lunes, 3 de febrero de 2014

Barrenderos, digna profesión

Guillermo del Sol Pérez
barrenderos1Cuba actualidad, Villa Clara, Santa Clara (PD) Desde la antigüedad, la higiene urbanística ocupa un lugar importante dentro de las reglas sanitarias en la convivencia. De esta forma se trata de proteger la salud humana e impedir la proliferación de epidemias que arrebatan miles de vidas.
La higienización urbana constituye un elemento clave en cualquier urbe o poblado. Millones de kilómetros de calles se barren diariamente en el mundo para tratar de mantener una higiene adecuada en zonas urbanas.
No pocos valoran la labor que realizan los barrenderos o barre-calles. Sin embargo, el agotador, pero digno trabajo no es bien aceptado por algunas personas que obvian la importancia que lleva implícito. Al menos en Cuba.
En algunos países se compite entre ciudades por la supremacía en la limpieza. Recuerdo una treintena de años atrás, cuando mí ciudad, Santa Clara, ostentaba el galardón del territorio más limpio de Cuba. Los barrenderos eran remunerados adecuadamente, contaban con medios y útiles de trabajo necesarios, se reconocía públicamente la importancia de su labor, a pesar de algunos insensibles que para molestar les llamaban "los leones".
Anteriormente estos trabajadores devengaban salarios según normas cumplidas; de ser sobre cumplidas estas, la paga incluía una prima adicional. Además, se garantizaba su avituallamiento: ropa, zapatos, guantes, fajas, etc. En fin, los trabajadores del barrido y recolección de la basura, pertenecientes a la Empresa de Servicios Comunales, se sentían satisfechos por la labor que realizaban.
Con el comienzo del llamado Periodo Especial, a inicios de la década de los 90 del pasado siglo, después de la caída del campo socialista, la Empresa de Comunales quedó muy mal parada, más no cesó su labor. Se recolectó basura con carretones tirados por caballos, se barrieron las calles con disímiles inventos, hasta con ramas de árboles y arbustos.
Para comienzos del nuevo siglo, se depauperó la higiene de las ciudades. Proliferaron los micro-vertederos, lo que trajo consigo enfermedades como cólera, dengue, lectopiroxis, etc, además de colonias de roedores e insectos.
El sistema de trabajo de Comunales se había perdido, la estimulación del salario, los medios de protección e higiene del trabajo, todo quedaba flotando, menos la basura que cada vez era más la cantidad vertida en calles, solares y ríos de las ciudades.
Para el año 2008 comenzó a verse una mejoría, nuevos programas de estimulación al trabajador así como una considerable mejora del salario.
La alegría duró poco. En 2013 nuevamente se afectaron los salarios. Los barrenderos que devengaban salarios hasta ese momento superiores a mil pesos, con igualdad de condiciones para todos ellos, comenzaron a cobrar según el área a barrer.
barrenderos2Ahora, las diferencias son notables. Por ejemplo: los que barren el céntrico parque Vidal se rotan turnos de trabajo las 24 horas con un salario de alrededor de ochocientos pesos. Los que barren casco histórico en derredor del parque, laboran de once de la mañana a siete de la noche, ocho horas por un salario de setecientos cincuenta pesos. Los que realizan la labor fuera del casco histórico, se pueden marchar cuando terminan de barrer pero su salario no sobrepasa los seiscientos cincuenta pesos.
Así, continúa descendiendo el salario del barrendero que ve como los que barren zonas distantes (por ejemplo, la Circunvalación) tienen como tarea áreas mucho más extensas y devengan salarios que aproximadamente oscilan de quinientos cincuenta a seiscientos cincuenta pesos, además de no recibir los mismos beneficios que los del casco histórico.
Después de entrevistar varios de estos trabajadores, pude constatar que la estimulación en productos alimenticios que debían recibir cada dos meces, en ocasiones tarda hasta seis. Además, la ropa de trabajo para los que laboran en el casco histórico, compuesta por dos overoles y un par de zapatos de trabajo, que debía ser gratis según expresan los barrenderos, solo dejaron de cobrarles un overol.
El módulo de aseo personal que deben recibir mensualmente se encuentra en proceso de extinción. La mayoría de los artículos que forman el mismo han desaparecido del paquete. Lo que queda lo reparten trimestralmente.
Los zapatos de trabajo deben venderlos cada seis meces, pero en ocasiones demoran más de un año. Y para esta profesión, el calzado es fundamental. Lo mismo que las capas para épocas de lluvia, las botas de goma y los chalecos fosforescentes. Pero solo existen para los que trabajan en la zona del Parque Leoncio Vidal, el único lugar de la ciudad con gran afluencia de turistas.
No se pagan condiciones anormales como nocividad, ni peligrosidad a pesar de que casi nunca tienen los guantes para manipular los desperdicios. "Vivimos mordiendo el polvo", expresó uno de estos trabajadores.
Paralelamente a las afectaciones económicas que reciben estos trabajadores de parte de su empresa, ven a diario como en todas las instancias de la misma ocurren sucesivamente escándalos de corrupción administrativa.
No hay financiamiento para los medios que necesitan y en cambio se aprueban presupuestos para la compra de autos destinados a los directivos de la misma Empresa.
Para Cuba actualidad: delsolguille@gmail.com
Fotos: Guillermo del Sol Pérez

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