Coctel Variado 352
Cuba actualidad, Santos Suárez, La Habana, (PD) Ningún otro ingenio mecánico ha tenido tanta trascendencia en la vida humana como el auto. El auto y el hombre han estado involucrados directamente en el desarrollo de las comunicaciones, la transportación, el comercio y en el avance también de de las industrias anexas a esta, desde la fabricación de todas las partes mecánicas, eléctricas, hasta los neumáticos. Y desde luego ha sido una fuente generadora de empleos.
En este siglo XXI, el progreso alcanzado por este medio de transportación pudiera calificarse de espectacular, pero precisamente con este desarrollo los que lograron mejorar los vehículos que fabricaban perduraron, mientras que los otros desaparecieron en medio de esta competencia que hoy es ya internacional, pues casi todo el mundo fabrica estos vehículos. En un principio, solo algunos pocos países de Europa y los Estados Unidos fabricaban automóviles.
Luego de su surgimiento a finales del siglo XIX, ciertas marcas comenzaron a desaparecer ya entrado el siglo XX.
Cientos de estas marcas, principalmente de Estados Unidos, han desaparecido. Algunos fueron autos de lujo como el Duesenberg, Pierce Arrow, Auburn, Duryea, Wescott o Franklin. Ninguno de ellos pasó la tercera década. Hoy son considerados por los nostálgicos coleccionistas, clásicos entre los clásicos.
Otros no sobrevivieron los años 60 como el Nash, Studebaker, Hudson. Otras marcas tan conocidas como el Oldsmovile, Pontiac, Desoto y Plymouth han desaparecido recientemente.
Nuestra pequeña isla tiene también para contar sobre el automóvil.
En diciembre de 1898, cuando todavía no se habían retirado completamente las tropas españolas después de la Guerra de Independencia, apareció en las calles de La Habana el primer automóvil. Era de fabricación francesa, de la marca Le Parisienne, hacía 12 km/h y costaba 1,000 pesos. Su dueño y el que lo trajo expresamente de París, fue José Muñoz, que montó una agencia con la intención de traer más y venderlos. Muñoz también trajo el primer camión, de la misma marca, que fue el tercero en circular, adquirido por un fabricante de cigarros, H. Cabañas y Carvajal. El segundo en circular fue un Rochet & Schneider, también francés, propiedad del farmacéutico Ernesto Sarrá.
El primer auto de Estados Unidos y el cuarto en circular en Cuba fue un locomóvil propiedad de Rafael Arazoza, editor de La Gaceta de La Habana.
Hacia 1913 llegó el primer Ford Modelo T.
Y como dato curioso: en Cuba se celebraron carreras de autos a pocos años de llegados estos al país. En 1903 fue la primera. Ya en 1905 el cubano Ernesto Carricaburo batió el record de velocidad de ese año. Para 1928 se celebraban carreras en el hipódromo Oriental Park, donde participaron corredores internacionales, entre ellos Louis Chevrolet, que ya desde 1911 construía sus propios autos, junto a William Crapo Durant.
El Chevrolet pasó a ser posteriormente una división de la General Motors. Ha sido junto al Ford uno de los carros más populares en los Estados Unidos y Cuba.
Entre 1957 y 1961 existió el Gran Premio de Cuba donde participaban los mejores corredores del mundo en Fórmula 1, entre ellos Juan Manuel Fangio, Steerling Moss y otros.
En 1961 se celebró la última de estas carreras, ahora con el título “Gran Premio de la Libertad”. El campeón mundial de esa fecha, Jack Brobhan, fue el último de estos corredores en venir a Cuba.
Pero hay otra carrera no menos importante que se venía celebrando cada 10 de octubre desde 1954, la carrera Sagua-La Habana. Era un recorrido de 302 Km. Los autos eran del estándar que se vendían en las agencias. No podían tener más de 5 años de fabricados. Obligatorio era también usar cascos y cinturones de seguridad.
Y para que no se piense que en aquella época se discriminaba a las mujeres, en estas carreras participaban también féminas. Una de estas bravas pilotos de carreras fue Lutgarda Montero.
En 1957 se fijó un record de velocidad entre Sagua y La Habana de 1hora, 53 minutos y 38 segundos, que según los que conocen, nadie lo ha podido igualar todavía. Lo realizó el campeón de ese año, Pedro Bello, en un Packard de 1956.
Y hasta la próxima, estimado lector
Para Cuba actualidad: glofran864@gmail.com
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