Patrocinadores del terrorismo
A Fidel Castro le interesó más que el pueblo le temiera, a que sintiera amor por él, porque los sentimientos amorosos pueden cambiar, mientras que el miedo, se mantiene en la población por medio del terror
martes, octubre 21, 2014 | Tania Díaz Castro | 2 Comentarios
LA HABANA, Cuba. — En días pasados, la diplomática de la Misión Permanente de Cuba en Estados Unidos, señora Tanieris Diéguez, denunció en la ONU que el gobierno norteamericano manipula el tema del terrorismo con fines políticos, al incluir a Cuba en la lista de países patrocinadores de ese flagelo.
Sobre todo los cubanos que venimos de atrás, los que en los años cincuenta del siglo pasado vivimos el terrorismo de la insurrección castrista contra el dictador anterior y lo que es peor, los que nos dejamos atrapar por una dictadura terrorista, sabemos perfectamente bien que Fidel y su hermano Raúl, máximos representantes del gobierno de Cuba, se merecen aparecer por trigésima segunda ocasión en la lista de países patrocinadores del terrorismo.
El mundo entero sabe además, que el régimen cubano no sólo lleva el germen del terrorismo en sus mismas entrañas, sino que a través de su viejo modelo, no puede, de ninguna manera, dejar de practicarlo.
Porque, ¿qué más terrorismo, señora diplomática, que la estructura plenamente estalinista del régimen, caracterizada por el terror y la coerción de un aparato policial –la Seguridad del Estado-, dirigida durante décadas por Fidel Castro, quien a través de detenciones en sus celdas tapiadas, torturas psicológicas, amenazas a cadena perpetua o fusilamiento, reprimía la disidencia y la oposición a su ideología?
¿Qué más terrorismo, señora diplomática, que contar con un jefe de estado autor de una dictadura totalitaria, dogmática, asistido por una nueva clase o élite gobernante, sometida a su obediencia, como rebaño fiel para convertir en resorte político la corrupción en todas las esferas del gobierno, gracias al ejercicio del terror y a su culto a la personalidad?
Como ocurrió a José Stalin, a Fidel Castro le interesó más que el pueblo le temiera, a que sintiera amor por él, porque los sentimientos amorosos pueden cambiar, mientras que el miedo, se mantiene en la población por medio del terror.
Hoy, hasta profesionales de pensamiento libre, como periodistas, escritores, artistas, etc., se dejan manipular por unas migajas para vivir, dóciles ante un dictador hecho a la medida de aquellos que el mundo repudia: Hitler, Stalin, Mao. A sabiendas de que la economía es ineficiente, que la mayoría de la población está ansiosa de democracia, se prestan al engaño en los medios de comunicación, mientras la ¨nueva clase¨ disfruta de lo que no llega jamás al pueblo: mejores viviendas, transporte privado, viajes al extranjero, servicio doméstico, etc., etc., una clase experta en la adulación el servilismo y la hipocresía, algo que el dictador conoce tan bien, que cuando alguno de ellos lo hace muy evidente, los llama ¨indignos¨ en público y los desaparece.
¿Qué más terrorismo, señora, que los actos de repudio a las Damas de Blanco y a todos los opositores pacíficos, qué más terrorismo que esas miles de víctimas: fusilados, muertos en vida por largas condenas o en guerras ajenas dirigidas por el Comandante en Jefe desde su despacho habanero, ahogados o devorados por los tiburones en el Estrecho de la Florida, o estos millones que padecen de miedo, por temor a que el patrón Estado los eche a la calle.
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