martes, 10 de mayo de 2011
Los jóvenes se preguntan
Escrito por Odalis Álvarez Valerino
Centro Habana, La Habana
10 de mayo de 2011
(PD) Desde hace mucho tiempo la juventud cubana se ve ahogada por los criterios y acciones del régimen castrista. Sus sueños de ser lo que deseen ser se estrellan contra el burocratismo del que son víctimas día a día.
Si sus padres no tienen para sobornar a maestros y directores, entonces tendrán que conformarse con ser un don nadie o entrar en la liga de los emergentes.
Cuenta la madre de Ana Laura que su hija era una brillante estudiante. Los maestros del instituto tecnológico de gastronomía donde estudiaba estaban muy contentos con ella. Pero de pronto la chica comenzó a cambiar: las calificaciones ya no eran las mismas, las ausencias llovían. Definitivamente, había perdido el interés.
Refiere la madre que el cambio se produjo al saber la chica que después de concluir los estudios, sus prácticas docentes serian en una fonda donde comen ancianos y vagabundos, lo que disgustó mucho a Ana Laura. El sueño de servir un buen plato en la "Flor de Loto", unos de los mejores restaurantes en divisas que hay en la capital, se rompió. Ahora prefiere trabajar en una cafetería particular.
Otra historia semejante fue la de Daniel. Después de haber terminado el servicio militar obligatorio se presentó en la escuela de turismo, popularmente conocida como "El Chela", ubicada en Guanabo, al este de la capital. El joven presentó los papeles correspondientes y aprobó los exámenes pertinentes. Unos días después, Daniel fue entrevistado por sicólogos y profesores del centro, pero no tuvo suerte. Lo negaron por haberse presentado con gorra. El chico salió deprimido preguntándose de qué le había servido tanto sacrificio y haber estudiado para nada.
Daniel es hoy un merolico clandestino que vive bajo las sombras de una multa e incluso de una posible cárcel.
Natalie, una adolecente de 16 años, optó por el pre-universitario, pero pasado un tiempo, se dio cuenta de las vicisitudes que se pasan cuando se está becado en una escuela en el campo. Decidió no regresar más a la escuela y buscar algo en la calle para continuar superándose.
Al llegar a la oficina del Ministerio de Educación, ubicada en Las Delicias, El Cotorro, preguntó con interés por las carreras que se ofertaban. La secretaria miró el listado y le leyó: Gastronomía, Geodesia y Cartografía y Sepulturera. Natalie quedó boquiabierta. No sabía si reírse o mandarlos al diablo.
Hoy Natalie tiene una hermosa niña y se desempeña como ama de casa. Le molesta ver como exhiben en la televisión los graduados, todos hijos de papá y mamá. Piensa trabajar en lo que sea para el día de mañana tener con qué sobornar a los doctos venideros.
Los jóvenes se preguntan por qué no pueden estudiar y ser lo que quieran, por qué tanta juventud tirada al olvido.
Estoy de acuerdo con lo que opinaron las autoridades uruguayas acerca de "los charrúas" que se gradúan en Cuba. La educación ofrecida por el gobierno cubano, mediocre e ideologizada, no enseña nada.
El Ministerio del Trabajo no tiene trabajo para ofertar a los jóvenes cubanos en los próximos cinco años, según una fuente de ese organismo.
Natalie, Daniel y Ana Laura ven con desespero su futuro. ¿Cómo sobrevivir? ¿Qué camino elegir? Los jóvenes se preguntan.
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