martes, 8 de octubre de 2013

Canciones que formaron mi irreverencia


Feliberto Pérez del Sol
Cuba actualidad, Santa Clara, Villa Clara, (PD) La temática abordada por varios grupos españoles de rock en sus canciones durante el decenio 1980-90, y sobre todo aquellas que atacaban la banca, la iglesia y el Estado, incidieron notablemente en la formación del ciudadano que soy. A través de sus textos, las bandas ibéricas me legaron un profundo aliento de libertad e irreverencia que aún conservo.
feliberto-perez-del-solDe aquellos días recuerdo gran número de agrupaciones, de las cuales todavía atesoro su música. Destacan en esa lista Barón Rojo y Ángeles del Infierno, vinculado el primero a la corriente hard rock y al heavy metal el segundo.
La Polla Record y Eskorbuto, con su punk rock o rock radical vasco, fueron otros que igualmente ejercieron su cometido en mi.
Algo más cerca en el tiempo, a esta selección se sumaron Maniática, Furia, Mago de Oz, Hamlet, Kalean, Sociedad Alcohólica, Extremoduro, Reincidentes, Los Clavos de Cristo, Kuero, y una decena más. De cada uno de ellos bebí un ingrediente vital, el que una vez fusionado con otros puntos de vista, y sin impregnarme demasiado, me esclarecieron un alto índice de cuestiones.
Se preguntarán qué pudo aportar un grupo de melenudos cultores de un sonido atípico por acá, vestidos por demás de manera nada convencional, a un joven cubano de origen campesino radicado en un barrio suburbano, para que este les confiera tal valor en su formación. Nada, o mejor dicho mucho, pues de ellos aprendí lo bien que le viene al alma expulsar, a través de la palabra, toda la rabia encerrada.
Por ejemplo, cuando oía el tema "Campo de concentración" de Barón Rojo, no dudé ni un momento que iba dirigido a quienes nos sabíamos presos en Cuba, pues si bien en una de sus partes se le deja oír que "desde cualquier rincón nos vigila un guardián...", en otra plantea que "...este mundo es un campo de concentración, pero piensa que es posible la evasión...".
Cuando les escuché "Tierra de nadie" ocurrió igual, sólo que para mejor dicha, el texto de los madrileños proponía entonces actos civiles. Un buen modo de ilustrar lo anterior es la siguiente estrofa: "No crees en banderas, prefieres luchar por la madre tierra por la humanidad/ no cavas trincheras en donde vivir, ni crees en consignas por las que morir/ no crees en partidos, es triste saber que gane quien gane tu vas a perder...".
Como bien dije al principio, Ángeles del Infierno fue una de las agrupaciones que ayudó a mi factor transformador, pues además de su franca confrontación con lo religioso, glorificó al individuo rockero. En una de sus canciones, se les oye decir: "Sexo, drogas y rock and roll es el lema de tu generación, mucha gente se fija en ti, y se pregunta qué te hace vivir, es la magia del rock´n´roll, que penetra en tu interior...".
De la anterior banda existe un clásico que canté siempre a todo pulmón con la sola intención de dejar clara mi total desobediencia hacia quien creía iba dedicado: Al mayor de los brothers Castro. En "Maldito sea tu Nombre" se oye: "Al principio todo era paz y contigo llegó la maldad,...haces siempre lo que quieres sin tener piedad,....maldito, maldito sea tu nombre...".
En cambio, cuando La Polla Record y Eskorbuto entraron en la escena underground local, con los primeros cassettes "de fabrica" que veía, supe que aquello era lo mío. En aquellas cintas hallé que un nuevo modo de vivir y de pensar existía, sólo era necesario forjarse un espacio meramente libertario donde practicarlo, y qué mejor que dentro de uno mismo.
A partir de allí comenzaron a abrirse mis perspectivas de librepensador, pues lo planteado por los piquetes vascos pasaba ya de criticar a los problemas a proponerles soluciones. Ya no se trataba de preguntarse quién era el culpable de algo, sino que se citaba el nombre directo del causante, algo que ni por asomo, al menos en el mundo cultural, sucedía por aquel entonces acá.
Por ello, si alguien me hastiaba con el ayer acudía a La Polla Record y le decía: "Hoy es el futuro, sólo tienes el presente...cuídate", y si lo hacía con respecto a la cordura, le exponía: "Yo no quiero callarme, la moral prohíbe que nadie proteste, ellos dicen mierda, nosotros amén...", y así según lo disputado. Toda esta forma de ver las cosas, claro está, fue gracias al idioma.
El cúmulo de asuntos que comencé a descifrar a través de la música rock peninsular me abrió a tal extremo el entendimiento, que ya no concebía la realidad cubana sin recurrir a un pedazo de canción. Resultado de esto fue que cualquier disyuntiva surgida en el plano nacional siempre la enfrenté con el estribillo exacto de una melodía.
Algo más de un cuarto de siglo después de que aquellas canciones incidieran en mi formación, confieso que la actual actitud que poseo me vino de ellas. El espíritu de rebeldía que todavía proyectan aún inunda mis anhelos de libertades individuales, contrarios a la sumisión eclesiástica, militar y estatal.
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