domingo, 5 de junio de 2011

Las fábulas y la vida real


Escrito por Luis Cino Álvarez


Arroyo Naranjo, La Habana


5 de junio de 2011


(PD) El periodista uruguayo Fernando Ravsberg tiene a veces raros destellos de lucidez en su blog de BBC Mundo. Quiero decir, cuando no le da por comparar a Cuba con El Salvador, cuando no escribe acerca de las bodas en los hoteles de las cayerías y de los cubanos ricos que desde La Habana mantienen a cuerpo de rey a parientes en Miami o España.

A veces le da por defender a los jubilados que se mueren de hambre con sus pensiones casi simbólicas, a los ancianos que ya no pueden vender al menudeo los cigarros que retiraron de la cuota normada, a los que recogen latas y botellas bajo el hostigamiento de la policía, que los acusa (como si de Viena o Praga se tratara) de tener "mal aspecto, ensuciar la ciudad y diseminar enfermedades".

Hace unos meses hasta se atrevió a entrevistar a familiares de los enfermos que murieron de hambre y frío en enero de 2010 en el hospital siquiátrico de Mazorra y a exigir castigo para los culpables.

En su blog de BBC Mundo se basta y se pinta sólo para fustigar a burócratas y corruptos que traban los cambios al malinterpretar y distorsionar las orientaciones de la alta dirigencia, a la que siempre concede muchísimo más que el privilegio de la duda razonable en cuanto a generosas intenciones.

No hace mucho a Fernando Ravsberg le dio por sugerir que los disidentes cubanos, que ya no tienen de qué quejarse ante tanta actualización del modelo económico, diálogo entre el gobierno y la iglesia católica y presos liberados con destierro, para demostrar que no son mercenarios del imperio protesten ante la Sección de Intereses Norteamericana en La Habana por el encarcelamiento ilegal de islamistas en la base naval de Guantánamo.

Aunque tan insólito acto probablemente no logre cambiar su opinión sobre los disidentes, de seguro Ravsberg estaría allí para reportar y puede que hasta se embulle y grite alguna consigna antiyanqui mientras los segurosos y las brigadas de respuesta rápida, que no suelen hacer distingos, apalean a los manifestantes.

A Ravsberg le zumba la carabina, pero no es el único corresponsal extranjero que escribe tonterías sobre Cuba.

La prensa internacional acreditada en La Habana insiste en que a partir del VI Congreso del Partido Comunista, los cambios van viento en popa y a toda vela y Cuba se encamina a la prosperidad. ¿Quién lo diría? En esta insistencia, más que wishful thinking, muchos empezamos a sospechar que predomina una complicidad más interesada en los euros o los dólares de los inversionistas foráneos que en la política.

La mayoría de los corresponsales extranjeros acreditados en Cuba de lo que más hablan en sus reportes es de "los nuevos empresarios y hombres de negocio" y del "florecimiento de los restaurantes privados en La Habana". Como si no existieran inspectores chantajistas y trabas de todo tipo. Como si todos los dueños de paladares tuvieran la suerte de los dueños de "La Madriguera".

Capaz que para rebatirme y mostrarme que La Madriguera no es una excepción, me citen el caso de La Paila, la suntuosa paladar en Playa de los parientes del tronado y empijamado ex-canciller devenido pintor Roberto Robaina. Hasta Jimmy Page, el guitarrista de Led Zeppelin, comió allí. Para atestiguarlo, hay una foto en la pared, donde aparece el melenudo comensal retratado con su fan y anfitrión, el bien cuidado, próspero y sonriente Alex, al que no le cabe un alpiste...

¿Qué importa lo que digan los periodistas independientes, tan hipercríticos y apasionados como nos reprochan ser, si sobre Cuba, todo lo que hay que decir y conviene escuchar, del modo más políticamente correcto posible, lo dice la prensa internacional?

Confieso que frecuentemente me invade el desánimo. El "colapsus putis" que dice un amigo. Sabemos que en nuestras condiciones actuales, siempre vigilados, sin cifras oficiales fidedignas y con fuentes que lloran de rabia e impotencia porque le molieron al hijo a palos los guardias de la prisión pero que probablemente se retracten en cuanto sientan el ruido de la Suzuki del oficial de la Seguridad del Estado viene a advertirle de las consecuencias de "relacionarse con contrarrevolucionarios", es muy difícil que podamos escribir el gran reportaje que sueña todo periodista que se respete.

En realidad, no hay que ser tan pesimistas. Siempre hay temas que quedan demasiado anchos a los periodistas foráneos, que por comodidad, para no ensuciarse los zapatos y que no les roben las cámaras, no se alejan demasiado de Meliá Cohiba o el Miramar Trade Center.

A cargo nuestro quedan no sólo las cárceles y los presos, que definitivamente no interesan a la prensa extranjera, sino también las historias de las jineteras, las chupa-chupa, sus chulos, los travestis de la calle Reina que no han sido engatusados y "cogidos para sus cosas" por la princesa Mariela y el CENESEX, los habitantes de los llega y pon de la periferia y los solares de Centro Habana.

Pero siempre habrá quien considere demasiado tremebundas esas historias y opine que desde la ficción, Pedro Juan Gutiérrez lo hace mejor. Y entonces volverá a buscar en la prensa extranjera la fábula del cuentapropista próspero, el dirigente reformista y el malvado burócrata. O la última ocurrencia en su blog del inefable Ravsberg.

luicino2004@yahoo.com

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