viernes, 12 de noviembre de 2010
EL NÚMERO UNO
Por Jorge Luís González Suárez
Plaza de la Revolución, La Habana, 13 de noviembre de 2010, (PD) El esoterismo presenta diferentes vertientes, entre ellas está la numerología, que tiene como principio el autoconocimiento al enseñar a conducir los destinos por medio de la energía que emiten los números.
Su aplicación se basa en el poder que poseen los “números básicos”, o sea, del 1 al 9 más los tres maestros (11-22-33) en las personas y lugares de residencia durante la manera de tomar decisiones en los problemas cotidianos o importantes.
Tomaré para ejemplificar este trabajo el primero de todos, basándome en el libro de la autora brasileña Aparecida Liberato titulado “Vivir Mejor a Través de la Numerología”, editorial Grijalbo Random House Mondadori, S.A. México 2005.
Son varios los aspectos que se tienen en cuenta en el análisis de cada cifra como son: nombre, fecha de nacimiento, potencialidades, número de la casa, año, mes y día personal.
Al referirse la autora al número 1, define los conceptos básicos del mismo. Algunos son los siguientes:
“….El 1 es líder por naturaleza, aprendió a ser un luchador sin depender de nadie. No es que lo colectivo le moleste, pero le gusta la individualidad. El es en definitiva una persona de vanguardia. Actúa con mucha confianza en sí mismo y cree firmemente en lo que hace. Representa a personas capaces de alcanzar posiciones de poder y autoridad, con gran habilidad para convencer y aconsejar a quien no tiene sus características….”
“….Pero el número 1 no siempre es un encanto. Detesta recibir órdenes; a él lo que le gusta es mandar. Quiere llegar lejos, completar todo lo que comenzó y se pone furioso cuando alguien aparece para molestar. La mayoría de las veces prefiere trabajar solo y resolverlo todo por su cuenta. A veces se incomoda por un comentario fuera de lugar. En términos generales, el número 1 necesita aprender a respetar las limitaciones de los demás y darle a cada uno su tiempo y espacio….”
Tal y como aquí se anota, las vibraciones que emite un ser, mediante un sencillo método pitagórico que lo hace acreedor de este guarismo, posee virtudes y defectos inherentes a cualquier ser humano, aunque se crea un Dios.
Su representación numeral está a diario en cada hecho o cosa que pase. Podemos citar según la esta escritora que: “…. El 1 es el inicio de todo, la acción, la creación, la esencia vital, la fuerza del impulso. ¡Yo hago¡ ¡yo soy! Su representación geométrica es el punto. Es considerado por muchas tradiciones místicas y religiosas como el símbolo de Dios, la causa original, la fuente de todas las cosas y la unidad del Universo entero. Para los babilonios 1 era Anú, el dios del cielo, mientras para los egipcios era Ra el dios del sol….”
Como vemos, este símbolo es reproducción de la unidad en múltiples elementos para todo el mundo. Los cubanos no somos excepción a la regla y participamos en el quehacer diario de este destacado numeral.
Cuando vamos a la bodega, encontramos que nos “toca” un jabón de baño por persona o un tubo de pasta dental por núcleo. Así sucede con la mayoría de los productos que aun se otorgan por la única libreta de abastecimiento -mejor dicho desabastecimiento- por cada una de las familias. En las shoppings, el sitio más concurrido es todo por 1 peso.
También se nota un fuerte arraigo nacional del 1 en el deporte. Nos complace mucho querer triunfar y ser el 1 en beisbol, voleibol, boxeo y otros eventos.
Esta es una actitud positiva por cuanto representa la unidad nacional. Lo negativo está en que siempre no podemos ser primeros en todo y se producen grandes justificaciones ante los fracasos.
Un caso similar se produce en la organización de las colas. Por lógica, tiene que existir de forma invariable el 1, pero pasa con más frecuencia de lo normal que aparezca más de un uno y el problema termina muchas veces como la fiesta del Guatao.
Los países también se rigen en muchos aspectos por el número 1. Hay un presidente, un primer ministro, un primer secretario porque el uno representa el orden y este concepto prima desde las sociedades tribales donde había un jefe de clan hasta nuestro complejizado orbe.
No extraña que esta concepción de unitarismo haya conquistado muchas mentes en la cultura de la humanidad y se mantenga tanto lo positivo como lo negativo que posee, la superioridad como valor y el privilegio con su acepción retrógrada.
Quedan sin embargo dos palabras únicas por definir: libertad e independencia. Desde Martí, Gómez y Maceo hasta el más humilde de los cubanos, la aspiración general es que estas sean una realidad para todos en cualquier lugar que se encuentren.
primaveradigital@gmail.com
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