lunes, 25 de abril de 2011

Asesinos de quimeras




Escrito por Manuel Morejón Soler


El Vedado, La Habana


25 de abril de 2011


(PD) “José dijo a sus hermanos: Oíd ahora este sueño que he soñado. He aquí que atábamos manojos en medio del campo, y he aquí que mi manojo se levantaba y estaba derecho y que vuestros manojos estaban alrededor y se inclinaban ante el mío.

Le respondieron sus hermanos: ¿reinarás tú sobre nosotros o señorearás sobre nosotros? Y le aborrecieron aun más a causa de sus sueños y sus palabras.

Soñó aun José otro sueño y lo contó a sus hermanos, diciendo: He aquí que he soñado otro sueño y he aquí que el Sol, la Luna y once estrellas se inclinaban ante mí.

Y sus hermanos le tenían envidia, mas su padre meditaba en esto. Entonces José, por encargo de su padre, fue tras sus hermanos y cuando ellos lo vieron de lejos, antes que se acercara, conspiraron contra él para matarle. Y dijeron el uno al otro: He aquí que viene el soñador.”
(Génesis, 37:5-9 y 18-19)

A pesar de las penosas vicisitudes por las que transitó, José, desde los 17 años tuvo plena confianza en la visión que Dios había sembrado en su corazón, por lo que nunca besó el azote ni la derrota y permaneció firmemente en la visión de Dios.

José representa el ideal de un carácter noble, sobresaliente por su benignidad, fidelidad al deber, generosidad y espíritu perdonador, de tal manera que se le ha considerado como una especie de Cristo en el Antiguo Testamento.

Actualmente en Cuba hay muchas personas que hace mucho tiempo renunciaron a la luz de sus sueños y se resignaron a vivir sin aspiraciones personales, simplemente porque vieron más grandes las tinieblas de terror que les mostraron. Así quedó fuera de lugar la visión del Señor para ellos.

Los temores y el infortunio han logrado que los sueños queden de lado y se acepte un destino que no es el que Dios había soñado para ellos.

Cuando recibas una palabra profética, debes andar en ella pese a cualquier circunstancia. Cuando Dios destapa una revelación sobre tu vida, eso no significa que te sientes a esperar su cumplimiento, sino que debes comenzar a moverte en ella.

Si Dios dijo que algo va a ocurrir, es así. Créelo, va a ocurrir. Pero tú debes avanzar convencido de Su Palabra. Y debes pedir a Dios añadidura sobre esa palabra.

¡Cuba florecerá!

imorejon@yahoo.es

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