Cuba actualidad, Santa Clara, Villa Clara, (PD) En Villa Clara, la provincia cubana con mayor envejecimiento poblacional, predomina el desorden urbanístico, así como de vialidad y tránsito.
Las barreras arquitectónicas también constituyen un problema, al obstaculizar el libre paso de transeúntes. Los limitados visuales y físico-motores son los más perjudicados.
Caminar por las aceras del centro de Santa Clara, la capital provincial, es un quebradero de cabeza. Ya no son sólo los postes para el alumbrado eléctrico y telefónico, los registros de alcantarillado destapados o los huecos en las aceras que obstruyen el paso de personas y provocan accidentes en ocasiones fatales. También se suman cestos y tanques para los desperdicios sólidos, andamios de madera, materiales de construcción, rejas de puertas, entre otros.
Una nueva barrera se observa por doquier en las estrechas aceras de santa Clara: las propias personas, que en los puntos de venta de trabajadores por cuenta propia o en los establecimientos estatales, hacen colas.
La imposibilidad de caminar por las aceras se ha convertido en un fenómeno incontrolable. Las instituciones gubernamentales muestran poca voluntad en resolver el problema. Los diferentes cuerpos de inspectores que deben velar por la organización y combatir las llamadas indisciplinas sociales ocupan su tiempo en otras formalidades mientras, en sus narices, las ilegalidades que afectan a la población están a la orden del día.
La tasa de mortalidad por accidentes de tránsito donde se involucran los peatones, en esta central provincia compite por la supremacía con el resto del territorio cubano.
Los accidentes del tránsito son de las primeras causas de muerte en Villa Clara.
Medios oficiales de la provincia, divulgaron que el enfrentamiento al delito, la corrupción y las ilegalidades encontró respuestas, pero se carece de integralidad, control y ejemplaridad en los cuerpos de inspectores y en las instituciones gubernamentales.
A las claras se ve el insuficiente trabajo multisectorial y de programas preventivos para eliminar los riesgos de accidentes, extendidos en la provincia, y que atentan contra lo más preciado del ser humano: la vida.
Lo más triste, después de las muertes, es que cada día a los limitados físico-motores y personas discapacitadas se les hace más difícil insertarse en la cotidianidad de esta ciudad con más de 800 mil habitantes, donde las instituciones poco o nada hacen para garantizar seguridad humana y eliminar las barreras arquitectónicas.
Para Cuba actualidad: yoelito001973@gmail.com
Fotos: Yoel Espinosa
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