martes, 15 de marzo de 2011

Refugios para el amor en Cuba



La autorización para el trabajo por cuenta propia y el manejo de pequeñas empresas ha desatado en Cuba un frenesí de iniciativas que llegan hasta las "posadas".

Manuel Vazquez Portal / martínoticias.com 15 de marzo de 2011

Una pareja de enamorados en el malecón habanero.

La Monumental, Canada Dry, Diana, Las casitas de Ayesterán, La Pampa, La Campiña, Venus, 11 y 24, eran sitios propicios para jóvenes atrevidos, matrimonios divididos por la falta de hogar propio, adúlteros furtivos de horarios laborales.

Las reformas económicas para remozar el socialismo que impulsa el general cubano Raúl Castro han traído consigo la autorización para el trabajo por cuenta propia y el manejo de pequeñas empresas, lo que ha desatado un frenesí de iniciativas que llegan hasta refugios para el amor.

Con ello intenta el gobierno llenar los abundantes vacíos que las empresas estatales han acumulado por más de cincuenta años de ineficiencia.

Así reaparecen antaños oficios olvidados, profesiones relegadas por su escasa rentabilidad, habilidades comerciales enmohecidas por el desuso, movidas financieras desacostumbradas por los ciudadanos.

Proliferan, como por hechizo de la necesidad, afanosas costureras, quisquillosos forradores de botones, insuperables remendones de calzado, exquisitos cocineros de recetas tradicionales, a más de caseros complacientes y damas de compañía con títulos universitarios.

Los portales muestran pintorescos ventorrillos de fiambres, las salas de las casas se convierten en mínimos restaurantes que agazajan los paladares más exigentes, las habitaciones confortables de algunas residencias devienen cuartos de alquiler para turistas, y un buen par de piernas se torna motor impulsor de una bicicleta-taxi.

Y en tan entusiasta y estruendosa barahúnda de reformas para consolidar el socialismo tropical no podía faltar un lugar para el amor.

La agencia de prensa Notimex ha dado cuenta de que "las parejas cubanas están de plácemes. Los desaparecidos "nidos de amor" resucitan de la mano de una de las reformas en curso para "actualizar" el modelo económico socialista.

La información de Notimex añade que "propietarios de viviendas provistos de licencias y con el pago de impuestos están sustituyendo sus letreros de "Rent Room" para extranjeros (en divisa) por otros en que se lee: "se renta habitación por horas, noches o días, en MN" (moneda nacional).

El periodista y bloguero independiente cubano Juan González Febles, contó desde La Habana a martínoticias.com que en diferentes barrios habaneros la profusión de carteles que ofrecen el nuevo servicio es notoria y que los precios fluctúan según las zonas de ubicación y el confort de que estén provistas las habitaciones en oferta.

Luis Cino, escritor y periodista independiente cubano, reflexionó sobre las diferencias entre las "viejas posadas estatales" y las nuevas habitaciones particulares que brindan los cuentapropista, y coincidió con González Feble en que el servicio es muy superior al que se ofrecía en las "posadas", antes de que se convirtieran en viviendas familiares debido al déficit habitacional que presenta la capital cubana.

El expreso político cubano del Grupo de los 75, Pedro Pablo Alvarez, quien fuera trabajador de una de estas "posadas" que llevaban el burocrático nombre de "Albergues INIT" (Instituto Nacional de Industria Turística), recordó a martínoticias.com su experiencia laboral en dichos sitios y rememoró las condiciones de insalubridad y mal servicio que las caracterizaba, aparte de la corrupción administrativa que padecía el clientes y los propios obreros.

Nombres como "La Monumental", "Canada Dry", "Diana", "Las casitas de Ayesterán", "La Pampa", "La Campiña", "Venus", "11 y 24" eran sitios propicios para jóvenes atrevidos, matrimonios divididos por la falta de hogar propio, adúlteros furtivos de horarios laborales, que se jugaban el albur de cuando menos una impúdica y ponzoñosa pediculosis.

Pero las "posadas" se esfumaron. Las que quedaban eran una ruina. Comenzó a faltar el agua, las paredes estaban agujereadas y daban insanas satisfacciones a fisgones. Los insectos, conocidos y desconocidos, habitaban a su antojo y finalmente "los usuarios" que así les llamaban a los clientes tuvieron que llevar sus propias sábanas y toallas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario