viernes, 24 de octubre de 2014

CARTAS ACOMPLEJADORAS

CARTAS ACOMPLEJADORAS

ESTEBITAESTAESAHORALABUENACARAJOpor Esteban Fernández
Cartas como esta se reciben en el exilio  todos los días tratando de acomplejar a las personas decentes y religiosas.  El día en que yo reciba una de esas misivas como la que a continuación redacto, mi respuesta será:  “¡Vete  al  diablo ,  hijo  de  perra!”:
Querido amigo, te sorprenderá que te llame amigo y mucho más que te diga “querido” porque tú debes considerar que me porté muy mal contigo. Pero es que tuve que escoger entre la patria y tú y me quedé con la patria.
La verdad es que como tú sabes no contribuí a la lucha contra Fulgencio Batista y creí mi deber entonces hacer suficientes méritos a favor de la gloriosa revolución para lograr la limpieza que nuestro país requería.
Además, tú perfectamente comprenderás que la personalidad arrolladora de Fidel Castro era extremadamente seductora. A pesar de que tú te opusiste inmediatamente tendrás que reconocer el enorme carisma que tenía ese hombre. Todo el que me conoce sabe que no soy homosexual, sin embargo tienes que entender que me sentí enormemente atraído por la verborrea, los sacrificios, la belleza física, la energía y el amor que demostraba por Cuba el Comandante en Jefe en ese momento histórico.
Sí, ya sé que llevado por ese sentimiento de admiración por él actué de una forma que tú pudieras haber interpretado como desleal contigo. Y lo que es peor, consideras que hice sufrir a tu madre  después de que tú te fuiste de Cuba. Es cierto que cuando alguien me informó que tenías las manos destrozadas trabajando en una fábrica de ventanas de aluminio en New Jersey fui corriendo a restregárselo en su cara y la hice llorar.
Me culpas por haberle informado a los agentes del G2  que estabas haciendo una colecta para los padres de un preso político, y que al caer preso te dije delante de los demás compañeros que yo me ocuparía de que tu padre perdiera su retiro.
Y lo cierto es que no me arrepiento de todo lo que hice, y hago, a favor del proletariado y de nuestra nación.  Y si te escribo estas líneas es sencillamente porque mis hijos han decidido irse para la Yuma junto a mi nietecito que tanto quiero, en contra de mi voluntad, pero no tienen a nadie allá. Yo he acudido a varios coterráneos que andan por Miami, pero ninguno me responde.
Como me consta, porque fuimos muy buenos amigos cuando éramos unos muchachitos, que tú tienes muy buen corazón, te pido que los ayudes a salir de aquí y allá les tiendas una mano. Para mí yo no te estoy pidiendo nada, hazlo por mis muchachos que no tienen nada que ver con mis convicciones, que fueron muy bien educados en la vocacional Lenin, y me han prometido que después de unos meses en el norte regresarán con las mercancías  y vituallas que tanto se necesitan en nuestro hogar.
Creo debes hacer buena la frase de: “Haz bien sin mirar a quien” y si algún día decides venir por acá serás recibido como el gran triunfador que eres en nuestro humilde Comité de Defensa que recordarás lleva el nombre del insigne Patricio Lumumba”
Un abrazo de Moisés.”

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