Escrito por Odelín Alfonso Torna
Arroyo Naranjo, La Habana,
2 de abril de 2011
(PD) Como dice un dicho popular, “hace un perro” que la revolución cubana está acabada. Aburre escuchar que la ultraderecha cubanoamericana de Miami y la disidencia interna en Cuba, forman la avanzada, distorsiona la realidad cubana.
Más molesta cuando esa letanía es enviada vía e-mail desde la meca del anticastrismo, Miami, por algún fidelista con confort y sin libreta de abastecimiento.
En un esfuerzo por imitar el circunloquio oficial y con la torpeza de anteponer el triunfalismo y otras obligaciones editoriales, el periodista cubano radicado en Miami, Lázaro Fariñas, publicó en el diario Juventud Rebelde del 2 de marzo, un texto titulado “La ultraderecha cubanoamericana”. Fariñas tilda de “payasos e ilusionistas” a los líderes del exilio.
Me gustaría recordarle que Cuba siempre ha sido un teatro de butacas vacías, de libertades confiscadas y seres humanos sin voz ni voto en el verdadero ejercicio de la democracia. Obviamente no sé sí le es más factible –sería lo más conveniente para usted, Lázaro Fariñas- dar esos plumazos en La Habana, ahí donde los payasos del poder orientan la risa. Sí, porque la angustia “hace un perro” que está liberada.
Es precisamente por cuenta de la democracia, Sr. Fariñas (me refiero a la que se practica en los Estados Unidos), que un gobierno como el de Cuba aún se sostiene ¿Acaso es obligación del gobierno norteamericano otorgar 20 000 visas anuales a cubanos que quieren huir de ese “gobierno revolucionario” que usted defiende a ultranza?
Le digo más colega, cada vez que se abre el telón para la obra del buen samaritano, aparece inflada la plantilla de protagonistas que apuestan por los cambios estructurales en Cuba. En otras palabras, la orilla enemiga forra con sus dólares -canalizados por la Western Unión- al régimen cubano y éste a su vez, busca limar aquellas herramientas que van en detrimento del desarrollo individual, además de otras oportunidades como las que usted goza entre “los payasos de la ultraderecha”.
Repasemos la agenda bilateral, Sr. Lázaro Fariñas, y dígame qué ha hecho Raúl Castro desde que el gobierno de Estados Unidos flexibilizó los viajes de cubanoamericanos y el envío de remesas a Cuba, fuente de divisas que sólo es superada por lo que aporta el turismo internacional. Le cuento: acorralar económicamente al cubano común con el aumento en los precios de los alimentos básicos, también con la nueva cartera de impuestos en lo que llaman el “rescate de la actividad por cuenta propia”.
¿Cómo se inventan recursos y propagandas para reprimir y desacreditar a las Damas de Blanco? ¿Hay o no crisis en Cuba?
Una vez más preguntémonos, ¿le quita o le da vida el gobierno norteamericano al régimen de la isla con sus flexibilizaciones? Pensemos que esas concesiones aprobadas por Barack Obama en el año 2009, fundamentadas como el atajo más corto y seguro para el diálogo y la democratización en la isla, se corroen al cruzar el estrecho de la Florida. De ahí, Sr. Fariñas, el por qué de las “payasadas” -injustificadas tal vez- de la extrema derecha de Miami.
Sr. Lázaro Fariñas, mejor aléjese de eso que usted llama la “juguetería local bélica”, para que no piensen “los ultraderechistas” que usted es algo así como Elpidio Valdés contra Dólar y Cañón. Corra a reírse a La Habana y ponga el nombre de esos personajes “anexionistas” debajo de un vaso de agua con flores blancas. Verá también (digo, si clasifica entre los personeros confiables de Raúl Castro), como se mojará con los dólares de la Western Unión.
De este texto publicado en Juventud Rebelde -aunque por regla sabemos que Fariñas tiende a confundir- algo sensato podemos extraer. Una vez caigan los dictadores en Cuba, desde luego que se les pedirá cuentas.
Desde que tengo uso de razón he visto a cientos de cubanos hacer sus maletas y partir al exilio, sólo porque no les resultan graciosos los payasos de La Habana; esos que además esperan, hace otro perro, la juguetería bélica del vecino enemigo.
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