lunes, 7 de febrero de 2011

El informe de Human Rights Watch (HRW)




Escrito por Julio Antonio Aleaga Pesant


El Vedado, La Habana, 8 de febrero de 2011,


(PD) La fresca tarde de enero despertó a Raúl Castro, que dormitaba la siesta recomendada para su avanzada edad. Se calzó las pantuflas, tomó los espejuelos de la mesa de noche y mientras se los acomodaba, se levantó de la cama y dirigió a la sala mientras se cerraba el abrigo. Allí estaba su ayudante del día, que lo miró fijamente durante todo el recorrido, en espera de una orden o solicitud. Caminó por la amplia sala bordeando los muebles y se paró frente al cristal a observar el cuidado jardín y las grises nubes de su osaso.

“Estos vainas (bobos) de Human Rights, piensan que van a destruir a la revolución, con esos informitos sobre derechos humanos”, pensó. Puso su antebrazo izquierdo sobre el abdomen, apoyó el codo derecho y con la mano se acarició la barbilla.

El informe anual numero 21 de Human Rights Watch, una institución radicada en Nueva York, Estados Unidos, sobre las violaciones de los derechos humanos en el año 2010, no le quitan el sueño a Raúl Castro. Solo lo hacen pensar en las innumerables presiones que tiene que sortear de los actores supranacionales para mantener su gobierno.

Según el ultimo informe de HRW, hecho público a finales de enero, “Cuba es el único país de América Latina donde se asfixian casi todas las formas de disenso político mediante hostigamiento, golpizas e imputaciones predelictivas, entre otras fórmulas represivas”.

“Una gran cantidad de personas han recibido penas de uno a cuatro años de prisión por su participación en actividades ‘peligrosas', como entregar copias de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, organizar manifestaciones pacíficas, escribir artículos informativos de contenido crítico e intentar organizar sindicatos independientes'', precisa el informe en un segmento dedicado a Cuba.

En el análisis de 649 folios de HRW, el gobierno de Cuba recibe uno de los más duros señalamientos por sus violaciones de los derechos humanos.

Según el Nuevo Herald, el director para las Américas de HRW, José Miguel Vivanco, observó la necesidad de que Cuba avance en el tema de las libertades fundamentales. "Mientras las reglas del juego sigan intactas, los riesgos son evidentemente muy altos de que esto no se traduzca en cambios definitivos en materia de derechos humanos''.

En particular, HRW denunció la imposibilidad de monitorear la situación de las cárceles, así como los mecanismos de prisión preventiva y la subordinación de los tribunales al poder ejecutivo. "El gobierno de Raúl Castro se ha amparado progresivamente en una disposición [el estado de peligrosidad. . .] que le permite encarcelar a las personas antes de que hayan cometido un delito, cuando existan sospechas de que pueden cometerlo en el futuro''.

Vivanco mencionó dos huelgas de hambre que en 2010 conmovieron a la opinión pública internacional. La de Orlando Zapata Tamayo, quien murió en reclamo de mejores condiciones carcelarias el 23 de febrero y la de Guillermo Fariñas, que exigió durante 135 días la libertad de una veintena de disidentes. Se refirió también al reciente proceso de excarcelaciones- destierros en la isla. HRW señaló que son muchos los "que aún se encuentran en las cárceles'', cuyas condiciones de salubridad "propician la malnutrición y las enfermedades''.

Cuba es co-gestora y signataria de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, miembro fundador del Consejo de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas (ONU), y firmante desde febrero del 2008 de los Pactos de Derechos Humanos de la ONU, aún pendientes de ratificación.

En su Informe Mundial sobre la situación de derechos humanos en el año 2010, la organización Human Rights Watch (HRW) pidió a las democracias occidentales dejar de "tratar con guantes de seda" a los gobiernos que abusan de sus ciudadanos. La organización cuestiona que la "diplomacia silenciosa" que los gobiernos occidentales dicen preferir usar para atacar los problemas de derechos humanos no funciona.

BBC Mundo le preguntó a José Miguel Vivanco, director para América de HRW, cuál debería ser la estrategia, sobre todo en los países de América Latina que identifican como problemáticos en el informe.

Críticas a la actitud de las democracias occidentales.

Un punto en el informe de HRW y de sus ejecutivos, es la crítica a la tendencia de las democracias a convivir con las dictaduras y las violaciones de los derechos humanos, a “preferir el camino más fácil, el de las reuniones privadas y el diálogo con autoridades que violan derechos humanos bajo reserva”. Exhorta a esos estados a medir “el impacto que ese tipo de estrategia pueda tener en materia de derechos humanos. Y que cuando ellos logren constatar que el estado que viola estos derechos no demuestra ninguna voluntad política en abordar los problemas de fondo en materia de derechos humanos, utilicen otro tipo de estrategia.”

Esa crítica no solo va con la extraña contemplación que hacen las democracias latinoamericanas respecto a las violaciones de derechos humanos en la isla, sino también a los regímenes violadores asiáticos como China, Birmania y Vietnam o africanos como Marruecos, Egipto o Zimbabwe.

HRW propone que la situación en países como países como “México, Brasil, Cuba, Colombia, Venezuela, Guatemala, y no sólo Haití, sean objeto de una discusión y un debate público, ya sea en EE.UU. en Europa o en el resto de la región frente a los problemas más graves que se padecen en derechos humanos y la necesidad de fortalecer los mecanismos de rendición de cuentas.” Por ejemplo, el secretario general de la Organización de Estados Americanos, “José Miguel Insulza, asomó la posibilidad de discutir sobre la calidad de la democracia en Venezuela, pero parece haberse replegado por la reacción del gobierno venezolano y por el poco apoyo que parece haber encontrado en el resto de la comunidad iberoamericana.”

aleagaesan@yahoo.es

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