Con demasiada frecuencia las diferentes ideologías dividen a los hombres, le ponen etiquetas a izquierda y derecha, enfrentan a grupos de la sociedad civil. No se considera a las personas por sus valores y virtudes humanas, sino por el «bando» ideológico en el que es encasillado, o en que él mismo se atrinchera.
En el caso de Cuba, el Estado, además de clasificar a las personas por su ideología, impone una sola de ellas: el socialismo dizque marxista-leninista que ha sido convertido en una especie de religión oficial obligatoria e irreversible, según el artículo 4 de la Constitución de 2019.
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