Dos pintores figurativos

Escrito por Miguel Iturria Savon


El Cotorro, La Habana, 16 de febrero de 2011,


(PD) El pasado 28 de enero, mientras en la galería Villa Manuela de la UNEAC finalizaba la exposición de Flavio Garciandía de Oraá, montada en diciembre, el Lowe Art Museum de Miami inauguró la Muestra retrospectiva de Rafael Soriano, pionero del arte abstracto en Cuba y miembro del grupo Diez pintores concretos, surgido en La Habana a mediados de los cincuenta, quienes comienzan la abstracción geométrica / concreta en la isla.

Los lienzos de ambos pintores convergen en la abstracción y en la diversidad alegórica de objetos y símbolos, pero difieren en estilos, temas y atmósferas, a tono con sus épocas, vivencias y escenarios creativos.

La exposición de Flavio Garciandía se titula Iba a decir algo muy importante pero ya se me olvidó. La retrospectiva de Soriano se denomina Los otros mundos dentro de sí, abarca seis décadas de creación y ofrece al público 75 obras entre pinturas, dibujos y cerámicas.

Flavio Garciandía (Caibarién, Villa Clara, 1954) reside en México y sigue vinculado a las instituciones culturales cubanas. Inició sus estudios de pintura en 1967 en Cienfuegos y concluye en 1973 en la Escuela Nacional de Arte (Cubanacán), graduándose además en el ISA (1980), donde ejerció después como profesor de pintura. Su vasta formación y experiencia académica no lastra la frescura de su obra, signada por la experimentación y búsqueda de lenguajes que dialogan con la fotografía, textos literarios, anécdotas de artistas famosos y juegan con los paradigmas pictóricos del siglo XX.

Según Juan A. Molina, los cuadros de Garciandía ofrecen la tensión entre pintura y escritura, lo cual reta a la propia pintura, pues apenas hay distancia entre los títulos y el cuadro, nacidos de una relación vivencial. Advierte el crítico que nombres como "Pintura fresca", "Volumen Uno" y "La suerte del diversionista" infieren el carácter subversivo de sus entregas, como si la abstracción de sus bocetos fuera ficción, lo que complejiza la racionalidad y obliga al espectador a descifrar el mensaje.

Considerado como uno de los artífices de más trayectoria en el arte cubano postmoderno, Flavio Garciandía de Oraá ha participado en decenas de exposiciones personales y colectivas y recibido importantes premios dentro y fuera de la isla. Obras suyas se encuentran en colecciones de galeristas y museos de arte moderno.

Rafael Soriano, nacido en 1920 en Cidra, provincia Matanzas, se graduó en la Academia de San Alejandro y estuvo vinculado a los vanguardistas de La Habana. En 1943 figura entre los fundadores de la Escuela de Bellas Artes de Matanzas, en la cual fue profesor y director hasta su partida al exilio en 1962.

Olvidado por las entidades culturales de la isla, se ha dicho que desde su llegada a Miami reorientó su obra hacia "una representación de la naturaleza metafísica, que abandona las representaciones espaciales para abordar una imagen proveniente de la introspección, el misticismo y la fantasía".

Por su fuerza expresiva y sentido renovador Soriano inspiró a otros pintores. No en vano el profesor Ángel Anreus asegura que su técnica lo coloca "entre los artistas más prominentes de la vanguardia pictórica del siglo XX en América Latina"; mientras en la tradición occidental "forma parte de la familia que abarca la obra de Tiziano, Velázquez y Rembrandt...".

Sus pinturas, dibujos y cerámicas han sido exhibidos en galerías y museos de Cuba, Estados, Unidos, Canadá, Suiza, Francia, España, Colombia, Chile, Brasil, Venezuela, Perú, etc. El Museo Nacional de Bellas Artes (La Habana), el Blanton Museum de la Universidad de Texas, el Mueso de Arte Moderno de Washington, el de New Jersey, el Arte Zea de Medellín y otros atesoran piezas suyas en sus colecciones.

A quienes no han apreciado aun las imágenes de Soriano les sugiero buscar en Internet títulos como "Flor a contra luz" y "Músicos tocando un órgano", ambos de su etapa inicial, o "Surco de luz", considerado como "metáfora del poder vivificante de la luz", que representa una forma biomórfica evocadora de paisaje y figura, típica de su madurez creativa, cuando su pintura se concentra en sí misma.

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