jueves, 30 de abril de 2015

La comedia panameña



374_cumbreCuba actualidad, Santos Suárez, La Habana (PD) Casi a un mes de haberse celebrado la denominada Cumbre de las Américas en la ciudad de Panamá, se imponen algunas consideraciones, pues todavía se lee algún que otro escrito calificándola de histórica, basado quizás en los mutuos elogios de los presidentes de ambas naciones beligerantes durante más de medio siglo.
Vamos a ver qué historia piensan escribir, puesto que lo que vieron los delegados de otras naciones de América, el pueblo de Panamá y el mundo, no fue solamente las buenas relaciones de los actuales mandatarios de Cuba y EU.
Pero, ¿ha sido una sorpresa lo sucedido en la Ciudad de Panamá?
Grupos de organizaciones oficialistas, que ahora aparecen como ONG libres de todo control, se dedicaron a repartir pancartas y todo tipo de propaganda gráfica denigrando a sus propios conciudadanos. Hasta llegaron a la violencia verbal y física por el simple hecho de que estos otros cubanos pertenecientes a la oposición, no aceptan una ideología extranjera ajena a nuestra nacionalidad.
¿No se esperaban esto? Así declaran algunos directivos de los derechos humanos como José Miguel Vivanco, presidente de Human Rights Watch para las Américas.
¿Acaso ignoraban que similares acontecimientos han protagonizado estos agitadores en España, México y hasta en los Estados Unidos?
Lo más penoso es que en este grupo iba también la crema y nata de la intelectualidad revolucionaria, que mirando hacia otro lado aprobaron los insultos soeces y la guapería de matones de barrio, que hipócritamente dicen en Cuba que hay que batallar por erradicar esas malas costumbres.
Hubiera sido un paso de avance que estas organizaciones oficialistas hubieran estado compuestas por personas que honesta y respetuosamente defendieran sus principios frente a las organizaciones opositoras, que no están fundadas por el partido único, y que también tienen derecho a expresarse.
Por lo que se apreció en esta cumbre, el gobierno cubano no va a cambiar su naturaleza. Un descubrimiento para algunos, no para los que vivimos aquí.
Ni siquiera confía el gobierno en estos agitadores, especialistas en actos de repudio y defensores de la revolución cuando están en el extranjero, porque la embajada cubana les retira sus pasaportes. Será por aquello que dijeron las Damas de Blanco en una ocasión: “Tienen doble moral, hoy nos gritan, mañana se van”.
El gobierno cubano va a seguir buscando relacionarse con cuanto capitalista aparezca, incluyendo los imperiales norteños. Con todos se reúne, menos con la parte del pueblo que tiene otro punto de vista.
Por la otra mano, la imagen que llevaron a este lugar en que la América está seccionada hizo preguntarse al pueblo panameño y los delegados allí presentes: Si esto es aquí así, ¿qué no será en Cuba?
A los que tienen materia gris en el cerebro también les pareció insultante ver a los presidentes de Cuba y Estados Unidos departir amistosamente mientras un grupo de la delegación cubana se dedicaba a alterar el orden en un país que no era el suyo.
Es importante resaltar la complicidad del gobierno de Panamá en estos patéticos y escandalosos sucesos.
Desde que empezaron a llegar los delegados de la sociedad civil independiente sufrieron investigaciones dilatadas como si fueran terroristas. A Rosa María Payá, la hija de Oswaldo Payá, le revisaron hasta sus pertenencias íntimas. Se llevaron su agenda con todas sus notas. Incluso la amenazaron con deportarla. “No queremos desórdenes ni provocaciones”, les dijeron a todos. Sin embargo, los agitadores del gobierno cubano no fueron molestados. Se sintieron con el derecho de hacer todo lo que hicieron, desde repartir volantes contra los opositores con el rótulo de mercenarios, hasta golpes.
En el libro de Peter Berglar “La Hora de Tomás More”, existe una apreciación sobre Enrique VIII de More, que fue su Lord Canciller: “Es un bufón sádico, capaz de argumentar y defender un punto de vista un día y posteriormente demostrar y defender el contrario. Es la inteligencia sin amor”.
Los que conocen esta historia saben que Tomás More no se doblegó, al igual que no lo hizo el obispo de Rochester John Fisher y todo el pueblo irlandés, cuando este rey obligó a toda Gran Bretaña a repudiar la religión católica y aceptar la nueva creada por él, y de la que sería Sumo Pontífice.
Enrique VIII había recibido del Papa el título de “Defensor de la Fe” por su libro “En defensa de los Siete Sacramentos” en contra de Martín Lutero, el protestantismo y su defensa del catolicismo. De aquí que Tomás More calificara de “bufón sádico” a ese envanecido rey.
Así que los bufones sádicos, según Tomás More –y pienso que todos estaremos de acuerdo- son aquellos “que varían su forma de pensar y siempre tienen un argumento justificativo”, según sople el viento y sus intereses.
Esto nos serviría para detectar estos modernos “bufones sádicos”, pues se encuentran en todos lados, desde cierta clase de individuos, cierta clase de prensa, y hasta cierta clase de gobiernos que se dicen demócratas y que hoy hablan o actúan de una manera y mañana de la contraria.
Para Cuba actualidad: glofran864@gmail.com

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