lunes, 2 de septiembre de 2013

Fidel el campechano


Hildebrando Chaviano Montes
Cuba actualidad, El Vedado, La Habana, (PD) Al líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro, se le ha conocido a lo largo de los años como revolucionario, anti imperialista, tozudo, escurridizo –según La Parca-, y así con muchos otros adjetivos.
Pero este 13 de agosto, día de su celebrado y no por eso bien recordado cumpleaños, el órgano de prensa del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, se excedió.
Un colega desempolvó un encuentro de pelota celebrado en la década del 60 entre el Comandante en Jefe y un grupo de campesinos tan guatacas, que da grima ver el orgullo y la alegría con que después de tantos años, recuerdan los momentos bochornosos vividos en un terreno de pelota improvisado entre las montañas.
Cuentan que: "Varias anécdotas jocosas matizaron la jornada, como la del toque de bola de Alcides, cuando el Jefe, que fue el pitcher durante siete entradas, lo hizo volver a batear porque aquello era "juego de manigua"; o aquella en que un roletazo del Comandante dio contra una bosta seca de vaca, detuvo la pelota y permitió ponerlo out en primera, provocando un desacuerdo y la expulsión del árbitro, porque si no da donde dio, me hubiera embasado", argumentó.
Sin embargo, entre todos los pasajes, ambos hermanos recuerdan con especial regocijo uno que, ellos dicen, siempre les revela al Fidel intransigente y jovial. "A Alcides le decían La Jiribilla, por su velocidad corriendo. Al ser rápido fue que pudo embasarse con el toque de bola, y Fidel lo viró".
"Pero después del toque –interviene Alcides-, logré darle un hit. Luego, mientras el Comandante hacía el movimiento para lanzar, me robé la segunda. Cuando se dio cuenta, se bajó de la lomita, caminó hacia mí y me hizo virar otra vez. ¡Oiga, vuelva para primera que a mí ni en la pelota me pueden robar!"
Ahora resulta que no respetar las reglas, imponer arbitrariamente su voluntad, expulsar del juego nada menos que al mismísimo encargado de administrar justicia, faltar el respeto de la manera más grosera posible a jugadores y público presente, y protagonizar varias perretas, se convierten en inocentes jocosidades y lecciones de intransigencia.
El mal ejemplo narrado por el periodista no es producto del carácter campechano de Fidel Castro, porque este señor que no sabe hacer chistes, ni bailar, ni de lejos ha sido campechano. Ofender al prójimo, imponer la jerarquía política y violentar las reglas, ya sea en una pesquería o en un juego de pelota, no tiene nada de jocoso y sí mucho de actitud sociópata. Así ha gobernado; a capricho, con arranques de mal genio, sin aceptar críticas ni iniciativas y rompiendo sus propias reglas cada vez que le ha parecido bien hacerlo.
Gracias al periodista por traer esta pincelada, que retrata de cuerpo entero al hombre que varias generaciones de cubanos han tenido como ejemplo supremo de virtudes y sabiduría. No se puede culpar al hombre nuevo por ser un consecuente violador de las leyes y un ciudadano sin respeto al prójimo. El culpable de la degeneración social de la que somos testigos en Cuba y que tanto alarma a su heredero, acaba de cumplir 87 años.
Para Cuba actualidad: hildebrando.chaviano@yahoo.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario