![Hugo Araña](http://www.primaveradigital.org/primavera/images/avatars/hugoarana.png)
Cuba actualidad, Matanzas, (PD) Hay asuntos de los que duele hablar, pero que suceden en la vida diaria del cubano, en una bodega, en una esquina cualquiera, o en otros lugares por donde transito como uno más. Me refiero al bache en que han caído, lo mismo un obrero que ciertos dirigentes de determinados organismos.
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Lo cierto es que muchos ya reconocen que debido al turbio quehacer diario, la moral del cubano ha descendido lastimosamente. Se han desterrando conocidas cualidades con las que muchos nos identificaban.
Esta falta de valores no es nueva, pero ahora ha alcanzado límites que jamás habríamos imaginado. Nos ronda desde que salimos a la calle, y sus efectos se palpan sin necesidad de ser sociólogos. La posible razón pudiera ser la brecha entre nuestros ciudadanos y quienes ocupan altos cargos del Gobierno, aunque estos argumentan que estas diferencias no existen, y para demostrar que "todos estamos unidos" ponen como ejemplo las multitudes que asisten a los desfiles y celebraciones oficiales. Pero lo cierto es que cuando termina el desfile, al dispersarse los asistentes, muchas amas de casa ya están pensando en qué poner para el almuerzo, o cómo conseguir, aunque sea ilegalmente, un par de zapatos -que cada día están más caros-para el hijo o la hija, o en complicidad con algún administrador "resolver" jabones de baño o de lavar, que aunque ya aparecieron en moneda nacional, no tienen la calidad de los que se ofertan en las tiendas en CUC.
A todas estas acciones algunos les llaman corrupción. Ha entrado por la puerta ancha en la vida de nuestros compatriotas, dejando atrás la bondad y el respeto hacia el otro. La ayuda desinteresada ha sido desterrada de nuestra vida diaria, porque donde no hay dinero por delante, no hay ayuda. A esto lo acompaña cierta envidia contra aquellos que sin tener trabajo tienen dinero, muchas veces enviado por un familiar en el exterior.
Claro, exceptuamos a los que ocupan el pináculo de la pirámide, los que viven del Gobierno permanentemente, aunque los cambien de puesto por sus manejos turbios.
Así, muchos cubanos han cambiado, tristemente. La mayoría ha olvidado la solidaridad con quien vive puerta con puerta. Casi parecemos enemigos de quienes hasta ayer compartían lo que fuera con nosotros.
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