lunes, 5 de mayo de 2014

¿Qué ha pasado con el sistema de perfeccionamiento empresarial?

¿Qué ha pasado con el sistema de perfeccionamiento empresarial?

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Puesto en marcha en 1997, se diluye como otras tantas políticas implementadas por las autoridades.
Debido a los bandazos experimentados por la economía cubana, han sido diversos los sistemas de dirección empleados. Es muy común que determinada estrategia caiga en el olvido una vez la cúpula gobernante conciba otra manera de regir los destinos económicos de la nación. Algo parecido puede haber sucedido con el Sistema de Perfeccionamiento Empresarial (SPE).
El SPE surgió en la segunda mitad de los años 80, cuando ya se avizoraba la tormenta en Europa oriental, y los dirigentes cubanos comprendieron que era necesario hacer eficiente la empresa estatal ante la inminente disminución de la ayuda del bloque soviético. Comenzó de modo experimental en el sistema empresarial de las Fuerzas Armadas, y después, hacia 1997, se extendió al resto de las empresas del país.
Pero el acceso al "perfeccionamiento" no fue masivo. Para entrar en el Sistema, las empresas debían cumplir tres requisitos básicos: tener la contabilidad certificada, contar con un suministro seguro de materias primas e insumos, y poseer mercado para sus producciones. Ello era así porque esas entidades tenían que ser rentables, es decir, cubrir sus gastos a partir de sus ingresos. Además, se les permitía un apreciable nivel de autonomía, y la posibilidad de decidir sobre el fondo de salario de sus trabajadores, siempre y cuando no deterioraran los indicadores de eficiencia.
De más está decir que el SPE se convirtió en la comidilla diaria entre los empresarios-funcionarios del país. Como siempre ocurre en esos casos, se llegó a pensar que tal mecanismo iba a resolver los problemas de la economía. Sin embargo, la realidad fue demostrando lo contrario, y poco a poco el tema desapareció de los primeros planos, hasta quedar como un leve recuerdo.
Ahora, con la reciente aparición de la edición extraordinaria no. 21 de la Gaceta Oficial de la República de Cuba, se anuncia que el Perfeccionamiento Empresarial "se integrará a las políticas del modelo económico a fin de lograr empresas más eficientes y competitivas". O sea, que el SPE deja de ser la estrategia fundamental de dirección empresarial, para diluirse en la hipotética Ley de Empresas con que se pretende encauzar el trabajo de esas entidades.
Bueno, ¿y qué ha pasado con el SPE durante este tiempo de letargo en que lo habían sumido?, pudieran preguntarse muchos. Un indicio podríamos encontrarlo en un reportaje publicado por el semanario Trabajadores en su edición del pasado lunes 21 de abril. Sucedió que no hubo estabilidad entre las empresas que se mantenían en el Sistema de Perfeccionamiento, pues se apreció una especie de "cachumbambé" entre las entidades que accedían al Sistema, y las que debían salir de él a causa de no cumplir —o haber perdido— alguno de los requisitos que apuntamos anteriormente.
La contabilidad, siempre insuficiente
Y en ese acápite sobresalen las deficiencias con la contabilidad. Cada vez resulta más difícil para las entidades estatales poder certificar la contabilidad. Por ejemplo, ninguna de las 15 unidades que forman la empresa nacional de la Industria Alimentaria en La Habana ha podido hacerlo. Es decir, que no saben si lo que reportan sus registros y estados financieros se corresponde con la realidad de los hechos económicos. Lógicamente, en esas condiciones, entre otras cosas, resulta imposible descentralizar la aplicación de los sistemas de pago, ni distribuir las utilidades, dos eslabones comprendidos en el SPE y en las actuales medidas para mejorar el funcionamiento de las empresas estatales.
¿Y por qué semejante calvario con la contabilidad empresarial?, podrían cuestionarse igualmente no pocos. Casi siempre las autoridades esgrimen la falta de personal calificado en los Departamentos de Contabilidad de las entidades, además de que muy pocos jóvenes —no obstante las altas matrículas en los Politécnicos de Contabilidad— se ven motivados a permanecer indefinidamente como contadores. El motivo de ello, según el criterio oficial, son los bajos salarios que devengan estos profesionales y técnicos.
Sin desconocer lo concerniente a los magros salarios, conviene traer a colación otra evidencia. Es muy difícil estar responsabilizado con el registro y control de los medios monetarios y financieros de una entidad en la que el robo —o "desvío de recursos", como se le ha querido denominar eufemísticamente— sea el pan nuestro de cada día. Máxime si, en muchas ocasiones, son los jefes los mayores depredadores del bien social.
De todas maneras, sea mediante el SPE o con las políticas para actualizar el modelo económico, es de muy mal augurio que la contabilidad empresarial continúe dando tumbos.

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