miércoles, 27 de febrero de 2013


Transporte urbano pasa factura

 | Por Odelín Alfonso Torna
LA HABANA, Cuba, febrero, www.cubanet.org -Aun cuando el Estado cubano propicia más caballerías de tierras en usufructo a campesinos y cooperativistas, la producción agrícola languidece en medio de la burocracia y los impagos. Similar suerte corre el arrendamiento de barberías y expendios de alimentos estatales, en su desfasada pretensión de competir con el comercio por cuenta propia.
Ahora, para desgracia de muchos y beneficio de unos pocos, el Estado tiene además sobre el tapete las cooperativas de transportistas, principalmente en La Habana.
En un reportaje transmitido en la segunda edición del Noticiero Nacional de la Televisión Cubana, el pasado 22 de febrero, el viceministro del Transporte dijo: “Hay que aplicar nuevas formas de gestión, hay que transformar la gestión del transporte, de manera que exista una mayor motivación de los trabajadores, y un mayor compromiso de éstos con la calidad del servicio que se presta a la población…”
El transporte urbano sufre un mal de fondo, lo sabe el gobierno y lo cacarea la prensa oficial. Los ciclos de reparaciones se incumplen, campea el ausentismo, la insuficiente recaudación, la desmotivación salarial, las indisciplinas sociales y otras tantas irregularidades.
En la capital cubana se mueve diariamente 1 millón 48 mil pasajeros en ómnibus chinos y ucranianos, de un total de 2 millones 500 mil habitantes. La sobrexplotación de los ómnibus es tal que en terminales como El Calvario, al sur de la capital, más de 35% del parque está descontinuado. Por si fuera poco, la reparación de un motor le cuesta al Estado entre 10 y 15 mil dólares, sin contar que cada neumático se adquiere en el mercado foráneo por más de 300 dólares.
¿Existe alguna otra opción para recuperar el transporte público en la capital?
La idea de crear cooperativas con ómnibus estatales viene horneándose al más alto nivel. De ello se desprenderá sin dudas un aumento del precio del pasaje, sobre todo para estimular a choferes, mecánicos y directivos.
En fase experimental, ya funcionan así algunas piqueras de taxis estatales o los llamados taxi-bus. Aunque las tarifas en pesos convertibles -o el equivalente en moneda nacional- son una tentativa, la idea no fragua del todo bien entre los empleados del sector, sujetos a la autogestión y el mantenimiento de los vehículos arrendados.
Cuando se habla de autogestión, el chofer es el encargado de costear las reparaciones y demás insumos, máxime cuando en Cuba no existe un mercado mayorista y las piezas de repuesto son importadas por encargo. Entonces, ¿quiénes serán los más beneficiados con esta nueva gestión estatal?
Crear cooperativas es parte de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución. Para ser más explícitos, el Estado arrienda los servicios que económica y socialmente le interese –preferiblemente debilitados o disfuncionales- y saca de esta operación la mayor tajada.
¿Qué precio tendrá el pasaje de ómnibus con la futura “forma de gestión”? La fórmula está plasmada en el lineamiento 284, sobre la Política para el Transporte: “Implementar nuevas formas de cobro en el transporte urbano de pasajeros en función de minimizar la evasión del pago y el desvío de la recaudación.”
A juzgar por lo visto en sectores como el agrícola o el comercio interior -acaparamiento de materias primas y precios prohibitivos como parte ineludible de la “autogestión”-, aumentar el costo del pasaje sólo conseguirá disminuir la transportación diaria de pasajeros.
Así, el presidente Raúl Castro elimina paulatinamente las gratuidades, pero de los salarios miserables ni se acuerda.

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