. Sólo se oía la voz de Alexis, el jefe de los parqueadores del municipio, que decía: “El que no firme el código de ética, se va, no puede seguir trabajando con nosotros, entrega el uniforme y listo”.
Pregunté a mis colegas qué sucedía. Cuando me explicaron lo del código, pedí uno prestado para leerlo, tengo que saber que voy a firmar. Leí hasta que llegué al décimo punto que dice: “Combatir todo lo mal hecho como indisciplinas, ilegalidades, manifestaciones de corrupción, presuntos delitos, tanto en su área de trabajo como en su entorno, informando, mediante el Sistema Integrado de Vigilancia, Patrullaje y Protección, a las autoridades que le correspondan. Ser especialmente enérgico contra todo tipo de parqueo ilegal”.
Sin mencionar, que los demás puntos son de total sumisión y servilismo al gobierno, con la retórica y chantaje de siempre: “defender y preservar los principios fundamentales en que se sustentan la revolución y el socialismo”.
Terminando de leer, exclamé: ¿Esto es para parqueador o para policía?
Enseguida, como si fuera un apestado, quedé solo.
Los demás, sin leer el documento y sin una discusión previa del mismo, lo firmaban. Algunos de los que trabajaron conmigo, me aconsejaron: “Fírmalo, que en resumidas cuentas, nadie chivatea, y tú lo sabes, que los policías pasaban por tu área leyendo el Miami Herald y te hacían la señal de victoria”.
Les expliqué que eso es cierto, pero yo no soy cualquier persona, tengo mis principios que me impiden obrar de esta falsa manera, no puedo asumir la doble moral como un modo de vida, además para ser libre, debes desprenderte de tu miedo. “Si cedo ahora, después tengo que aceptar el chantaje hasta el final de mis días”, les dije.
“Es verdad, te entendemos y te apoyamos”- me respondieron algunos de mis colegas.
Inmediatamente pedí la palabra y exigí que se me explicara este punto en particular, porque o soy parqueador o policía, y hasta ahora lo segundo no lo he sido ni lo seré.
Me contestaron, sin darme margen para polemizar: “Entregue el uniforme y váyase”.
Hasta ahí, mis días como parqueador estatal. Lo disfruté mucho porque tenía una entrada de dinero para poder ayudar a mi familia, pero prefiero dormir con la conciencia tranquila que vender mi alma al diablo por unos cuantos pesos. De todos modos, estoy seguro no pasaría mucho tiempo, después de firmar el controversial código de ética, en que fuera expulsado.
Adjunto escaneo del código de ética. Quisiera saber cuáles son sus valoraciones.
lyvr61_cu@yahoo.com
http://lazaroyurivalle.blogspot.com/
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