![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhcApfpNz5T-f0w5Np9YdNS86HPZeL6P_sZ9jytJeLzZjaypftojFZipRA4z_C2icC8ajP_h2HifDn0o36alxFX04kFKtP_DZhU_E7w8Lfysrgb486nNZj66KzgrnvurWG_AVnynFQb_EDJ/s320/ls_ch_thumb_medium250_0.jpg)
Escrito por Adolfo Pablo Borrazá
Centro Habana, La Habana, 7 de febrero de 2011
(PD) “¿Qué, brother, quieres matar jugada?”, pregunta en voz baja el joven parado en la esquina. Es alto, musculoso y viste ropa ajustada, a la moda de los llamados pingueros. Está a la caza de clientes que deseen tener sexo. Les busca “los puntos” a las putas y las defiende de los tipos abusadores y de los que no quieren pagar. No le gusta que lo llamen chulo. Proxeneta no sabe bien qué significa, pero sabe que si los agarran, son castigados por las autoridades.
Hasta hace unos años atrás, se podían encontrar prostitutas en cualquier esquina de la calle Monte. Hoy día apenas se ven. Los policías las persiguen y las arrestan si las ven en busca de clientes. Peor aún si merodean sitios frecuentados por extranjeros.
Pero de ninguna manera se han acabado las putas en La Habana. Más bien han aumentado. Ahora a las que no jinetean extranjeros las llaman “matadoras de jugada”. Muchas son jóvenes que vienen del oriente del país a mejorar sus condiciones de vida. Otras perdieron sus empleos debido a los despidos laborales que el gobierno lleva a paso redoblado. Pero ya no son ellas las que cazan los clientes en las calles. Para eso están los chulos. A veces son sus novios o esposos. No son celosos. Es sólo cuestión de negocios.
Existen casas donde el cliente puede tener sexo con jóvenes y adolescentes. Algunas casi niñas. Y también con muchachos, sólo que cuestan un poco más. Hay para todos los gustos. Pero el cliente tiene que ser confiable y discreto, pero sobre todo, recomendado por alguien de confianza. Siempre que pague por adelantado y use condón, el interesado encontrará lo que quiera y no tendrá problemas con la mercancía. El precio es relativamente barato: de 5 a 10 cuc, según el lugar.
El Período Especial trajo consigo el incremento de la prostitución, que la revolución dio por erradicada. Chicas entre 14 y 17 años (o aun de menos edad) tenían sexo con turistas extranjeros que bien podían ser sus padres. Muchas jineteras se hicieron ricas gracias al dinero de los “yumas”. Las más exitosas se marcharon al extranjero con su príncipe azul. Sin embargo, las que optaron por quedarse en Cuba y apoyar el turismo, sufrieron una persecución que las obligó a esconderse y buscar otras alternativas y estrategias.
Lo cierto es que las prostitutas vuelven por sus fueros y esta vez están dispuestas a defender sus negocios. Para eso está el chulo apostado en la esquina, con vista de águila y mente de psicólogo. Sabe identificar a los que merodean para “matar una jugada”. No puede haber casualidad. Si falla, la policía volverá a joderles “la lucha”.
adolfo_pablo@yhoo.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario