lunes, 25 de julio de 2011
Cuando un amigo se va y África da un paso trascendental
Escrito por Julio Antonio Aleaga Pesant
El Vedado, La Habana
25 de julio de 2011,
(PD) El poeta y músico Facundo Cabral, fue asesinado por un sicario equivocado en Ciudad Guatemala, camino del aeropuerto. Y mientras Walter Martínez intentaba demostrar a sus televidentes que era un asesinato político, lo único claro fue el peso del crimen organizado en la realidad latinoamericana. No es nuevo, hace unos años asesinaron de la misma manera en el aeropuerto de México, al Obispo de Guadalajara. En Bombay también hace unos días, el terrorismo islámico cobró innumerables víctimas en un atentado dinamitero y la Rusia tercermundista honró a los muertos en el incomprensible hundimiento de un transbordador en el rio Volga.
Tanta tragedia postmoderna no debe obnubilarnos. En África se dio un paso trascendental, comparable a sus procesos de independencia. El 9 de julio se proclamó la República de Sudan del Sur, luego de un plebiscito entre los habitantes de esa conflictiva área del sur del Sudan. Una fórmula alejada de las invasiones armadas, los golpes de estado y los tejemanejes de las potencias ex coloniales y de las tribus predominantes.
Un Estado nació, sobre la responsabilidad y la participación de los ciudadanos que decidieron erigirlo.
En contradicción, nadie hizo más por la constitución del nuevo país que Omar al Bashir. El “Presidente del Sudan”, juzgado por crímenes de guerra en la Corte de la Haya, provocó miles de muertos y refugiados entre las minorías étnicas del sur, fundamentalmente católicas y radicalizó el concepto de independencia. Impidió la concertación entre las dos comunidades fundamentales del antiguo país, la musulmana mayoritaria y asentada en el norte y la católica minoritaria y acordada en el sur. Esa confrontación provocó en los últimos treinta años más de 2.2 millones de muertos, y cifra similar de desplazados. Reanimó la esclavitud como botín de guerra y el uso de menores en el conflicto y de mujeres como prostitutas a la fuerza.
Desde la fundación de la Organización de la Unidad Africana (OUA) hace cincuenta años, y luego su suplantación por la Unión Africana (UA) en el 2002, los Estados del continente se vieron ante la imposibilidad legal y política de reordenar las arbitrarias fronteras heredadas de la colonia. Fronteras que muchas veces dividían etnias, tribus y conglomerados históricos etno culturales y religiosos.
Aun se recuerdan el millón de víctimas de la guerra entre Tutsis y Hutus en la zona de los Grandes Lagos que ocupan tres países, Ruanda, Burundi y la República Democrática del Congo (Zaire). Las miles de víctimas en otros conflictos como el de Katanga (Angola y Zaire). La división arbitraria del cuerno africano donde se enfrentaron Djiboutenses, etíopes, eritreos y somalos. La guerra entre Chad y Libia. O la guerra inter étnica en Angola entre los de la costa apoyados por el Movimiento para la Liberación de Angola (MPLA) y el interior defendidos por la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA), donde jugaron un rol importante en el conflicto las tropas cubanas y que solo se solucionó tras su salida.
Los recién estrenados gobernantes de la República de Sudan del Sur, tienen serios conflictos para adelantar el país en el concierto de los países africanos. Tienen uno de los índices de desarrollo más bajo del mundo. Un 75% de analfabetismo. Un 10% de los niños muere antes de los cinco años. Pero además su población padece los golpes psicológicos de la violencia étnica, la esclavitud y otras prácticas antihumanas desarrollados por los musulmanes del norte. Sin embargo el más complejo pasa por la seguridad de sus fronteras norte y este y, el control y aprovechamiento mesurado sobre la riqueza petrolera.
Como la práctica manda, el Richeliu insular, Machado Ventura, envió al Vicepresidente Estaban Lazo al frente de una delegación cubana a la toma de posesión del gobierno del nuevo Estado y seguramente a ofertar becas y médicos para ampliar su marco de influencia y asegurar su voto en los eventos internacionales.
Poco puede enseñar el comunista Lazo, a los políticos sursudaneses y en especial al presidente Salva Kir Mayardit, que no sea intentar mantenerse en el poder y no permitir opiniones diferentes. No obstante, según dice Prensa Latina, algo más de cincuenta profesionales graduados en universidades cubanas en las décadas del 80 y 90 del siglo XX, se reunieron con él y le agradecieron el estudiar en la isla del Caribe.
aleagapesant@yahoo.es
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