viernes, 19 de septiembre de 2014

Exportación del control de Estado, el más letal producto cubano en Venezuela

Exportación del control de Estado, el más letal producto cubano en Venezuela

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El presidente Nicolás Maduro junto al Comandante Ramiro Valdés Menéndez.
Por Juan Reynaldo Sánchez*
Venezuela ha terminado como el principal mercado receptor de un producto del gobierno cubano con letales consecuencias para las libertades democráticas y ciudadanas: la exportación del control de Estado mediante los tentáculos de sus órganos de inteligencia.
¿Qué otra cosa efectiva puede ofrecer el régimen de Fidel y Raúl Castro que no sean nefastos mecanismos de vigilancia sobre los ciudadanos o misioneros que terminan convertidos, quieran o no, en vehículos de propaganda e influencia política?
Fidel Castro siempre tuvo un interés desmedido con relación a Venezuela y su potencial económico y petrolero. Las estrategias que amasó desde 1959 y los focos guerrilleros que exportó a la nación suramericana no le dieron los dividendos inmediatos, pero la llegada al poder de Hugo Chávez por la vía electoral cuatro décadas después no pudo llegar en mejor momento para sus planes y para la sobrevivencia de su régimen.
Un mensaje desesperado
Con la fundación del Foro de Sao Paulo, en 1990, y la inauguración de primera Cumbre Iberoamericana de Presidentes y Jefes de Estado en Guadalajara, en 1991, Castro apeló a la retórica de la unidad y la colaboración hemisférica frente a las potencias desarrolladas, pero en realidad  su mensaje era desesperado respecto a Cuba. Ya se había desmerengado el bloque socialista (para usar su propia expresión) y la isla se encaminaba a padecer el llamado “período especial”, un tsunami de carencias extremas que se acompañó con 12 y 14 horas diarias sin electricidad.
La unión económica de América Latina como cuestión de vida o muerte era en realidad un inocultable llamado de auxilio para Cuba, pues quien tenía más cerca la muerte era el gobierno cubano, sin los suministros que le enviaban la Unión Soviética y demás países del “socialismo real”.
Y entonces se produce la bendición Hugo Chávez, quien comienza a enviarle a Cuba todo el petróleo que necesitaba y otros insumos que permitieron mejorar la precaria situación económica de la isla.
Para garantizar la sostenibilidad de esta providencial inyección económica, Castro sabía que era imprescindible mantener el control absoluto sobre el presidente Chávez y su gobierno. Para ello retomó el plan que años antes había comenzado con el derrocado presidente Salvador Allende en Chile. Así se inicia la tarea de lograr el control de los círculos más cercanos al mandatario venezolano, específicamente colocando personal cubano en su entorno más íntimo.
Escolta renovada
Al igual que sucedió con Allende, la primera sugerencia de Castro a Chávez fue que no debía confiar su seguridad a fuerzas comprometidas con los gobiernos anteriores y que debía tener dentro de su escolta personal a hombres fieles a toda costa. De esa manera le propone enviar a Venezuela un grupo de oficiales de la Seguridad Personal y, a la vez, que miembros de la escolta chavista fueran a Cuba para pasar cursos especiales de seguridad personal. Al menos cuatro grupos de escoltas de Chávez viajaron a La Habana en los primeros meses de su mandato presidencial.
La segunda etapa del plan de consistió en mostrarle a Chávez la necesidad de tener un aparato fiable para la detección, obtención y análisis de posibles señales de atentados  y  de intentos de golpe de estado. La propuesta caló en Chávez y no se hizo esperar el envío a Venezuela de personal de la contrainteligencia y de la contrainteligencia militar con el fin de formar redes de informantes dentro del gobierno, de la población e incluso dentro de las Fuerzas Armadas (CIM).
La expansión cubana dentro de las instituciones gubernamentales venezolanas se fue agrandando hasta lograr el control absoluto del gobierno y de los cuerpos armados, logrando la mayor influencia que haya tenido jamás el régimen de los Castro en un país del hemisferio y del mundo.
En materia de inteligencia y contrainteligencia se parte de la base que para tener control se debe tener en primer lugar información. Para lograrlo en Venezuela, Cuba  utiliza a antiguos informantes y colaboradores venezolanos que mantuvieron lazos históricos con la inteligencia cubana como Alí Rodríguez Araque, que inició y mantuvo esos vínculos desde su época de guerrillero, y Adina Mercedes Bastidas Castillo, quien fue asistente del ministro del Interior de Nicaragua, Tomás Borge y desde esa época era informante e importante colaborador de la inteligencia y el gobierno cubanos. No olvidar tampoco que el actual presidente Nicolás Maduro estudió y se formó en instituciones cubanas.
Cooperantes a la carta
Otro medio utilizado para obtener información son los ¨cooperantes cubanos, que tienen misiones muy específicas ordenadas por los oficiales de la inteligencia cubana en territorio venezolano. Las tareas van desde mantener un chequeo constante de sus compañeros hasta información relacionada con la filiación política de los nativos con quienes se relacionan.
La CIM cubana dentro de las Fuerzas Armadas venezolanas adquiere una estructura similar a la que tiene en Cuba. En cada escalón de mando hay un representante de la CIM que no está subordinado al jefe de la estructura militar, sino al jefe inmediato superior de la CIM en el país. De esta forma todos los militares están bajo su investigación constante, incluido el jefe de la unidad, y se crean redes de informantes y agentes dentro de los diferentes niveles de mando, utilizando el sistema de lealtad y vigilancia de todos contra todos. Se estima que hay más de 500 altos oficiales de la CIM en Venezuela.
Sumado al factor humano,  la tecnología creada en Cuba por empresas tales como Datys y Xetid ayudan al  control que ejerce el gobierno cubano en Venezuela, Nicaragua, Ecuador y Bolivia.
Empresas al servicio
La empresa cubana Albet comercializa programas y compuestos de computación por medio de empresas extranjeras como la francesa Gemalto, ya que Cuba no cuenta actualmente con la tecnología necesaria para la fabricación de algunos componentes sofisticados.
Desde el 2010, Albet ha comercializado las cédulas de identidad con el gobierno de Venezuela. Estas cédulas tienen todos los datos requeridos de una persona, incluso su filiación política y cuenta con un sistema denominado R.F.I.D.( emisión de información por radio frecuencia), lo que permite trasmitir la información sin conocimiento del poseedor de la cédula y  determinar su ubicación exacta y hasta con quién está reunido. A partir del 2015 todos los ciudadanos venezolanos dispondrán de este tipo de cédula, según el objetivo declarado por el gobierno.
Sin embargo hay modos de modos de bloqueo del sistema  R.F.I.D.
Los modos son tan sencillos como envolver la célula de identidad en papel de aluminio, lo que no se permite que la información de la cédula salga al espacio. También hay en el mercado fundas especializadas para bloquear al R.F.I.D. o cuando se tiene más de un documento con este chip, unirlos y así una con otras hacen interferencia e impiden la lectura correcta de la información.
Datys es un sistema de identificación de rostros, huellas (rasgos biométricos), identificación de ADN y el control de las redes sociales en internet, creando bases de datos para el control ciudadano.
La sombra de Ramiro
Los sistemas creados por Datys se emplean en Venezuela en inmigración, seguridad nacional y en las Fuerzas Armadas, y violan los derechos ciudadanos en cuanto a la información privada y particular; su objetivo principal es garantizar  la seguridad y el orden interior en beneficio de la élite gobernante.
En amplia relación con Datys en cuanto a la tecnología y sistemas computarizados opera Xetid, empresa de tecnología e información para la defensa, creada en cuba en el 2012. Al igual que Datys, tiene sus bases en la creación de la empresa cubana Copextel, en 1991, bajo la tutela del Comandante Ramiro Valdés Menéndez.
Xetid cuenta con sistemas informáticos capaces de establecer el intercambio de información entre diferentes mandos de las Fuerzas Armadas, así como mediante un sistema denominado Genesig, que fue creado en cooperación con la empresa Geocuba y la Universidad de Ciencias Informáticas. Mediante Genesig pueden representarse en los mapas del país, por provincias y municipios, los objetivos de interés para la seguridad y defensa nacional, así como otros indicadores, posicionamientos de entidades militares, opositores, enemigos y otros.
Estos sistemas complementan junto al factor humano un conjunto de informaciones que permiten a Cuba y al país que lo emplea, el control total de la economía, la sociedad y la defensa. Hoy por hoy Venezuela, su economía, su sociedad y sus fuerzas armadas están en manos del gobierno cubano, en gran medida gracias a estos sistemas de control.
Y sacudirse de semejantes amarras  les va a resultar extremadamente difícil a los venezolanos.
*Juan Reynaldo Sánchez perteneció al cuerpo de seguridad personal de Fidel Castro entre 1968 y 1994, con grado de teniente coronel. Fue destituido y cumplió prisión en Cuba. Logró abandonar la isla en el 2008 y actualmente reside en Miami. Su libro testimonial La vida oculta de Fidel Castro, en colaboración con el periodista Axel Gylden, se publicó este año en Francia por la editorial Michel Lafon.

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