martes, 11 de octubre de 2011

Burdeles y mujeres de la vida




Martes, 11 de Octubre de 2011 00:01


Escrito por Rogelio Fabio Hurtado


Así llamaban en mi niñez a las hoy conocidas como jineteras. Las personas mayores de mi casa se morían de la risa con los cuentos de ellas que les hacían Vicente y Coronita, dos albañiles de la cuadrilla de mi abuelo Don Pablo, quienes eran como de la familia. Disfrutaban, con la fruición propia de las mujeres decentes respecto al tópico. Los niños nos quedábamos intrigados.

Adolescentes ya, un mediodía de sábado, bajábamos por Galiano, Albertico Dennis y yo cuando una mujer trigueña, bajita, con una saya estrecha y muy pintada, llamó a este y le habló al oído. Albertico negó con la cabeza y cuando volvió le pregunté qué quería la señora esa. Me contestó: “Me preguntó si quería pasar un rato con ella y le dije que no”. Los dos pensamos que estaría trastornada, aunque se veía bien compuesta.

Ese fue nuestro único encuentro cercano con una de las últimas mohicanas que salían a hacer la calle en tiempos de revolución. Luego, la prostitución fue perseguida: los chulos se convirtieron en milicianos y las muchachitas alegres en taxistas, llamadas Violeteras por el color de la carrocería de sus carros.

A lo largo de los años, nunca he sabido si agradecerle o reprocharle al Proceso por aquella clausura de los llamados barrios de tolerancia, socialmente tan loable que, sin embargo, dificultó muchísimo mi iniciación sexual. Hoy han vuelto por sus fueros, pero se cotizan en divisa y ya prácticamente no las necesito. Siempre que cruzo por Zanja y Galiano, recuerdo a aquella mohicana, que bien pudo haber sido la primera.

rhur46@yahoo.com

Foto: Juan A. Madrazo

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