Desde 1959 el Ejército Revolucionario es la fuerza suprema de poder en Cuba. A diferencia de la Unión Soviética, donde el Partido Comunista tomó el control del Estado y el ejército fue purgado por Stalin, Fidel Castro forjó en el ejército la matriz de su autoridad totalitaria, delegando a los cuadros civiles del Partido la administración burocrática.
El alto mando militar es hoy con Raúl Castro, como ayer con Fidel, el factor decisivo que por más de medio siglo sostiene la tiranía en el poder. Todos los altos mandos de las Fuerzas Armadas son miembros del Comité Central del Partido y los militares controlan el Buró Político, que es en la práctica la máxima autoridad del Estado cubano.
En su mayoría, la cúpula militar tiene sus raíces en la provincia de Oriente, incluyendo a Fidel y Raúl Castro, Abelardo Colomé “Furry” (ministro del Interior), Leopoldo Cintras (ministro de las Fuerzas Armadas), Álvaro López Miera (viceministro primero del MINFAR y jefe del Estado Mayor del Ejército), Samuel Rodiles (jefe del Instituto de Planificación Física), Ulises Rosales (ministro de Agricultura), Ramón Pardo (jefe del Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil), Enrique Lusson (ministro de Transporte) y Joaquín Quinta Sola (viceministro del MINFAR). Hombres formados en la obediencia a Fidel y Raúl Castro y cuya limitada cultura se reduce a la propaganda marxista y antiyanqui.
El fusilamiento del general Arnaldo Ochoa en 1989 marca el castigo que sufren los críticos del máximo líder. Hecho que quedó grabado en la memoria colectiva del ejército entrenado en el uso de la violencia y la represión como arma política. Ninguna dictadura podría sobrevivir por tantos años de fracasos si no recurriera al terror.
Los encargados del trabajo “sucio” de represión son los generales Carlos Fernández Gondin (viceministro primero del MININT), Eduardo Delgado (jefe de la Dirección de Inteligencia del MININT), y el vicealmirante Julio César Gandarilla (jefe de la Contrainteligencia Militar). En este frío y despiadado grupo se cultiva el espíritu de casta, la inflexibilidad ante el opositor y la crueldad sin límites. Aquí no hay vestigios de remordimientos. Ana Belén Montes, la espía que penetró los más altos círculos del Pentágono, y los 5 miembros de la Red Avispa participaron en este entorno de psicópatas.
En la actualidad los militares controlan más del 70% de la economía de Cuba. El coronel Luis Alberto Rodríguez Calleja, yerno de Raúl Castro, es el director del Grupo de Administración de Empresas (GAESA). El mayor conglomerado de negocios del Estado cubano bajo el control del Ejército. GAESA no publica estados financieros. Entre sus funciones, Calleja supervisa el mega-proyecto del puerto de Mariel.
El coronel Héctor Oroza Busutin es el jefe de CIMEX, absorbido por GAESA y que administra las operaciones de múltiples empresas que incluyen servicios de comida rápida, tiendas y hasta joyerías. Todas funcionan en moneda fuerte. El general Luis Pérez Rospide es el director del grupo GAVIOTA S.A., también integrada a GAESA, que maneja líneas aéreas para turistas y hoteles de 4 y 5 estrellas y miles de empleados. El general Salvador Pardo es ministro de Industrias y el coronel Manuel Marrero ministro de Turismo.
Estas son claras evidencias del control de las Fuerzas Armadas en la vida política y económica de Cuba. Funesta tradición de militarismo que está profundamente enraizada en nuestra cultura política. Infortunado país que perdió el rumbo, tiranizado por militares que como en otros tiempos históricos, aplastan las libertades ciudadanas y disfrutan a plenitud los privilegios del poder. Triste destino de la Isla trágica.
Investigador asociado del Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Americanos de la Universidad de Miami. Es abogado, historiador y autor de “ La Muerte de un Sueño”.
El alto mando militar es hoy con Raúl Castro, como ayer con Fidel, el factor decisivo que por más de medio siglo sostiene la tiranía en el poder. Todos los altos mandos de las Fuerzas Armadas son miembros del Comité Central del Partido y los militares controlan el Buró Político, que es en la práctica la máxima autoridad del Estado cubano.
En su mayoría, la cúpula militar tiene sus raíces en la provincia de Oriente, incluyendo a Fidel y Raúl Castro, Abelardo Colomé “Furry” (ministro del Interior), Leopoldo Cintras (ministro de las Fuerzas Armadas), Álvaro López Miera (viceministro primero del MINFAR y jefe del Estado Mayor del Ejército), Samuel Rodiles (jefe del Instituto de Planificación Física), Ulises Rosales (ministro de Agricultura), Ramón Pardo (jefe del Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil), Enrique Lusson (ministro de Transporte) y Joaquín Quinta Sola (viceministro del MINFAR). Hombres formados en la obediencia a Fidel y Raúl Castro y cuya limitada cultura se reduce a la propaganda marxista y antiyanqui.
El fusilamiento del general Arnaldo Ochoa en 1989 marca el castigo que sufren los críticos del máximo líder. Hecho que quedó grabado en la memoria colectiva del ejército entrenado en el uso de la violencia y la represión como arma política. Ninguna dictadura podría sobrevivir por tantos años de fracasos si no recurriera al terror.
Los encargados del trabajo “sucio” de represión son los generales Carlos Fernández Gondin (viceministro primero del MININT), Eduardo Delgado (jefe de la Dirección de Inteligencia del MININT), y el vicealmirante Julio César Gandarilla (jefe de la Contrainteligencia Militar). En este frío y despiadado grupo se cultiva el espíritu de casta, la inflexibilidad ante el opositor y la crueldad sin límites. Aquí no hay vestigios de remordimientos. Ana Belén Montes, la espía que penetró los más altos círculos del Pentágono, y los 5 miembros de la Red Avispa participaron en este entorno de psicópatas.
En la actualidad los militares controlan más del 70% de la economía de Cuba. El coronel Luis Alberto Rodríguez Calleja, yerno de Raúl Castro, es el director del Grupo de Administración de Empresas (GAESA). El mayor conglomerado de negocios del Estado cubano bajo el control del Ejército. GAESA no publica estados financieros. Entre sus funciones, Calleja supervisa el mega-proyecto del puerto de Mariel.
El coronel Héctor Oroza Busutin es el jefe de CIMEX, absorbido por GAESA y que administra las operaciones de múltiples empresas que incluyen servicios de comida rápida, tiendas y hasta joyerías. Todas funcionan en moneda fuerte. El general Luis Pérez Rospide es el director del grupo GAVIOTA S.A., también integrada a GAESA, que maneja líneas aéreas para turistas y hoteles de 4 y 5 estrellas y miles de empleados. El general Salvador Pardo es ministro de Industrias y el coronel Manuel Marrero ministro de Turismo.
Estas son claras evidencias del control de las Fuerzas Armadas en la vida política y económica de Cuba. Funesta tradición de militarismo que está profundamente enraizada en nuestra cultura política. Infortunado país que perdió el rumbo, tiranizado por militares que como en otros tiempos históricos, aplastan las libertades ciudadanas y disfrutan a plenitud los privilegios del poder. Triste destino de la Isla trágica.
Investigador asociado del Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Americanos de la Universidad de Miami. Es abogado, historiador y autor de “ La Muerte de un Sueño”.
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