jueves, 24 de junio de 2010

LA DECLARACIÓN DE DERECHOS

Publicado para hoy 25 de junio


Por Ramón Díaz-Marzo “La vida no resiste una mirada profunda”
Joseph Conrad.

Habana Vieja, La Habana, (PD) El reciente asesinato de una cubana que sólo llevaba 4 meses en los EEUU a mano de su amante que la asesinó con una pistola a ella y la emprendió a tiro limpio contra 6 empleadas más en un comercio conocido como “El Yoyito”, al sur de Miami, de las cuales 3 mujeres murieron y otras 3 permanecen hospitalizadas, ha logrado convencer a este periodista independiente que la vieja idea de hablar sobre las armas de fuego no podía continuar posponiéndose.

En otros artículos hemos dicho que nuestro planeta está enfermo. Así, no sólo es la naturaleza la que está enferma, sino también las personas. Como cubanos que hemos sobrevivido a una de las dictaduras más larga de la Historia sabemos que nuestra sociedad también está enferma en casi todos los renglones, principalmente en lo político. Pero, ¿qué sería de Cuba si sus ciudadanos pudieran portar armas de fuego? Sería mucho peor de lo que ya lo es. A pesar de que la posesión de armas de fuego está prohibida, diariamente ocurren actos criminales por toda la Isla aunque el Ministerio del Interior no lo reporta a los medios masivos de comunicación que están bajo el control del estado totalitario. Salvada esta aclaración continuemos.

Estoy seguro que son muchas las personas en nuestro mundo que no conocen la diferencia de fechas entre la Declaración de Independencia de los EEUU, y el instante en que, de manera real y efectiva, la Constitución de los EEUU entró en vigor.

Así, yo mismo era un analfabeto en materia de fechas antes de escribir este artículo. No sabía que la Constitución y Declaración de Independencia no habían ocurrido en el mismo día y año. La Declaración de Independencia de los EEUU ocurre en el año 1776, y la entrada en vigor de la primera y única Constitución de los EEUU, conocida como la “Declaración de Derechos”, acontece en el año 1789, la cual se ha mantenido por más de 200 años, y nació un 30 de abril. La “Declaración de Derechos”, constó inicialmente de 10 enmiendas que se han mantenido incólumes hasta nuestros días y a la cual se le han añadido 26 enmiendas más.

Para nuestro artículo, la enmienda que nos interesa es la segunda, la cual declara: “el derecho de los ciudadanos norteamericanos a portar armas de fuego”. Hacía tiempo queríamos escribir este artículo aunque no fuéramos ciudadanos norteamericanos, pero nos preocupa la gran crisis económica y espiritual que hoy enfrenta nuestro vecino del norte. Y el punto es que está relacionado con el culto a las armas de fuego, a la muerte, y violencia individual desmedida que socava el disfrute de la libertad permitiendo que ésta se confunda con el libertinaje.

Por supuesto que una dictadura, sea de izquierda o derecha, posee las armas, y durante un tiempo (no todo el tiempo) defiende las tesis de poder de los opresores frente al pueblo. Pero suponemos que los EEUU no tienen una dictadura, sino un gobierno donde se respetan y se cumplen los tres poderes conocidos: Legislativo, Judicial y Ejecutivo.

Todo el mundo sabe que algunas democracias cuando han atravesado por una crisis suspenden las garantías constitucionales hasta que el equilibro de poder económico y político se restablece. La única democracia que jamás ha suspendido las garantías constitucionales (ni siquiera cuando ha estado en guerra con otros países) son los EEUU. Pero tenga en cuenta lo que acabo de decir: “guerra con otros países”. Así que no se llamen a engaño: aunque el ciudadano norteamericano tenga el derecho constitucional a portar armas de fuego todo el mundo sabe que el verdadero poder de esa gran nación está centralizado y garantiza, para el caso de una persona o grupo de personas que quieran cambiar el actual sistema político norteamericano, que el gobierno siempre tenga el control. Control es la palabra clave. A diferencia de casi todos los países del mundo, el equilibrio político en Norteamérica está protegido.

Pero la ola de violencia que provoca el trapicheo de armas de fuego en los EEUU pondrá en peligro ese “CONTROL”. Para ello, modestamente, proponemos que la segunda enmienda de la Declaración de Derechos sea revisada y ajustada a nuestro tiempo.

De modo que surge la siguiente pregunta: ¿si la modernidad, con su alta tecnología, nos ha traído herramientas para mantener el orden en la sociedad y el orden dentro del propio poder, qué necesidad tienen los ciudadanos norteamericanos de portar armas de fuego, y que esas armas de fuego sean utilizadas por niños y adolescente dentro de sus casas provocando horribles accidentes?

Con esta segunda enmienda creada hace más de 200 años y aun vigente le ofrecen vía libre a los traficantes internacionales de armas de fuego, dentro o fuera de los EEUU.

En la actualidad es evidente que las “democracias” de América Letrina se reciclan con la libertad que se goza en los EEUU, pues todas las armas que actualmente utilizan los carteles de la droga y las guerrillas de izquierda en América Letrina vienen de los propios EEUU aunque algunas también salgan de países como Rusia, Israel, y alguna que otra potencia que no son precisamente los EEUU.

La telaraña del tráfico de armas es mundial. Actualmente en cualquier rincón de la tierra se fabrican armas de fuego. Pero el día que los EEUU decidan abolir o modificar la segunda enmienda de la Declaración de Derechos estoy seguro que el índice de criminalidad descenderá. Por lo pronto estamos padeciendo en América Letrina una sociedad insegura que recibe armas de los propios EEUU a través de los que se dedican al tráfico prohibido de armas y a su vez suben hacia los EEUU grandes cantidades de marihuana y cocaína.

El Congreso, mediante una votación de dos terceras partes en cada cámara, podía iniciar una enmienda. En los primeros tiempos de la república, en el sonado caso de Marbury versus Madison que tuvo lugar en 1803, la Corte Suprema estableció la doctrina de la revisión judicial, que es la facultad de la Corte de interpretar actos del Congreso y decidir su constitucionalidad.

Todos necesitamos cambiar en todas partes para lograr un mundo mejor.

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