Algunos en los medios oficialistas han señalado que el cubano que invierte miles de dólares en tratar de entrar a EEUU, no lo hace por huir de la pobreza. Y en buena parte tienen razón.
Conozco a varios trabajadores por cuenta propia, entre ellos varios boteros, que se buscan más de 1.000 pesos cubanos diarios (unos 40 CUC), quiénes me han dicho que están ahorrando ese dinero para irse a EEUU, sea por Ecuador, en lancha o cómo puedan.
Es evidente que no son personas que estén en la pobreza. Ellos y sus familias con un promedio de 40 CUC diarios deben alimentarse adecuadamente y tener resuelta la mayoría de sus necesidades básicas.
Pero ellos no se van de Cuba huyéndole a la pobreza material que también es real para muchos, se van huyendo de la falta de libertades, de la falta de democracia, de la asfixia que provoca un sistema que ha generado persecución y envidia sobre aquellos que prosperan individualmente.
Las personas, los seres humanos, tenemos necesidades superiores a los simples instintos animales que también poseemos. Como seres sociales necesitamos más que comer, abrigarnos o hacer el amor. Necesitamos expresar libremente nuestros pensamientos y desplegar nuestras capacidades adquiridas, realizarnos profesionalmente, conocer el mundo y, mientras más conocemos el mundo global en que vivimos, aspiramos a que nuestras comodidades generales estén al nivel de los más desarrollados.
No nos conformamos con menos. No queremos ser un país del Tercer Mundo. No queremos que nos comparen con Haití o con países hambrientos del África.
No es consumismo, como diría un comunista primitivo, vulgar, sino vivir a tono con el desarrollo de la humanidad toda, a tono con las posibilidades reales que pueden brindarnos nuestro trabajo y nuestros conocimientos.
Cuba, por razones históricas, socioeconómicas y geográficas, desde que llegaron los españoles, se fue convirtiendo cada vez más en centro del Nuevo Mundo. Éramos la Llave del Golfo. El corredor del mundo por donde las naciones desarrolladas tendrían que pasar.
Para el siglo XVII, por ser centro de concentración de las flotas españolas que venían de toda América, San Cristóbal de La Habana era la plaza de mayor desarrollo comercial del continente.
Las colonias inglesas del Norte tenían a Cuba como un referente cultural y comercial.
Siempre Cuba estuvo a la vanguardia del pensamiento político en este continente. Los pudientes enviaban sus hijos a estudiar a París, Roma, Madrid o Londres. De las revoluciones burguesas se nutría el pensamiento de nuestros próceres independentistas. El pensamiento jurídico y social tan avanzado como el de Ignacio Agramonte, o tan integral como el de José Martí, no fueron casualidades.
Las Guerras de Independencia contra España no culminaron por casualidad con la intervención de EEUU y el nacimiento de una República liberal en 1902. Además de geográficamente, cultural, política y socialmente, el surgimiento de la República de Cuba estaba asociado a las luchas de independencia de Norte y Sur América, contra Inglaterra y España, pero por sus características socioeconómicas, poblacionales y culturales estaba más cerca del Norte que del Sur del continente.
El Imperio español, luego de perder el resto del continente, se volcó todo contra los independentistas cubanos. Los gobiernos del Sur prometieron gran ayuda y grandes expediciones que nunca vinieron en auxilio de los cubanos, si bien muchos caribeños, centro y suramericanos participaron en nuestras gestas libertadoras.
La independencia de Cuba se nutrió básicamente del Norte. En Tampa, Cayo Hueso, Nueva Jersey y Nueva York, encontró Martí tierra fértil a sus prédicas, recibió la cooperación de los cubanos del Norte, y fue el gobierno del Norte el que acudió a solicitud de los mambises, aunque reconozcamos que eran muchos los intereses detrás de esa intervención.
Entonces era EEUU el paladín mundial de las libertades.
El pensamiento independentista, libertario, social y liberal cubano del siglo XIX fue el gran precursor del pensamiento revolucionario cubano que condujo a la revolución del 30 y a la Constitución del 40, reconocida como una de las más avanzadas en su época.
Las ansias de libertad, democracia y prosperidad siempre estuvieron en el centro del pensamiento político cubano. Y fueron esas ansias las que llevaron a la revolución triunfante de 1959. Desde entonces, del independentismo cubano se sirvieron los gobernantes para librar su enfrentamiento contra "el imperialismo", pero a costa del maniqueísmo, el estatalismo, el absolutismo y la exclusión que han terminado por ir en contra del sentimiento político libertario más auténtico y tradicional del pueblo cubano, forjado en los últimos siglos.
El deseo de expresar y sentir libertad para hacer lo que uno desee, en marcos elementales de convivencia, es una de las razones principales por las cuales la gente se va de Cuba. Las limitaciones estatales para el progreso de negocios fuera del Estado, sean privados o cooperativos, para poder mercar libremente y desarrollar todo el pensamiento creador de los cubanos, está en el centro del continuado y por momentos enorme, éxodo de cubanos hacia EEUU.
Y es cierto, el éxodo en definitiva no tiene tanto causas económicas, como políticas. Quizás, sin percatarse, estos voceros, han dicho una gran verdad.
Simplemente, porque no solo de pan vive el hombre.
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