viernes, 22 de enero de 2010
CONFISCAR SOBRE LA LEY
Por Odelin Alfonso TornaPublicado AyerSociedadValorar: No valorado
Odelin Alfonso Torna
Periodista independiente. odelinalfonso@yahoo.com
Ver todo los articulos de Odelin Alfonso Torna Arroyo Naranjo, La Habana, enero 21 de 2010, (PD). En mis tiempos de radio mecánico a tiempo completo, tuve un cliente chofer de autos patrulleros llamado Joel. El joven, santiaguero de cuna, cumplía en la capital su período de cinco años (2001-2006) en el Servicio Militar Activo (SMA), en las filas de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR). Logró casarse en la gran ciudad con una joven de familia cederista y revolucionaria. En sus días de descanso salía a buscarse los pesos en la calle con un auto de alquiler, propiedad de su suegro.
Entre sus “hazañas”, Joel me contaba que en horario de patrullaje nocturno desviaba el auto hacia los barrios de San Isidro y Belén. Ahí, a golpe de manguera y succión, extraía del tanque de gasolina diez o quince litros y los vendía. Al terminar la guardia operativa, antes que los oficiales de turno revisaran el depósito de gasolina, Joel se las ingeniaba para retroceder el cuenta millas y otro tanto de combustible se llevaba a casa para sus faenas de alquiler.
Hago este relato porque no son pocos los que confiscan y actúan sobre su propia ley, me refiero a policías que intervienen mercancías o imponen multas a título personal. Y les puedo contar otra historia verídica ocurrida el pasado año.
Apenas se podía salir a la calle en la tarde noche del miércoles 18 de noviembre de 2009. Una banda de nublados con lluvias ininterrumpidas anunciaba la llegada de un frente frío. El mal tiempo no fue obstáculo para que dos patrullas se acercaran sorpresivamente en las inmediaciones de un frigorífico capitalino, ubicado en calle Primera entre 6 y 8, reparto Parcelación Moderna, municipio Arroyo Naranjo. Tres jóvenes fueron arrestados por los patrulleros y un “cuarto sujeto pudo escapar”. Se les ocuparon tres sacos repletos hasta el cuello de carne de res.
Lo extraño de este caso es que los detenidos nunca fueron conducidos a la estación más cercana, tampoco las casi trescientas libras de carne aparentemente ocupadas. Sobre los patrulleros, a pesar de las investigaciones realizadas posteriormente por el Departamento Técnico de Investigación (DTI), nunca se supo a que unidad policial pertenecían.
Los vecinos de la localidad, sin tanto despliegue y acostumbrados a estas escenas, enseguida evaluaron los acontecimientos. Todo fue previamente organizado por los agentes. Se sabía del robo de la carne en el frigorífico, también que iba a cambiar las condiciones del tiempo. En cuanto al cuarto sujeto en fuga, no caben dudas que era el elemento informante.
Existen infinidades de casos como estos dos que les relato. Es inherente al sistema en que subsistimos. Policías que se hacen de la vista gorda por unos cuantos pesos u otros que prefieren partir el melón a la mitad con los infractores. ¿Cuesta trabajo buscar uno o varios culpables en este fenómeno?
A mi confesor cliente, ex patrullero de la PNR, no le alcanzaba su sueldo de 800 pesos. Esperaba un hijo y por ello doblaba turno como botero. Más nunca lo he visto, ni siquiera en su itinerario habitual de pasaje, Habana-La Palma.
De alguna manera el robo autorizado es como confiscar sobre la ley. El punto está en que Liborio o Nicolás resuelvan sin mayores consecuencias y que la suma de dos más dos nunca dé cuatro. Sálvese quien pueda. Enhorabuena.
odelinalfonso@yahoo.com
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