Cuba actualidad, Lawton, La Habana, (PD) A las 11:30 de la mañana, hora en que Isabel sale todos los días hacia el comedor comunitario donde almuerza su "sancocho" -como ella le llama- le tocan a la puerta.
Es el fumigador, bazuca en mano, para llenarle la casa de humo.
Isabel protesta, y aunque el joven trata de convencerla y le propone regresar más tarde, la mujer no acepta. En su trayecto, observa cómo el humo blanquecino sale por los resquicios de puertas y ventanas, y cómo las personas esperan en las aceras y portales un tiempo prudencial para entrar en sus casas, mientras el olor a petróleo invade las calles.
Isabel sabe que el Aedes aegypti, mosquito transmisor del dengue, está en cualquier lugar donde existan las condiciones para su desarrollo. Lo que no entiende es por qué siempre la culpa recae en los vecinos y sus viviendas, mientras en las calles los contenedores están abarrotados de tarecos y jabas de nylon que acumulan agua de lluvia durante días, y abundan los salideros y los charcos de aguas albañales con ese musgo verde negruzco que prueba su antigüedad, así como el agua estancada en las rejillas de las alcantarillas tupidas. Por eso se pregunta: ¿Quién le exige a las direcciones de Acueductos y Comunales por este abandono de años?
Aunque los medios no informan a la población, la avioneta que echa petróleo dos o tres veces al día y los campañistas movilizados, así como los rumores de personas ingresadas con dengue, es lo que alerta a los vecinos. Muchos opinan que la prevención y control del mosquito por parte del Gobierno no es sistemática ni eficaz, porque no se sanea la ciudad, y aunque se lo erradique de las viviendas, el mosquito encuentra albergue en la suciedad de las calles.
"Siempre hay dengue. Mi esposo lo tiene", dice Amarilis, una jubilada de Salud Pública, "Ya el Aedes se ha aplatanado: el abate está perdido y el petróleo no lo mata, además de ser perjudicial para la salud. Mi hija es asmática y le hace mucho daño, por eso no dejo fumigar en mi casa. Antes usaban el malathion, que sí es efectivo, pero ya no lo compran".
Pedro, un médico jubilado, comenta que en nuestro país el dengue fue erradicado desde 1940. Recuerda que se sabía de la existencia de esta enfermedad en otros países de América, pero en Cuba, con la preocupación de las autoridades sanitarias y de los Gobiernos por la higiene, los mosquitos no tenían cabida. La basura se recogía a diario, las calles estaban limpias –hasta se lavaban con camiones especiales- y el alcantarillado se mantenía en buenas condiciones. El abandono comenzó a partir de 1959, con este Gobierno "revolucionario".
En 1981 se desató la gran epidemia, cuando en un solo día -el 6 de julio- se detectaron 11 400 casos, aunque ya en 1979 se había localizado una incidencia en Palmira, un barrio de Cienfuegos. Y aunque a finales de 1981 el Gobierno cubano informó a través de la prensa que el dengue estaba erradicado del país, para nadie es un secreto que durante todos estos años han continuado apareciendo casos, y que hoy las condiciones están creadas para que se repita otra epidemia como la de aquel año.
Para Cuba actualidad, gladyslinares42@yahoo.com
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