viernes, 12 de noviembre de 2010
LA CODICIA
Por Pr Manuel Morejón Soler
El Vedado, La Habana, 13 de noviembre de 2010 (PD) Dice en Eclesiastés, libro del Antiguo Testamento escrito en hebreo entre los años 200-180 a. C: “El ojo del avaro no se satisface con su suerte; la avaricia seca el alma.”
Una anciana ciega pactó con un cirujano que si le curaba los ojos le daría una fuerte suma en recompensa. Empezó la cura, pero aprovechando el médico la ceguera de la paciente, se llevaba cada día alguno de los bienes de la enferma. Se curó esta al fin, pero cuando el cirujano pidió su paga, no sólo se negó la vieja a dársela sino que le citó ante los jueces. El doctor exhibió pruebas terminantes de su reclamación, mas la ciega dijo con calma: Les juro, señores, que estoy más ciega que antes, pues desde que este hombre dice que me ha curado, no veo ninguno de los muebles y objetos que había en mi casa.
La codicia deja siempre las huellas del delito.
Se pudiera considerar que la parte oscura del alma de algunos está llena de intensos deseos de extender su influencia hacia otras personas y hacerlos codiciar todo.
La codicia, el apetito desordenado de riquezas, es la pasión exagerada de acumular fortunas aunque no se necesiten y deleitarse en que los demás no tengan nada.
Desde el Antiguo Testamento, desear las posesiones del prójimo es censurado por la Ley de Dios (Deuteronomio 5:21, Miqueas 2:2) por ser un deseo deshonesto de ganancias (Proverbios 28:16, Jeremías 6:13) y una ambición egoísta (Proverbios 21:26). En el Antiguo Testamento, la codicia estaba prohibida (Éxodo 20:17, Josué 7:16-26). Acán fue apedreado por ese crimen.
El espíritu de la avaricia es muy difícil de echar fuera. Si quieres destruir la avaricia, debes destruir la ostentación y la magnificencia. La codicia es de naturaleza tan perversa que jamás sacia su voraz apetito.
Como mismo dijo la viejita del cuento, también en Cuba pudiéramos decir: Hoy estamos más ciegos que antes, porque desde que dicen que nos han curado, no vemos nada de lo que teníamos antes.
imorejon@yahoo.es
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