viernes, 28 de mayo de 2010

CHIVOS EXPIATORIOS


Por Osmar Laffita RojasPublicado Hoy

Capdevila, La Habana, 27 de mayo de 2010 (PD) Ninguno de los gerontócratas refugiados en el bunker durante el prolongado tiempo que llevan en el poder han rendido cuentas por las enormes pérdidas económicas ocasionadas al erario público, por los descabellados y demenciales proyectos, todos terminados en estrepitosos fracasos.

Han transcurrido 40 años del fiasco de la zafra de los 10 millones. Desde aquel entonces hasta hoy, han hecho aparecer como el principal culpable del fracaso de la súper zafra a José Borrego, Ministro del Azúcar, que meses antes de la debacle, tuvo el valor de plantear que esa ambiciosa meta no se alcanzaría. Eso le costó que lo sustituyeran.

Pero en el caricaturesco acto masivo en que los gobernantes cubanos reconocieron el fracaso de la mega contienda azucarera, el Dr. Fidel Castro, jefe de gobierno, teatralmente planteó su renuncia. Las masas enardecidas, como en una Tribuna de la Plebe, por aclamación le dijeron que continuara, pero los que presidieron el acto, mantuvieron el silencio cómplice y nadie tuvo el coraje de plantear que ese era la ocasión de restituir nuevamente a Borrego en su cargo y reparar una injusticia cometida.

Ahora resulta que el culpable de la crisis generalizada en que está sumido el sector azucarero es el renunciante Ministro del Azúcar, Luís Manuel Ávila, que llevaba un año en el cargo y que fungió por varios años como segundo del General Ulises Rosales del Toro. Este último, por haber llevado al sector azucarero al estado calamitoso en que se encuentra, fue premiado como Vicepresidente del Consejo de Ministros y designado Ministro de la Agricultura.

Como los principales culpables de que la industria azucarera se encuentre prácticamente colapsada residen en el bunker y como ellos son seres inmaculados, que no se equivocan, la culpa, como ha ocurrido hasta hoy, tenía que cargarla otro y le tocó al defenestrado Ministro del Azúcar.

Algo similar ocurrió con la Batalla de Ideas, un proyecto de Fidel Castro, que se convirtió en la actividad principal en que se involucró el gobierno. La culpa de su fracaso, (por cierto no se dice qué realmente ocurrió) fue del caído en desgracia Otto Rivero, el súper ministro de la Batalla de Ideas.

En junio del 2002 el sector azucarero fue sometido a un profundo ajuste, el plan conocido como la Tarea Álvaro Reynoso”, con el propósito de igualar la producción azucarera con los precios mundiales. En base a este plan se desmantelaron los centrales menos eficientes, dejando los 61 de mayores potencialidades.Esto provocó el despido de más de 100 mil trabajadores, que fueron reubicados en otras actividades. Del total de la caña sembrada, se dejaron 754 200 hectáreas de las plantaciones más productivas.

De acuerdo a esta estrategia, se experimentaría un incremento de la producción de crudo, pero fue todo lo contrario. En la contienda que terminó en junio de 2003, se dejaron de producir 1 243, 9 millones de toneladas, en comparación con las 3 521, 7 millones de toneladas producidas en el 2002.

En el año 2004, hubo un sensible incremento de 252 l00 de toneladas de azúcar, pero no se llegó a los tres millones de toneladas.

Desde el 2005, hasta la recién terminada zafra, la producción azucarera cubana ha ido en caída, no ha sobrepasado las 1,4 millones de toneladas, al extremo de que la contienda de 2010 termina con 1,1 millones de tonelada de azúcar producida, la peor en 105 años.

Este desastre es el resultado del total abandono a que ha estado sometida la industria desde hace 10 años. Los centrales en activo piden a gritos una total reconversión. Los rendimientos cañeros son los peores del mundo. De una media de 65 toneladas de caña por hectáreas, lo máximo que se logró en esta contienda no sobrepasó las 27 toneladas de caña por hectáreas.

Sencillamente el problema reside en que no hay caña para producir azúcar. Es tal el abandono, de las plantaciones cañeras que demandan regadío, reciben solo el 3% de un 30% que hacía 20 años recibía este beneficio.

El asunto es risible y poco creíble. El artículo del periodista Juan Varela Pérez aparecido en el periódico Granma el 5 de mayo, titulado “Faltaron control y exigencia en la zafra”, culpa al Ministro del ramo y sus más cercanos colaboradores de una situación en la que ellos, si bien tienen culpa, no son los responsables directos del desastre.

Los principales responsables de que la industria azucarera cubana esté en la ruina, se encuentran refugiados en el bunker. Son ellos y no otros los culpables directos de haber acabado con esta industria en estos últimos 10 años.

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