lunes, 11 de julio de 2011

El peso de la ley


Escrito por Odelín Alfonso Torna


Arroyo Naranjo, La Habana


Julio 11 de 2011


(PD) El norteamericano James Richard Verone irá a prisión por robar voluntariamente un dólar de su banco local RBC. Así copió la noticia el Órgano Oficial del Comité Central del PCC, Granma, de la publicación digital Aporrea, el pasado viernes 24 de junio.

Verone sólo buscaba cobertura médica a sus padecimientos y estar preso era la solución.

Lejos de destacar los padecimientos y los tropiezos de James Richard Verone para conseguir empleo en Estado Unidos, Aporrea y Granma como órgano repetidor, deberían agregar que tanto para Verone como para el presidente Barack Obama, la ley norteamericana es pareja.

El gobierno cubano encubre el robo de millones de dólares como los que robó el General histórico de la revolución y ex bandido número uno de la Aeronáutica Civil en Cuba, Rogelio Acevedo.

Granma nada investiga y publica sobre esto. Sin embargo, el pasado martes 7 de junio, informó acerca de un grupo de directivos, que estaban bajo el mando de Acevedo, sancionados por el Tribunal Provincial de La Habana con penas de 10 a 3 años de privación de libertad por delitos de corrupción administrativa.

El grupo de 15 personas, entre ellos 4 mujeres, presuntos culpables en el escándalo de corrupción desatado en Cubana de Aviación hace aproximadamente dos años, donó su libertad para preservar la deshonra de la revolución cubana.

Pero estas felonías y maltratos extramuros no serán los únicos ni los últimos publicados por Granma. Nadie en Cuba va a prisión por robar –voluntariamente y sin violencia- un peso en un Banco Metropolitano, menos si éste persigue atención médica gratuita. Eso no es noticia. Es más creíble que alguien robe recursos de una empresa para obtener favores médicos o de otra índole.

La dirigencia histórica necesita justificar lo que entra y sale de su botín, esos lujos y gastos protocolares que paga el pueblo trabajador. Reconoce que sin ladrones autorizados no hay país, ni presos, ni “exiliados” que huyen con dólares a paraísos fiscales. De vez en cuando necesitan depurar las malas influencias, poner al desnudo a los indignos y trogloditas que se hartan de la miel prohibida, la del poder.

Verone en La Habana lo hubiese pensado mejor. Primero, porque un peso cubano es nada y segundo, porque es preferible vivir con el síndrome del túnel carpiano en la calle que morir de tuberculosis en la prisión de Taco Taco.

Como de costumbre, Acevedo y otros responsables del poder celestial, compraron el perdón por el escándalo de Cubana de Aviación. En cuanto a los implicados en la nota publicada en Granma, el 7 de junio, faltó quizá un revolver en la sien para redactar sus cartas de arrepentimiento o la confesión a rostro cubierto por la televisión.

Es preciso justificar en la prensa oficial a los bandidos pobres, víctimas del imperio, aunque no quiero decir que James Richard Verone lo sea. Los de casa, mientras no se viren con ficha, calificarán como bandidos autorizados. Recordemos a quienes pagaron sus felonías con el paredón, los generales Arnaldo Ochoa Sánchez y Antonio La Guardia Font, en la causa 1 de 1989.

Por supuesto que Granma no se mueve hacia las interioridades del poder, a menos que se le oriente escarmentar al “hombre nuevo” y poner a fuego lento sus blandenguerías.

James Richard Verone pagó el peso de la ley por robar un dólar. Prefirió ir a prisión antes que continuar sin atención médica por los dolores en el pecho. Un hecho delictivo que nunca veremos en los tribunales cubanos.

odelinalfonso@yahoo.com

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