Cuba, China: represión y reformas
En ambas naciones las transformaciones económicas, profundas las de China y tímidas las de Cuba, habrían contribuido quizá no a disminuir la represión sino a hacerla más sutil.
Ultima actualización 22.10.2014 14:10
Ahora que se ha puesto de moda entre algunos empresarios y activistas políticos de la modernidad y la moderación el apostar por el modelo chino para Cuba como un supuesto mal menor, viene bien echar una ojeada a los últimos informes sobre ejecuciones en el país asiático.
China comunista es el país que ejecuta al mayor número de condenados en el mundo al aplicar la pena capital a 2.400 personas en 2013, según indicó la Fundación Dui Hua con sede en Estados Unidos.
Pekín no publica ningún balance oficial sobre los ejecutados en el país pero, según varias organizaciones de defensa de los Derechos Humanos, China condena a muerte a más personas que todos los demás países juntos.
"No incluyendo a China, se registraron al menos 778 ejecuciones en 2013", aseguró Amnistía Internacional en su informe anual.
Dui Hua, que vela por los Derechos Humanos en China, afirmó haber obtenido esas cifras de un funcionario judicial con acceso al número de ejecuciones llevadas a cabo cada año en el país.
La cifra supone una reducción del 20% con respecto al año 2012 y un descenso muy claro comparado con las 12.000 ejecuciones de 2002, tal y como precisó el comunicado de la ONG.
El número está también muy lejos del récord de 24.000 ejecutados que se alcanzó en 1983, año en el que el entonces mandatario comunista, Deng Xiaoping, lanzó una campaña de purgas.
China es el país que mayores ejecuciones ha efectuado, aunque el número es secreto, y Amnistía Internacional cree que son millares las personas ejecutadas todos los años.
Por su parte, el régimen comunista de Cuba no aplica la pena capital desde 2003 en que fusiló a tres jóvenes negros que pretendían llevarse una lancha para escapar a Estados Unidos.
Los jóvenes ejecutados fueron Lorenzo Enrique Copello Castillo, Bárbaro Leodán Sevilla García y Jorge Luis Martínez Isaac.
Pero, aunque en Cuba no se ejecutan reos desde 2003, la pena capital sigue vigente.
7.334 muertes han sido registradas durante los 55 años del período castrista, de acuerdo con datos recabados por la organización internacional defensora de los Derechos Humanos Cuba Archive. De esas muertes, más de 7.000 habrían sido provocadas por fusilamiento.
Que en Cuba o en China se fusile menos que en tiempos del camarada Mao (se le atribuyen unos 70 millones de muertos según el libro Mao: la historia desconocida, de Jung Chang y Jon Halliday, 2005) o el "compañero Fidel", no quiere decir que haya disminuido la represión sino que quizá ha cambiado de métodos, acorde con los tiempos que corren. En ambas naciones rige un único partido, el comunista, se prohibe la libre asociación, se coartan las libertades religiosas y se aplica una férrea censura a Internet y a la libre expresión del pensamiento, además de encarcelar y apalear a los opositores.
En ambas naciones las reformas económicas, profundas las de China y tímidas las de Cuba, habrían contribuido quizá no a disminuir la represión sino a hacerla más sutil, sencillamente porque fusilar al amanecer como en los buenos y viejos tiempos del comunismo floreciente les dificulta el acceso a las tan necesarias ayudas e inversiones del mundo occidental.
La académica y directora de Cuba Archive, María C. Werlau, explicó a Infobae que las altas cifras de muertes y desapariciones a cargo del régimen, sumadas a las restricciones a la libertad de expresión y de asociación, son la contracara del proceso de reformas económicas encabezado por el general Raúl Castro.
La investigadora entiende que hay "una correlación directa entre la apertura económica y la represión. A más apertura económica, mayor represión. Esto es lo observable. La violencia contra opositores se ha incrementado desde que asumió Raúl.
Además, la especialista dijo que las medidas tomadas por el Estado cubano no apuntan a una verdadera apertura económica, sino que tienen el objetivo de establecer un capitalismo de Estado como el de China o Vietnam.
"Se busca crear una nueva élite capitalista y corrupta ligada al poder: Con eso se crean intereses fuertes que buscan que sean la base y el sostén del régimen político vigente", afirmó Werlau.
Por su parte, el escritor y polítologo Julio Shiling dijo a MartíNoticias que: "No existe un sólo caso en el mundo donde la vía de la ampliación comercial y diplomática haya producido un proceso de democratización, cuando estamos hablando de dictaduras totalitarias".
El miembro de la Asociación Norteamericana de Ciencias Políticas considera que China y Vietnam son ejemplos clásicos de una apertura económica y la permanencia del despotismo.
"Cuba, igual que China y Vietnam, tampoco lograría la libertad por el sendero de las modificaciones raulistas. Todo lo contrario. El régimen dictatorial se consolida más", dijo Shiling, quien dirige el Foro Político y la publicación digital, Patria de Martí.
Así, contrariamente a lo que suele pensarse, parece ser que China y Vietnam escapan a la debacle del sistema marxista y a la subsiguiente libertad sucedidos en la Unión Soviética y sus satélites del Este, no sólo por una represión brutal y puntual como la de Tiananmen en 1989, sino sobre todo por haber apostado a tiempo a favor de unas reformas capitalistas para sostener el comunismo.
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