Congreso Internacional de Pedagogía: otra feria de ilusiones

El cónclave fue organizado hace ya muchos años sobre las supuestas excelencias y logros del sistema educacional cubano. Ahora Pedagogía 2013 reproducirá una escenografía y guión ya planificados y muchas veces vistos. El Palacio de las Convenciones de La Habana y los demás espacios seleccionados volverán a ser sedes de conferencias que serán magistrales antes de dictarse. De seguro habrá presentaciones del grupo de teatro infantil “La Colmenita” y se conmoverá la sensibilidad de los participantes extranjeros con las visitas a la escuela Solidaridad con Panamá, especializada en la atención de niños con severas discapacidades motoras.

Como es natural, el evento se convertirá para los delegados cubanos en una carrera desenfrenada para procurar nuevas invitaciones a cuanto curso, pasantía, evento, misión o contrato en el extranjero pueda aparecer. Porque el objetivo soñado de cada profesional cubano que se respete es lograr la posibilidad de separarse al menos un tiempo de su familia y espacio natural de labor para ir a “sacrificarse” en esos detestables escenarios que están muy lejos de las maravillas que aquí podemos mostrar.
A esta altura, me declaro incapaz de definir si los invitados son muy ingenuos, demasiado hipócritas y oportunistas, o si es que los cubanos hemos desarrollados una excepcional capacidad para manipular y esconder la realidad. ¿Cómo es posible desarrollar casi una semana de exposiciones e intercambios sobre las supuestamente magnificas experiencias, logros y diseños del sistema educacional cubano en las propias narices del desastre generalizado que constituyen todos los niveles de esa catastrófica estructura?
Hay que reconocer la capacidad de las autoridades cubanas para desarrollar un evento de tal dimensión y esconder los terribles efectos de megalómanos y costosos proyectos fracasados como Las escuelas en el campo, los maestros emergentes o la municipalización de la universidad.
Una vez más, los delegados extranjeros se marcharán emocionados e ignorantes sobre los deplorables niveles hasta los que ha caído la calidad y el aprovechamiento académico de los estudiantes cubanos en todas las instancias. Nuestros visitantes se estremecerían hasta el colapso si conocieran las deficiencias técnicas y académicas que exhiben muchos maestros y profesores, así como las profundas lagunas de conocimientos que arrastran los estudiantes cubanos en asignaturas fundamentales como el español, la ortografía, la historia, las matemáticas o la geografía.
Qué pensarían nuestros visitantes si conocieran como esas lagunas y retrasos se convierten en agobiante catástrofe con cada edición de los exámenes de ingreso a la enseñanza universitaria, donde los más aventajados alumnos muestran todo un rosario de barbarismos e ignorancias que brindan el más nítido retrato de una crisis que se agrava cuando los responsables máximos se niegan a aceptarla en su justa dimensión.
Las autoridades cubanas, en lugar de armar cada dos años una nueva feria de ilusiones para apuntalar su imagen de bienhechores sociales y paladines de la solidaridad, debían mirar hacia adentro con valentía y honestidad para, primero que todo, reconocer la dimensión y profundidad de la crisis que agobia a su sistema educacional.
Está claro que no debemos renunciar a la universalidad del acceso a la educación, pero también quedó plenamente demostrado que el Estado reporta más daño que beneficio como regente único de tan importante sector. Otros actores y mecanismos pueden aportar mucho al mejoramiento de la educación cubana.

Si el gobierno cubano admitiera la posibilidad y ventajas de permitir a iglesias y cooperativas de maestros con experiencia abrir nuevos espacios educacionales, de seguro contribuiría a sanear y mejorar la calidad de la educación, y sobre todo, impulsaría la eliminación de la muy preocupante espiral de corrupción docente que tanto resquebraja las referencias éticas en un sistema educacional donde los exámenes y niveles tienen precio fijo y público.

Sé bien que a los gobernantes cubanos les resulta muy difícil renunciar al control y manipulación total de los individuos y a las estructuras que le propician una falsa imagen de benefactores supremos. Está demostrado que muy poco les importa la calidad de la educación –de hecho, un pueblo ignorante y desinformado es más fácil de dominar y estafar− y el futuro de Cuba, por lo que es muy posible que la educación cubana se siga desmoronando ante nuestra impotente inquietud y al ritmo de más “exitosos” congresos de Pedagogía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario