miércoles, 5 de febrero de 2014

Secuestros y asesinatos en nombre de la Revolución

Secuestros y asesinatos en nombre de la Revolución

¿Qué pasaría ahora si un comando opositor secuestra a alguien muy famoso para llamar la atención de la opinión pública internacional?

piloto de carreras Juan Manuel Fangio_foto tomada de internet
piloto de carreras Juan Manuel Fangio_foto tomada de internet
LA HABANA, Cuba -Por estos días se cumple el 56 aniversario del secuestro a punta de revólver del quíntuple campeón mundial de automovilismo Juan Manuel Fangio, por parte de un comando terrorista del Movimiento 26 de Julio, en febrero de 1958. El objetivo era llamar la atención de la opinión pública sobre la situación que se vivía en Cuba en aquel momento. El secuestro y el asesinato formaron parte importante del repertorio de tácticas de los revolucionarios para derrocar a la dictadura de Fulgencio Batista.
Cuentan que varios secuestradores, entre ellos Marcelo Salado y Faustino Pérez, jefe de dicho movimiento en La Habana, le ofrecieron disculpas al argentino, pero le comunicaron que resultaba inadmisible que el régimen presentara a un país en calma cuando se cometían tantos abusos.
También a cuenta de dicho movimiento está la factura de un famoso asalto a un carro celular, organizado por el terrorista Noel Fernández, en cuya hoja de servicios también aparecía la quema de cuatro mil causas judiciales en la Audiencia de Camagüey.
El objetivo del asalto era liberar a Pedro Léster Delgado –Jefe de Acción y Sabotaje del M-26-7 en la provincia -y a otro integrante de dicha célula, prisioneros desde el 31 de diciembre de 1957 en la cárcel de Francisquito.
En dicho asalto asesinaron al conductor del carro celular, Reyes Peña, al sargento Ortiz, jefe del carro, y al recluso Jorge Aguirre Fernández.fangio03
Más común aún era el asesinato de los esbirros de Batista que tenían cuentas pendientes con el Movimiento 26 de julio, a quienes asesinaban en plena calle, a la vista de todos como venganza.
Las leyes no exculpan a los asesinos por tener un buen motivo o una causa justa para asesinar o secuestrar, porque de otra manera todos considerarían como buenos sus motivos o como justas sus causas. En buena lid, todo el que asesinó por la revolución tiene aún sus manos manchadas de sangre.
¿Qué hubiera pasado ahora si, por ejemplo, un comando opositor hubiera secuestrado a alguien muy famoso, de visita en La Habana, con el objetivo de llamar la atención de la opinión pública para denunciar la verdadera situación de represión en la isla, mientras todos los presidentes latinoamericanos se reunían días atrás para hablar de unidad?
O, ¿qué pasaría si un comando opositor asaltara un carro celular o un patrullero para liberar a un prisionero político, y en el intento asesinaran a la escolta militar como lo hizo en su momento el comando del Movimiento 26 de julio?
O, ¿qué pasaría si algún comando vengara con el asesinato de un esbirro revolucionario los abusos y maltratos por los que han pasado muchos prisioneros políticos en las cárceles cubanas?
Todos los cubanos sabemos qué es lo que les pasaría a los integrantes de dichos comandos si el gobierno los capturara: serían ejecutados rápidamente después de un juicio sumarísimo.
Cuba necesita un gobierno democrático salido de las urnas, no producto de la violencia, para que el secuestro y el asesinato no vuelvan a ser considerados actos heroicos.
cuba-58-diario

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