miércoles, 27 de julio de 2011
¿Otro Matías Pérez?
Wednesday, July 27, 2011 | Por Miguel Iturria Savón
LA HABANA, Cuba, julio, www.cubanet.org -Dos semanas después de la caída del cadáver del joven cubano Adonis Guerrero Barrios en el aeropuerto madrileño de Barajas, la prensa oficial cubana omite la tragedia de nuestro último polizonte, quien se aferró al tren de aterrizaje de un avión de Iberia en La Habana para escapar de la isla. El silencio se extiende a la decena de audaces que perdieron la vida en intentos similares. Los matices de la ausencia pasan por el cálculo político, la desesperanza del país y las quimeras de los muchachos que quieren sacudir la grisura de su época sin pensar en las posibles consecuencias de sus actos.
En estos días la prensa internacional y algunos bloggers y periodistas alternativos recuerdan el nombre de los antecesores de Adonis Guerrero Barrios, entre quienes figuran dos que sobrevivieron a la odisea aérea, el último el 10 de diciembre del 2002 en las alas de una nave cubana que arribó a Montreal, Canadá, tras cuatro horas de vuelo desde La Habana.
El silencio favorece las especulaciones. Mientras el gobierno y su maquinaria informativa juegan al olvido del “pasajero de la muerte” y sobredimensionan noticias como las protestas de los indignados en Madrid y otras ciudades de España, los diarios del exilio y los comunicadores que desde la isla denuncian el absurdo cotidiano a través de Internet describen los detalles de nuestro último Matías Pérez.
Hay quienes hablan de “la locura de los jovencitos” que se lanzan al aire para escapar del país y piensan que “el hecho no es responsabilidad de las autoridades”, lo cual es una verdad a medias pues la omisión incrimina. Las víctimas no son culpables. Adonis Guerrero, el campesino de Yateras emigrado a un caserío de Batabanó, al sur de La Habana, de donde salió hacia el aeropuerto capitalino y de este a Madrid, quería probar suerte en otro territorio, al igual que los millares de balseros que cada año desafían a los tiburones en el estrecho de la Florida.
Ninguno de estos “jóvenes suicidas” busca el protagonismo de Matías Pérez, aquel criollo de mediados del siglo XIX que fascinado por los artefactos de vuelo se montó en un globo y desapareció de La Habana. Los supuestos seguidores de Matías Pérez buscan la libertad de oportunidades y movimientos que les niegan en la isla. Al desafiar a la muerte desde el tren de aterrizaje de un avión extranjero quieren escapar del absurdo.
En vez de ocultar un hecho tan lamentable sería mejor que las autoridades informaran al respecto a la población y adoptaran medidas para impedir muertes inútiles. La solución pasa por otras coordenadas pero enmascarar la verdad no contribuye a nada.
La tragedia de Adonis Guerrero Barrios, nuestro último polizón, merece ser ventilada públicamente, sin miedo a las consecuencias mediáticas. Ojalá contribuya a desatar los cambios que necesita el país para brincar el sobresalto del inmovilismo y brindar las posibilidades que pondría punto final a hechos semejantes.
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