miércoles, 1 de abril de 2015

La revolución del 4 de septiembre de 1933 (I)


370_GmachadoSíntesis de su proceso histórico (1933–1944)
Para poder conocer las causas de la Revolución del 4 de Septiembre hay que examinar el gobierno del presidente Gerardo Machado y Morales.
El general Machado resultó triunfante en las elecciones presidenciales de 1924 y tomó posesión en los primeros meses de 1925. En sus primeros cuatro años, su gobierno es generalmente reconocido como uno de los períodos más productivos de la era republicana. Fue tal su popularidad, que las organizaciones nacionales compitieron entre sí para rendirle honores. La Universidad de la Habana le confirió el título de “Doctor Honoris Causa”. Los estudiantes lo cargaron en hombros, y tanto la iglesia como las clases vivas de la nación lo exaltaron. Fue, sin dudas, un verdadero ídolo. Dado ese proceso de exaltación de su popularidad, los partidos políticos Liberal y Popular, que estaban en el poder, y el Conservador, de oposición, propugnaron la prórroga de poderes, modificando la Constitución de 1928 (que había sustituido a la de 1901). Como resultado, Machado fue re-elegido presidente por un período de seis años sin oposición, ya que no se permitió la participación de nuevos partidos políticos.
La re-elección del Presidente Machado coincidió con la debacle económica de Wall Street y las correspondientes consecuencias en Cuba. Los sectores que estaban en desacuerdo con la prórroga de poderes, considerándola inconstitucional, comenzaron a rebelarse y a crear problemas al nuevo gobierno. Los métodos que utilizaron algunos sectores de la oposición encontraron reacción similar en las esferas gubernamentales: la violencia engendra violencia.
Los primeros en rebelarse fueron los caudillos tradicionales: el general Mario García Menocal y el coronel Carlos Mendieta en Río Verde. También ocurrió el desembarco en Gibara dirigido por el ingeniero Carlos Hevia y el periodista Sergio Carbó. Las fuerzas armadas pusieron fin a ambas sediciones
Comenzó, al propio tiempo, la etapa de lucha de las agrupaciones revolucionarias que propugnaban una acción más directa y violenta. Por un lado, El Directorio Estudiantil y por otro, el ABC, una organización celular revolucionaria de gran contenido nacionalista.
La situación nacional empeoró tanto en el plano económico como en el político y llegó a un punto en que la oposición pidió la mediación de los Estados Unidos para tratar de lograr una solución nacional.
Recordemos que la Enmienda Platt estaba en vigor y este apéndice a la Constitución de 1901 le daba a Estados Unidos el derecho a intervenir en los asuntos de Cuba en ciertas circunstancias.
En noviembre de 1932 resultó electo presidente de los Estados Unidos, Franklin Delano Roosevelt, quien cambió el rumbo de las relaciones políticas y económicas de ese país con respecto a la América Latina, a través de un programa que se conoció como la Política del Buen Vecino.
Summer Welles fue nombrado embajador de los Estados Unidos en Cuba, con la encomienda de tratar de lograr algún tipo de arreglo entre el gobierno y la oposición. Lejos de ello, Summer Welles y su agregado militar, el coronel Gunpernick, favorecen a la oposición, tanto civil como militar.
Fue tal la presión de los grupos revolucionarios y el deterioro de la situación política que se produjo una rebelión de las fuerzas armadas el 11 de agosto de 1933. Esta rebelión fue dirigida por el coronel Julio Sanguily, quien controlaba la aviación, y por el coronel Erasmo Delgado.
El Presidente Machado se dirigió al campamento militar de Columbia en busca de apoyo y dispuesto a continuar la lucha. Allí se encontró con el jefe del campamento militar, el coronel Castillo, quien era su amigo. Ante su petición, el coronel Castillo le respondió: “Presidente, yo estoy con usted, pero las fuerzas armadas están divididas y una gran parte no lo apoya”. Ante esa realidad, el Presidente Machado se retiró y al día siguiente, el 12 de agosto, renunció y se marchó al extranjero.
Tomó el poder, aunque solo por un día, el general Herrera. Como en la Constitución de 1928 se había eliminado el cargo de vice-presidente, el general Herrera fue designado Secretario de Estado, lo que le dio acceso a la presidencia. Las Fuerzas Armadas no aceptaron al general Herrera, a pesar de que había sido Secretario de Defensa y jefe del Ejército por once años.
Después de varias gestiones, se llegó a una transacción: nombrar Secretario de Estado al Dr. Carlos Manuel de Céspedes, hijo del “Padre de la Patria”, lo que lo llevaría a ocupar la presidencia. El Dr. de Céspedes era un diplomático de carrera y había sido Secretario de Estado durante el gobierno del presidente Machado.
Esa mediación, que según muchos fue dirigida por los Estados Unidos, atrajo a varios sectores de la política cubana. Sin embargo, desde el principio de las negociaciones, el Directorio Estudiantil se opuso a ellas. Igualmente opuestos estuvieron otros grupos revolucionarios como el ABC Radical, que era un desprendimiento del ABC. El general Mario García Menocal, caudillo conservador, tampoco aceptó.
Otros partidos, por el contrario, apoyaron la mediación y formaron parte del gabinete del Dr. Carlos Manuel de Céspedes.
El país, después del 12 de agosto, vivió una situación caótica. El ejército perdió autoridad y fue evidente que el Presidente de Céspedes, un verdadero patriota y excelente diplomático, no era la persona que pudiera controlar la situación. De inmediato comenzaron las conspiraciones y movimientos contra el gobierno de mediación.
¿Qué sucedió dentro de las Fuerzas Armadas? La situación también era caótica. De los doce coroneles en activo, en ese momento (tres de ellos con el grado de “generales transitorios”) solo quedaron cuatro. Unos habían sido separados del servicio y otros permanecían arrestados en la fortaleza de La Cabaña. El coronel Sanguily asumió la jefatura del ejército, pero sufrió un ataque de peritonitis aguda, se fue a su casa y fue sustituido por el coronel Héctor de Quesada como Jefe de Estado Mayor Suplente.
Como el Coronel Sanguily no mejoraba, fue llamado al servicio activo el general Armando Montes, quien había sido jefe del Ejército durante el gobierno del presidente Alfredo Zayas. El general Montes no gozaba de gran respaldo dentro de las Fuerzas Armadas, sobre todo entre las clases y soldados. Se había opuesto a una ley del presidente Zayas, conocida como la “Ley de los Sargentos”, la cual favorecía a los sargentos en el proceso de sus ascensos.
Al propio tiempo, el Secretario de Defensa, el coronel Castillo Duany fue sustituido por el coronel Horacio Ferrer, médico que estaba retirado del servicio activo.
Con tantos cambios, había una consecuente confusión entre las funciones de los coroneles Sanguily, Quesada y el General Montes, recientemente designado.
Fue en este período cuando comenzaron las conspiraciones dentro del ejército contra el gobierno de mediación. La “Conspiración de los Sargentos” fue una de ellas, pero no la única.
Para mayor complicación, fueron llamados al servicio activo cuatro coroneles que habían servido durante el gobierno del general Menocal. Esto dio lugar a que se fortaleciera una tendencia “menocalista” dentro del ejército.
Al propio tiempo, la oficialidad joven se agrupaba en una organización conocida como Renovación del Ejército, mayormente formada por tenientes y capitanes. Éstos oficiales jóvenes fueron los que se pusieron en contacto con el Directorio Estudiantil.
Mientras esto ocurría, los sargentos y otras clases también empezaban a conspirar. Fue precisamente en esa coyuntura histórica cuando se destacó la intervención y la ejecutoria del sargento mayor Fulgencio Batista y Zaldívar y cuando comenzó su liderato.
Para Cuba actualidad: ratorricella@intexma.com
Foto: Wikipedia

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