martes, 4 de agosto de 2015

UN DIA COMO HOY, EN LA HISTORIA DE CUBA: EL INGLESITO.

POR: GUIJE CUBA


El 4 de agosto en la Historia de Cuba

• 1896 -


































- Henry Reeve, El Inglesito.

Emeterio S. Santovenia en “Un Día Como Hoy” de la Editorial Trópico, 1946, páginas 9-10 nos describe los acontecimientos del 4 de agosto de 1896 en la Historia de Cuba:

   “En las guerras de Cuba por su independencia siempre hubo que destacar el concurso de combatientes nacidos lejos de esta Antilla. La emancipación de la Isla contaba con las simpatías de hombres de las más diversas procedencias geográficas, simpatías que se manifestaban en expresiones de solidaridad, escritas y orales, y en hechos en que iba envuelta la exposición de la vida. Entre los que de los Estados Unidos vinieron a Cuba con el propósito de empuñar las armas en las filas de los libertadores se halló Henry Reeve.

   “"Se le conocía -escribió Gerardo Castellanos García- por El Inglesito. Alto, delgado, rubio, ojos azules, amable. Llegó a Cuba en la expedición del Perrit, que mandaba el general Jordan. No sabía castellano. Ingresó como soldado. El general Luis Figueredo al alistarlo lo declaró inepto. Fue pronto el más intrépido y hábil jefe de caballería de las huestes camagüeyanas. Llegó a brigadier. Ignacio Agramonte lo hizo su hombre de confianza. En el Ejército Libertador gozaba de sólido prestigio."

   “Ramón Roa habló del prestigio de Henry Reeve en unos versos patrióticos. Roa fue digno compañero de El Inglesito: ambos alcanzaron la más alta reputación como guerreadores al lado de Ignacio Agramonte. Y Roa dijo que los valientes a quienes Reeve llevaba a la victoria, en viendo las cicatrices que el bravo tenía ya, lo miraban como una página de gloria de Cuba.

   “En 1876 El Inglesito participó en la invasión de Las Villas por el Ejército Libertador. Atravesó la región central de la Isla con viril resolución. El proyecto de extender la insurrección hasta las puertas de La Habana constituyó una de sus nobles pasiones. En el distrito de Colón, acampado en La Sierra, se encontraba el 4 de agosto de 1876. Allí supo que sobre él-marchaban unos quinientos enemigos. Sin pérdida de momento levantó sus reales y salió en demanda de los contrarios. El y los suyos combatieron brava y eficazmente. Con su machete en alto Reeve se esforzó por ser superior a la dificultad en instantes en que las fuerzas españolas habían diezmado a las cubanas. Sus seguidores quedaron reducidos a sus ayudantes y unos quince hombres más. Su caballo cayó muerto. Cuando su edecán Rosendo García quiso montarlo en otro caballo, el Brigadier le ordenó que se retirase, pues consideraba extremo el peligro. En ese momento Reeve fue herido, y unos minutos después, en duelo fiero con numerosos enemigos, dejó la vida sobre el ensangrentado campo de las primeras avanzadas del Ejército Libertador en Occidente.

   “Del fin heroico de Henry Reeve se escribió que era el del luminoso recorrido de un meteoro. Ciertamente, él se había movido con celeridad casi sobrehumana al servicio de la libertad de Cuba. Al ocurrir su muerte acababa de salir del primer cuarto de su vida. Y aquel a quien un jefe criollo había negado toda aptitud para el manejo de las armas era motivo de asombro y admiración para cuantos, amigos o enemigos, conocían la índole y el alcance de sus proezas.”

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