jueves, 4 de junio de 2015

Aprender periodismo al margen del Estado, una actividad criminal en Cuba

Los cursos de la SINA 'son una muy buena oportunidad para quienes no tienen recursos, para quienes no tienen trabajo, y no creo que haya algo de malo en eso', dice una estudiante.

La estudiante Eleyn Ponjuán en su casa. La Habana, 22 de mayo de 2015. (AP)
Unos 30 cubanos se sientan en una sala de conferencias durante varias horas cada semana y aprenden el ABC del periodismo: cómo crear una noticia, escribir un titular y verificar fuentes. Sin embargo, para el Gobierno, participan en una actividad criminal, reporta la AP.
No es solo que estudien periodismo en un país en donde los medios de comunicación están controlados por el Estado, sino cómo y dónde lo hacen: en la Sección de Intereses de los Estados Unidos.
Los cubanos toman cursos de periodismo independiente, dirigidos por profesores de Estados Unidos mediante un enlace de vídeo, y saben perfectamente que se arriesgan a ser perseguidos e incluso arrestados.
"Estos cursos son una muy buena oportunidad para nosotros, para quienes no tienen recursos, para quienes no tienen trabajo, y no creo que haya algo de malo en eso", dijo Eleyn Ponjuán, una joven de 19 años que actualmente asiste a las sesiones semanales.
El programa de periodismo, que se enseña gratis junto con otros más populares pero menos controversiales, como clases en inglés e informática, ha sido de nuevo criticado en medio de las negociaciones para reanudar relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana.
Funcionarios de Cuba y Estados Unidos dicen que están cerca de poder reabrir embajadas. Las negociaciones son cerradas, pero Raúl Castro señaló los cursos cuando le preguntaron el 12 de mayo sobre los obstáculos que aún existen para mejorar las relaciones.
"Lo que más me preocupa es que continúen haciendo las cosas ilegales que hacen ahora", dijo Castro a la prensa sobre las actividades de la Sección de Intereses de los Estados Unidos. "Por ejemplo, graduar periodistas independientes".
El régimen describe los cursos como parte de los esfuerzos de Estados Unidos para debilitarlo.
Washington los defendió con una corta declaración, según la AP: "Estados Unidos continuamente trabaja para promover la libertad de expresión en el mundo a través de encuentros bilaterales, un programa de diplomacia pública y diplomacia multilateral", dijo el Departamento de Estado. "Esto incluye apoyo a periodistas independientes de diversas partes del mundo, sobre todo en países cerrados en donde no hay libertad de prensa o los periodistas independientes están bajo amenaza".
La Constitución vigente en la Isla establece el control del régimen sobre los medios de comunicación del país, y la utilización de los principales periódicos y emisoras para difundir el discurso del Partido Comunista.
Internet es en general irrelevante, ya que las conexiones caseras están muy restringidas y acceder a través de los centros del Gobierno sigue siendo prohibitivamente caro, pues la hora de conexión más barata cuesta aproximadamente el 10% del salario mensual promedio, de 24 dólares. Sin embargo, quienes practican el periodismo independiente son catalogados de "contrarrevolucionarios", una imputación que Ponjuán rechaza.
"No me considero contrarrevolucionaria, al contrario", dijo en su estrecha casa situada en una sección pobre de La Habana, donde también dirige una biblioteca comunitaria. "Solo quiero un cambio para mejorar al país".
Hildebrando Chaviano, un antiguo abogado del Gobierno y ahora disidente, dijo que los cursos que tomó en la Sección de Intereses lo ayudaron a mejorar su habilidad de escribir las historias que aparecen en DIARIO DE CUBA y en otras publicaciones.
"No intentamos destruir al país, nuestro interés es que funcione mejor", afirmó. "Para hacerlo, tienes que criticarlo. El Gobierno es alérgico a la crítica".
La Habana se ha quejado en el pasado de los cursos. En 2013, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba entregó una nota diplomática de protesta, que fue seguida por un despacho en el diario oficial Granma, dijo John Caulfield, un diplomático retirado que estuvo a cargo de la Sección de Intereses de los Estados Unidos entre 2011 y 2014. Añadió que hay reportes de estudiantes violentados, detenidos y de equipo que ha sido robado por agentes de la Seguridad del Estado.
Aun así, nunca ha habido problema para llenar las clases. "Obviamente, algunos estudiantes son informantes del Gobierno y no nos importa", dijo Caulfield. "Tal vez aprendan algo".
Las clases se enfocan en los elementos básicos del periodismo y se mantienen al margen de la política, según el exdiplomático. "Es un programa muy abierto y transparente", dijo. "Lo que hacemos no es impulsado por ideología excepto por el hecho, supongo, de que parte de nuestra ideología es que la gente debe tener el derecho a la libre expresión".
Estudiantes que han tomado los cursos, que son impartidos por profesores del International Media Center de la Universidad Internacional de Florida (FIU), están de acuerdo en que no hay un intento obvio de politizar el material. "Si la conversación se acercaba a la política, el profesor decía 'Alto, alto, alto''', dijo Chaviano.
No obstante, los cursos reflejan un desafío a la política oficial de que las noticias deben ser suministradas por un órgano del Estado. "Quieren contar una historia que no pueden hacer llegar a las masas, sienten que es su derecho y no serán intimidados", dijo Mercedes Vigon, directora asociada del International Media Center de la FIU.
Es el caso de Ponjuán. Dice que no le interesa una formación oficial cubana en periodismo ni un trabajo en un medio establecido de la Isla, ni aunque pudiera tener cualquiera de los dos. "Quiero ser periodista, pero quiero ser una periodista que nadie censure".

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